Mientras en España se suceden los acontecimientos –nuevas informaciones sobre las maltrechas cuentas estatales y autonómicas, el debate plurinacional, las protestas contra los recortes–, el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, acudía esta semana a la apertura del debate general de la 67ª Asamblea General de las Naciones Unidas, dedicada a la resolución de conflictos internacionales por medios pacíficos. España formará parte como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU en 2015 y 2016.
La Asamblea General, principal órgano deliberativo de la ONU, está integrado por los 193 Estados miembros de la organización, y se rige por el principio de un Estado, un voto. En los últimos días de septiembre, los representantes de los países han tenido la oportunidad de utilizar la tribuna de oradores y lanzar su mensaje al mundo. La lista de los participantes está aquí. El discurso de Rajoy puede leerse aquí.
Rajoy empezó con una nota optimista, al explicar que cree que el mundo está hoy mejor que hace un año. Puso como primer ejemplo la primavera árabe, que ha supuesto una oleada democrática en una región que parecía condenada al autoritarismo. Y habló del papel que puede desempeñar España como modelo de buenas prácticas. “Nuestra experiencia puede ser útil a todos los países árabes que están viviendo procesos de transición”, afirmó el presidente español.
La marca España –la imagen de España, su reputación internacional– sufre hoy día, sin embargo, un deterioro paralelo al de la economía del país. El presidente de gobierno español mantuvo una reunión, antes de pronunciar su discurso en la ONU, con el consejo editorial del The Wall Street Journal. ¿El objetivo de dicha reunión? Defender ante uno de los diarios más influyentes del mundo la marca país.
En el último año, la prensa internacional ha dedicado noticias, reportajes y artículos a la situación de España, al impacto de la crisis y de las medidas de ajuste adoptadas. Varios ejemplos: la revista estadounidense Time publicaba en mayo un reportaje, titulado “White Elephants on Parade: The Unloved New Castles in Spain”, sobre los costosos proyectos de infraestructuras y arquitectura –hoy paralizados o sin actividades– llevados a cabo por las comunidades autónomas en la última década.
En julio la National Public Radio de Estados Unidos entrevistaba (“Spain’s Crisis Pushes Educated Into ‘Economic Exile’”) a jóvenes españoles con formación superior que habían optado por emigrar, y daba cifras de lo que calificaba como una “fuga de cerebros”. También en julio, The International Herald Tribune sacaba en portada un reportaje, titulado “Spain’s Jobless Rely on Family, a Frail Crutch”, sobre la creciente presión económica que sufren muchos jubilados y abuelos, convertidos hoy en único soporte familiar de hijos y nietos en paro. Libération dedicaba el 26 de julio su primera página a España con un alarmista titular a cinco columnas: “¡Perdidos!”. En el editorial del diario francés se afirmaba que la crisis económica se había convertido en un problema político. El último ejemplo lo hemos tenido con The New York Times, que ha elaborado un reportaje fotográfico titulado “In Spain, Austerity and Hunger”.
Los medios británicos han sido especialmente duros y recurrentes en sus análisis sobre las debilidades del modelo político y económico español, interpretando como un espejismo los logros de las pasadas décadas. El caso español les sirve a Financial Times y The Economist para extraer lecciones negativas de la UE, especialmente del proyecto del euro.
Para más información:
Editorial, “La marca España pasa por Bruselas”. Política Exterior 149, septiembre-octubre 2012.
Ion de la Riva, «En defensa de una diplomacia cultural para España». Política Exterior 147, mayo-junio 2012.
Irune Aguirrezabal, «Un plan de acción exterior integral para España». Política Exterior 146. marzo-abril 2012.