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Vista aérea de la estación compresora del gasoducto de gas natural Jagal, cerca de Mallnow (Alemania), el 24 de marzo de 2022. SEAN GALLUP. GETTY

La lucha por el gas: El GNL catarí y los planes de diversificación de la UE

Catar continúa estrechando lazos con Occidente gracias a su voluntad de contribuir a la estrategia de diversificación energética de Europa. Sin embargo, a corto plazo será muy difícil que aumenten las importaciones de GNL catarí a Europa, debido a la limitada capacidad disponible.
Pier Paolo Raimondi
 |  4 de mayo de 2022

En medio de una crisis geopolítica y energética que se agrava en el continente, la Unión Europea se esfuerza en aumentar las importaciones de gas natural licuado (GNL) como un componente de su objetivo más amplio de reducir su excesiva dependencia del gas ruso. En 2021, la UE importó 155.000 millones de metros cúbicos (bcm) de gas natural de Rusia (140 bcm por gasoducto y 15 bcm de GNL). En el marco de su iniciativa REPowerEU, la Comisión Europea pretende aumentar las importaciones de GNL para sustituir 50 bcm de gas ruso a finales de este año.

En esta búsqueda de la diversificación energética, Catar se ha erigido en un pilar fundamental de la estrategia de la UE. En 2021, Catar representó el 24% de las importaciones totales de GNL de Europa, por detrás de Estados Unidos (26%) y por delante de Rusia (20%). En 2021, las importaciones totales de GNL de la UE alcanzaron los 77 bcm; la cifra aumenta a 108 bcm si se añaden Reino Unido y Turquía. Recientemente, la UE, junto con EEUU, han comprometido ampliamente a Catar, dado su papel de líder en el mercado del GNL y sus estrechas relaciones con Occidente. La industria del GNL de Catar está muy centralizada, a diferencia de las de otros países exportadores de GNL –como EEUU y Australia–, lo que implica que Doha goza de un mayor control sobre el sector y sus políticas de exportación.

A lo largo de la crisis, Catar ha demostrado su voluntad de contribuir a mejorar la seguridad energética europea y sus planes de diversificación. Sin embargo, la posibilidad de que Europa pueda recibir volúmenes adicionales de GNL catarí a corto plazo sigue siendo remota. Esto se debe a que Catar sufre hoy una falta de capacidad de exportación de GNL de reserva. La energía catarí se vende sobre todo a compradores asiáticos –más del 70% de sus exportaciones de GNL– a través de contratos a largo plazo, lo que deja una capacidad de maniobra limitada para aumentar las cuotas. Catar no tiene intención de socavar su reputación de proveedor fiable violando o renegociando sus contratos, que considera sacrosantos. Además, se sabe que los contratos cataríes son bastante rígidos, con limitaciones a los desvíos a terceros Estados o a la reventa de cargamentos de GNL cataríes.

Por tanto, a corto plazo, la capacidad de la UE para importar volúmenes adicionales de GNL de Catar depende de la decisión de sus compradores –principalmente asiáticos– de desviar parte de sus importaciones y de un acuerdo con Doha para aprobar estos desvíos.

 

«Catar no tiene intención de socavar su reputación de proveedor fiable violando o renegociando sus contratos, que considera sacrosantos»

 

Sin embargo, a largo plazo, Catar podría aumentar sus exportaciones a la UE, contribuyendo a reducir la excesiva dependencia europea del gas ruso y reforzando al mismo tiempo el papel estratégico de Doha en los mercados europeos del gas. Esto se debe sobre todo a la estrategia de expansión emprendida durante los años de aislamiento regional de Doha que siguieron al embargo liderado por Arabia Saudí entre 2017 y 2021, y que tenía como objetivo aumentar la autosuficiencia y la capacidad de recuperación catarí.

En 2017, Catar levantó la moratoria autoimpuesta en 2005 sobre la expansión del Campo Norte, que ampliará su capacidad de exportación de GNL de 77 millones de toneladas anuales (Mtpa) en 2017 a 110 Mtpa en 2026. En 2019, Doha anunció una segunda fase que aumentará la producción hasta 126 Mtpa en 2027. La estrategia de expansión pretendía aprovechar las numerosas ventajas competitivas de Catar para responder a la creciente competencia de otros países exportadores de GNL, a pesar de los bajos precios del petróleo y el gas. Se espera que los primeros nuevos volúmenes del Campo Norte estén disponibles a finales de 2025.

