El llamado efecto dominó es una reacción en cadena que se pone en marcha cuando un cambio súbito produce un cambio similar en un lugar cercano, lo que a su vez provoca un nuevo cambio de naturaleza similar en un tercer lugar, y así sucesivamente en una secuencia lineal. La imagen de una fila de fichas de dominó que caen una tras otra derribadas por la anterior resulta una metáfora interesante para entender lo que sucede en estos momentos en el Norte de África y Oriente Próximo. Primero fue Túnez. Después, Egipto. Ahora parece el turno de Libia. ¿Y más tarde? Yemen, quizá. Bahrein. Argelia. ¿Irán?
Otra analogía cercana, quizá más propicia, según se desarrollan los acontecimientos, es la del efecto bola de nieve. Lo que empezó como una revuelta en un país pequeño como Túnez (10,5 millones de habitantes) ha tomado cuerpo de revolución y está cambiando la faz de toda una región poblada de regimenes autoritarios (unos 350 millones de habitantes). La característica de este efecto es que se sabe cómo empieza, pero no cómo termina. Un círculo vicioso (inestabilidad, terrorismo) puede haberse puesto en marcha. Otro virtuoso (libertad, prosperidad), también.
La teoría del dominó ganó fama en Estados Unidos durante la época de la guerra fría e hizo carrera especialmente a raíz de la intervención estadounidense en Vietnam, que pretendía justificar. Si caía Vietnam en manos comunistas, explicaban los defensores de la teoría, no tardarían en hacerlo también, como fichas de un dominó internacional, Laos, Camboya, Tailandia, Malasia, Indonesia, Birmania, India… y otros países de una región sobre la que caería un telón de acero como ya había sucedido en media Europa.
Donald Rumsfeld, secretario de Defensa de EE UU durante la administración de George W. Bush, recuperó la vieja melodía del efecto dominó al hablar sobre las ventajas de la invasión iraquí y sobre el ejemplo que un Irak democrático daría a los pueblos de la región, sometidos a dictaduras de distinto pelaje. No parece haber sido un dedo extranjero el que haya puesto en marcha la actual reacción en cadena, no obstante, sino uno interno y colectivo: el de miles de ciudadanos cansados de regimenes autoritarios y corruptos.
Un dominó golpea a otro y este a su vecino, hasta que ya no quedan más fichas. En teoría, independientemente de lo larga que sea la cadena, los dominós caerán. Esto es así porque la energía requerida para derribar cada ficha de dominó es menor que la energía transferida por cada impacto, lo que significa que la cadena se sostiene a sí misma. Buenas noticias, en teoría, para los amantes de la libertad y la democracia. Las buenas noticias, sin embargo, no basta con esperarlas. Hay que propiciarlas.
Para más información:
Luis Martinez, «Libia despúes del embargo». Afkar/Ideas núm. 21, primavera 2009.
Julia Anglès, «UE-Libia: del restablecimiento de relaciones a un futuro acuerdo marco». Afkar/Ideas núm. 21, primavera 2009.
Haizam Amirah Fernández, «El regreso de Libia». Política Exterior núm. 111, mayo-junio 2006.
El pueblo es un volcan dormido y silencioso que, aguanta la opresion a veces con indiferencia y resignacion,pero con limite…que nadie puede predecir cuando realmente se le acaba la paciencia a un pueblo, y luego se produce la errupcion como un volcan de forma espontanea, eso por acumulacion de aguante de injusticias, humillaciones, vejaciones, tratros inhumanos y degradantes,pobreza, corrupcion,fraudes electorales, cambios de la ley fundamental a sus medidas, enriquecimeinto ilicitos, etc…todos estos efecos e ingredientes nefastos y perversos de la gestion publica de forma anormal,son un cultivo de explosion, y de rabia que el pueblo decide hacer algo para acabar con estas practicas insostenibles e inaceptables en el s.XXI
El efecto domino que, sacude actualmente la zona de Africa del Norte(Magreb)y Oriente Medio,(Revoluciones populares)es algo insolito,inimaginable en unas zonas que se decia (inmovilismos) hace a penas unos meses,revueltas de todo un pueblo para reivindicar sus plenos derechos civiles y politicos de forma efectiva, democracia, y todas las libertades fumdamentales que los tratados internacionales y el Derecho reconocen a todas las personas humanas para gozarlas en libertad, por eso las revuelas de estos pueblos son mas que legitimas, y deben expandirse en otras zonas del mismo continente Africano, para acabar con los regimenes dictatoriales, algo que los dictadores no imaginaron, ni estaban preparados que podria ocurrir,al creer que tenian a sus pueblo domados,sumisos e intimidados para siempre para no levantar cabeza, al contrario los regimenes dictatoriales se prepararon mas para prevenir los golpes de estado y los supuestos ataques externos para aferrarse en el poder en detrimiento de la voluntad del pueblo que decian presentar y defender. Hoy es razonable y justo, casi un deber moral para todos los democratas del mundo, solidarizarse y apoyar la valentia de aquellas gentes que se arriesgan con sus vidas para reivindicar sus derechos y en fin poder vivir en libertad con dignidad.