Somos menos libres. El total de países que viven en completa libertad se ha reducido por primera vez en 2015 y la población en países sin libertad casi iguala a la que vive en países libres. Existen más naciones con proyecciones negativas que naciones con perspectivas de mejora. El informe “Freedom in the World 2016” sobre derechos políticos y libertades civiles de Freedom House confirma que los datos son una tendencia: en 2015 se cumple una década de descenso de la libertad global.
Detrás de este retroceso están las distintas crisis o conflictos abiertos que han acabado superponiéndose y que afectan a la libertad a lo largo del mundo. En los países democráticos aumentan los sentimientos xenófobos y los populismos; en los países en desarrollo se pone en riesgo la obtención de recursos necesarios para sus economías; y en los regímenes autoritarios se persigue todavía más a la disidencia.
En el planeta hay un total de 50 países clasificados como no libres. En una puntuación que debería ir de 0 a 100, Siria destaca como el país con menos libertad, con un resultado agregado de -1. Siria se ha convertido en un territorio en el que los derechos humanos y el Derecho Internacional han desaparecido por completo y la amenaza a la libertad se extiende más allá de sus fronteras. La Unión Europea, por ejemplo, no solo ha fallado a la hora de alzarse como negociador en las primeras etapas de la guerra civil siria, sino que a medida que se ha intensificado el conflicto los principios democráticos europeos se han disipado en su territorio. La crisis de los refugiados abre un intenso debate sobre la debilidad de las instituciones europeas y la incapacidad para mantener sus valores y estándares democráticos. Las consecuencias ya empiezan a verse.
Puede que el conflicto sirio sea el más relevante, pero para explicar una década de descenso de la libertad global hacen falta más factores. Destacan sobre todo el papel de China y de Rusia. Por un lado, China ha impuesto un modelo en el que se unen represión política y crecimiento económico y, afectada principalmente por la bajada de los precios del petróleo, aumenta la censura contra sectores que antes no estaban perseguidos. Por otro, Rusia se muestra cada vez más dispuesta a aumentar su política agresiva como desafío a los valores liberales. Ante la posibilidad de descontento popular, refuerza su aparato propagandístico y la represión hacia los opositores. Pero podemos hablar también de la deriva cada vez más autoritaria de los regímenes del norte de África y Oriente Próximo, los gobiernos populistas en América Latina, la corrupción en economías emergentes y la incapacidad de los países democráticos para alcanzar un liderazgo global.
También Amnistía Internacional deja claro que a cada año que pasa nuestros derechos corren más peligro. Señalan como principales causas un sistema que no tiene capacidad para hacer cumplir el Derecho Internacional y las represiones contra la disidencia, cada vez más generalizadas y con un alto nivel de impunidad. En 2015, más de 120 países infringieron el Derecho Internacional, en al menos 61 países se encarceló a presos de conciencia y en alrededor de 20 se cometieron crímenes de guerra.
El resultado es que, por primera vez en 2015, el número total de países considerados libres se reduce, pasando de 89 a 86 (Lesoto, República Dominicana y Montenegro pierden su denominación de libres). El total de países parcialmente libres es de 59 y el número de países no libres se sitúa en 50, uno menos que el año anterior, tras convertirse Zimbabwe en un país parcialmente libre. Así, un 40% de la población total vive en situación de libertad, un 24% pertenece a un país parcialmente libre y el 36% vive en condiciones de no libertad. Aquí hay que destacar que la población de China representa más de la mitad de ese porcentaje.
Libertad de prensa
Resulta preocupante que en la mayoría de los países a los que Freedom House ofrece más atención se produzca una represión cada vez mayor contra las libertades de expresión y de prensa. En 2015, el derecho a la información y la libertad de expresión fueron restringidos arbitrariamente en al menos 113 países.
Esta evolución va de la mano del número de periodistas asesinados: 800 desde 2005. Solo en el pasado año fueron asesinados 110 periodistas profesionales, cifra a la que hay añadir 27 periodistas-ciudadanos y siete colaboradores de medios de comunicación. Reporteros Sin Fronteras denuncia que se desconoce el motivo del asesinato de 43 periodistas debido a la impunidad y a la falta de investigación. Además, dos tercios fueron asesinados en países que no se encuentran en guerra.