Además, Catar está consolidando aún más su posición de GNL a través del proyecto Golden Pass LNG en Texas, en colaboración con ExxonMobil, la primera inversión de Qatar Petroleum en un proyecto de licuefacción en el extranjero. El proyecto, de más de 10.000 millones de dólares, tiene una capacidad de unas 16 Mtpa de GNL y se espera que las exportaciones comiencen en 2024, aunque no está claro si se destinarán a Europa.

Por tanto, Doha podría empezar a satisfacer (en parte) las necesidades de diversificación de gas de Europa en torno a 2024-25, si los Estados de la UE pueden garantizar algunos de estos volúmenes adicionales mediante acuerdos comerciales. Sin embargo, para esas fechas Europa tendrá que haber creado la infraestructura necesaria para recibir y distribuir cualquier importación adicional de GNL de múltiples proveedores, incluido Catar.

 

Búsqueda de equilibrios

Las circunstancias actuales están impulsando la relevancia de Catar en los mercados mundiales de GNL y contribuyendo a consolidar el nuevo estatus político y estratégico de Doha en Occidente. Catar cuenta con amplias ventajas competitivas en la industria del GNL, ya que sus proyectos de GNL son generalmente atractivos en términos económicos, lo que se traduce en un coste medio efectivo de producción más bajo en comparación con otros competidores. Esto también se debe a la producción de condensado y líquidos de gas natural en asociación con el gas natural.

Además, Catar parece ser una opción más favorable en comparación con otros posibles proveedores de gas para Europa –como Egipto, Argelia o Libia–. En efecto, Doha dispone de importantes recursos financieros necesarios para realizar nuevas inversiones, se caracteriza por tener un gobierno estable y cuenta con una población reducida –por lo que sus necesidades de consumo energético son limitadas–, mientras que los demás Estados se enfrentan a importantes retos en (al menos) uno de estos ámbitos. Además, Catar está situado más cerca de la UE que EEUU o Australia, lo que supone rutas de exportación más cortas y baratas para los volúmenes de GNL cataríes. No obstante, garantizar la seguridad energética en Europa no puede depender de un único proveedor, como el propio Catar advirtió a la UE.

Mientras tanto, la UE también necesita conciliar su estrategia de diversificación con sus objetivos climáticos. En este sentido, y en comparación con otros competidores, Catar puede beneficiarse de uno de los índices de intensidad de carbono más bajos del mundo en las cadenas de suministro de GNL. Esto mejorará aún más, ya que Catar se comprometió a reducir la intensidad de carbono de su GNL en un 35% para 2035, gracias a un mayor despliegue de la tecnología de carbono, captura y almacenamiento, con el fin de preparar sus productos para un futuro bajo en carbono. Para 2025-2030, Catar podría convertirse en el mayor exportador de GNL del mundo y asegurarse futuras cuotas de mercado gracias a estas ventajas económicas y medioambientales competitivas.

 

«La UE necesita conciliar su estrategia de diversificación con sus objetivos climáticos»

 

El aumento de las importaciones de GNL a la UE es también un movimiento estratégico para Catar, ya que podría aumentar la cuota europea de su exportación total –actualmente en torno al 25%– equilibrando su actual cartera de exportación de GNL. Doha se enfrentará a una mayor competencia por parte de otros exportadores de GNL –fundamentalmente EEUU y Australia–, sobre todo en su mercado principal: Asia. Además, la estrategia de expansión en curso, más el vencimiento de 20 Mtpa de contratos heredados –sobre todo en el norte de Asia–, significa que a finales de la década más del 60% de la cartera de exportación de Catar está sin contratar. Esto significa que Catar necesita asegurarse nuevos contratos, lo que supone posibles concesiones para la UE.

La rigidez actual del mercado del gas y las ventajas competitivas cataríes en la industria del GNL parecen desplazar el poder del mercado hacia los proveedores, tras un periodo de precios bajos y un mercado energético dominado por los compradores. Por ejemplo, Catar ya ha firmado un contrato con Alemania –aunque no se han facilitado detalles sobre las cantidades y otras condiciones– un mes después de que Japón anunciara su decisión de no renovar los contratos que vencían con Catar.

Esto implica que Catar puede estar dispuesto a firmar nuevos contratos si se satisfacen los factores comerciales y no solo por motivos políticos. En este contexto, Doha ha solicitado una serie de condiciones favorables para sus exportaciones a la UE: evitar la reventa de su GNL fuera de la UE, el cierre de una investigación de la UE sobre el comportamiento del mercado catarí y la preferencia de los contratos a largo plazo sobre el comercio al contado. Catar ya ha logrado el resultado esperado en un ámbito: la Comisión Europea detuvo su investigación –que comenzó en 2018– sobre los contratos energéticos a largo plazo firmados con QatarEnergy en marzo de 2022.

