El verano ha terminado y Grecia sigue caminando sobre el alambre. El país heleno no ha quebrado, pero cada vez son más los observadores cualificados y actores implicados que creen en la inevitabilidad de un default. Y si se logra que dicha insolvencia sea ordenada, mucho mejor.
La deuda griega no deja de aumentar y alcanza ya los 370.000 millones de euros. Cuando Argentina quebró en 2001 su deuda era de 82.000 millones de dólares. Rusia sucumbió en 1998 con una deuda todavía menor: 79.000 millones. Según cálculos del Fondo Monetario Internacional (FMI), la deuda griega alcanzará en 2012 el 189% del PIB, muy por encima del 172% previsto en junio.
El gobierno presidido por Yorgos Papandreu sigue profundizando en los recortes, mientras la oposición social aumenta. Así se lo vienen reclamando los representantes de la Comisión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo, la llamada troika, para continuar recibiendo los fondos del plan de rescate. Los nuevos recortes afectan a las pensiones y a una parte importante parte de los funcionarios públicos. Junto a este plan de ajuste, el gobierno relanzará el ambicioso programa de privatizaciones.
¿Qué sucedería si Grecia quiebra? En primer lugar, que los sufrimientos experimentados por los argentinos a principios de la pasada década cruzarían el charco hasta instalarse en el corazón de Europa. Los bancos griegos sufrirían una desbandado de depósitos, lo que provocaría el colapso del sistema financiero y una caída de hasta el 50% del PIB. Las consecuencias no se limitarían a Grecia, por supuesto. La presión sobre Italia y España aumentaría, perdiendo valor sus bonos, junto con los portugueses e irlandeses. Por último, el impacto sobre los bancos europeos, muy expuestos a Grecia, sería notable.
Nada comparable, eso sí, con el impacto en la propia sociedad griega. “La gente habla de una suspensión de pagos ordenada, pero nadie sabe qué significa eso –afirma el economista griego Yannis Stournaras, en una entrevista en el diario El País—. Lo que vivió Argentina hace una década es un juego de niños en comparación con lo que puede pasar aquí. El orden social y económico que conocemos se iría por el desagüe”.
El desagüe, por el momento, permanece tapado.
Para más información:
José Enrique de Ayala, «Carta de Europa: Estrangulamiento económico de los países periféricos». Política Exterior núm. 142, julio-agosto 2011.
Nouriel Roubini, «Greece’s best option is an orderly default». Financial Times, septiembre 2011.
The Economist, «The costs of break-up: After the fall». Artículo, septiembre 2011.