La existencia de grupos yihadistas cada vez más sangrientos ha desatado una violencia extrema contra los periodistas. Para grupos como Dáesh, al-Shabaah o Boko Haram, los reporteros se han convertido en objetivos militares. Para Dáesh “un artículo crítico es un artículo de guerra” e incluso existen normas para su actuación. Tras la toma de Deir Ezzor, Dáesh publicó un documento que contenía 11 mandamientos que debían cumplir los periodistas. El incumplimiento de cualquiera de ellos está penado con la muerte.
Dáesh también está llevando a cabo un acercamiento más pragmático. La estrategia más común para censurar la información es el secuestro. Los periodistas secuestrados se convierten, en algunas ocasiones, en fuentes de ingresos. Suele ser el caso de los periodistas internacionales, por cuyos rescates se han llegado a pagar diez millones de dólares. Por otro lado, destaca el caso de John Cantlie, periodista británico que está siendo utilizado por Dáesh para sus acciones propagandísticas. Dáesh no busca la eliminación de la información, sino que está creando una máquina propagandística encargada de transmitir el mensaje yihadista, por lo que los medios de comunicación se han vuelto esenciales.
Reporteros Sin Fronteras advierte de otro riesgo añadido para los periodistas. En muchas ocasiones es la guerra contra el terror la que limita la libertad de prensa. Mientras que algunos gobiernos impiden el trabajo de los periodistas al considerarlos obstáculos en la lucha antiterrorista, otros son falsamente acusados de espionaje o apología del terrorismo por realizar su trabajo.
Perspectivas de la libertad global
No parece arriesgado anticipar que durante 2016 los índices de libertad continuarán en descenso. El “Informe sobre la libertad en el mundo 2016” destaca 16 países cuya tendencia es negativa. No está limitado solo a zonas en conflicto. En esta lista aparece Estados Unidos, como consecuencia del aumento de la financiación privada en el proceso electoral, los obstáculos del sistema legislativo, las disfunciones en el sistema judicial o el aumento de la discriminación racial.
En casi todos los países con tendencias negativas se dan altos niveles de corrupción, censura y persecución hacia opositores y activistas. Freedom House propone una lista de países que merecen un seguimiento especial durante 2016. Entre ellos están países que acaban de llevar a cabo elecciones con particular importancia (Venezuela), gobiernos que han aumentado su agresividad (Angola, Kuwait) o los que registran una deriva política preocupante (Polonia).
Frente a las tendencias negativas, cuatro países han demostrado señales positivas, convirtiéndose en ejemplos: Burkina Faso y Sri Lanka son los países que, con diferencia, más han aumentado sus índices de libertad. En Burkina se han celebrado las elecciones más exitosas de su historia y la instauración de un gobierno civil tras un golpe militar fallido. En Sri Lanka, la celebración de unas elecciones libres abre paso a mayores libertades. Nigeria ha conseguido la llegada al poder de la oposición de forma pacífica. Y en Birmania la oposición ha conseguido una victoria abrumadora en una elecciones consideradas libres.
La celebración de elecciones competitivas sigue siendo la mejor forma de garantizar las libertades básicas de la ciudadanía. Pero, como destaca Amnistía Internacional, muchos de los logros más importantes siguen siendo fruto de la organización y el activismo de la sociedad civil. En la mayoría de las ocasiones, son los gobiernos los que priorizan sus intereses perjudicando a los ciudadanos. La principal razón por la que muchos gobiernos siguen actuando de tal forma es el alto nivel de impunidad. Las Naciones Unidas, a través de una mayor protección de los derechos humanos y medidas de rendición de cuentas, podría tener en sus manos conseguir mayor responsabilidad de los Estados y evitar que siga retrocediendo la libertad en el mundo.
Muy interesante artículo. En qué medida este análisis está vinculado a este otro artículo de Política Exterior: Obama, el presidente hipocrático http://www.politicaexterior.com/actualidad/el-presidente-hipocratico/. ¿Están relacionados ambos hechos? ¿Qué tanto influye la pérdida de su rol como policía del mundo de los Estados Unidos la merma en los indicadores democráticos globales?