 

«La rigidez actual del mercado del gas y las ventajas competitivas cataríes en la industria del GNL parecen desplazar el poder del mercado hacia los proveedores, tras un periodo de precios bajos y un mercado energético dominado por los compradores»

 

Por último, los elevados precios actuales del gas –los precios europeos a corto plazo han alcanzado un récord histórico– pueden dar lugar a una disminución de la demanda en Europa y en otras partes del mundo, lo que podría inducir un cambio más rápido hacia otras soluciones energéticas, incluidas las soluciones alternativas con bajas emisiones de carbono. En su último informe sobre el mercado del gas, la Agencia Internacional de la Energía afirma que la escasez de oferta, los precios elevados y la mayor incertidumbre del mercado han provocado una revisión a la baja del crecimiento del consumo mundial de gas, que como resultado se prevé que sea negativo para 2022.

Desde la perspectiva catarí, el riesgo es que los altos precios del gas y la mayor competencia de otras soluciones bajas en carbono puedan socavar el papel del gas en la transición energética, cerrando oportunidades antes de que sus volúmenes adicionales de GNL entren en funcionamiento. Por tanto, es crucial que Catar se asegure nuevos contratos antes de que se desvanezca el consumo, demostrando el papel clave del gas natural en la transición energética tanto en los países desarrollados como en los que están en vías de desarrollo.

 

Doha, en el centro

Durante la crisis energética, Catar demostró una actitud más comunicativa en comparación con sus pares del Golfo Pérsico respecto a la actual crisis energética. Mientras que Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos reiteraron su compromiso de mantener los acuerdos de la OPEP+ y, por tanto, se negaron a satisfacer las peticiones de EEUU de aumentar la producción de petróleo, Catar ha expresado al menos su disponibilidad política para apoyar y contribuir a los esfuerzos de la UE por desprenderse del gas ruso. Esto se ha sumado a una nueva centralidad diplomática de Catar respecto a cuestiones regionales clave como Afganistán e Irán, además de albergar la principal base naval de EEUU en el Golfo. Catar ha mediado entre Washington, Afganistán y los talibanes, mientras que sus vínculos con Irán han creado un canal de diálogo con Teherán en el contexto de las negociaciones en curso en Viena sobre la reactivación del acuerdo nuclear iraní.

A principios de 2022, el emir de Catar visitó la Casa Blanca en un momento de gran preocupación por la seguridad en Europa debido a la acumulación de tropas rusas en las fronteras de Ucrania. En esa ocasión, el presidente estadounidense, Joe Biden, anunció que EEUU reconocería a Catar como “principal aliado no perteneciente a la OTAN”, una clasificación diplomática y jurídica que ofrece una mayor formación, cooperación en materia de defensa e investigación militar conjunta. Esta designación fue impulsada por razones diplomáticas, políticas y, más recientemente, energéticas.

Todo ello implica que Catar ha ganado ciertamente un nuevo capital político en Occidente gracias a su voluntad de contribuir a la estrategia de diversificación energética de Europa. Esta voluntad está motivada por la necesidad de asegurar nuevos contratos a largo plazo, aumentar su cuota en los mercados europeos y equilibrar su cartera de exportaciones dada la creciente competencia en su mercado clave (Asia).

Sin embargo, a corto plazo parece bastante difícil que aumenten las importaciones de GNL qatarí a Europa debido a la limitada capacidad disponible. Doha podría aumentar sus exportaciones a la UE una vez que sus nuevos volúmenes de GNL entren en funcionamiento en 2024-25 gracias a sus ventajas competitivas en la industria del GNL. Mientras tanto, Europa debería asegurarse nuevos contratos de gas si pretende reducir su excesiva dependencia del gas ruso. Además, debería invertir en infraestructuras adicionales para recibir y distribuir estas importaciones de gas alternativo por todo el continente. A su vez, estos esfuerzos deberían vincularse a los objetivos climáticos mediante suministros adicionales, fomentando la reducción de las emisiones de metano a lo largo de la cadena de valor a corto plazo, y fomentando la descarbonización del gas a largo plazo.

Artículo publicado originalmente en inglés en la web del Istituto Affari Internazionali (IAI).

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