El 30 de noviembre no deparó sorpresas. La ventaja de Tabaré Vázquez, del oficialista Frente Amplio (FA), sobre Luis Lacalle Pou (Partido Nacional), parecía lo suficientemente grande como para asegurar a la izquierda, salvo imprevistos de última hora, otros cinco años en el gobierno de Uruguay. El resultado confirma los pronósticos: el FA vence con un 53% del voto, en un clima de cordialidad que contrasta con el de otros países en la región. Vázquez sustituiría a José Mujica (el presidente “más radical” del mundo según Giles Tremlett y el “último héroe de la política”según Emir Kusturica) el 1 de marzo de 2015, retomando la dirección de un país que ya presidió entre 2005 y 2010, cuando condujo a la izquierda a su primera victoria sobre colorados y nacionales, los partidos históricos de Uruguay.
En la primera vuelta, celebrada el 26 de octubre, el supuesto tirón electoral de Lacalle y Pedro Bordaberry, candidato del Partido Colorado, generó expectativas y un mayor dinamismo. Pero no se dio la misma incertidumbre de cara a la segunda. El apoyo a Lacalle de Bordaberry amenazaba con hacer perder a la izquierda su mayoría parlamentaria. El FA sale de las elecciones reforzado, al retener su mayoría parlamentaria.
El dominio de la izquierda no sorprende. Aunque no han cuestionado los fundamentos de una economía de mercado, los gobiernos del FA han reducido considerablemente los índices de desigualdad y pobreza en Uruguay. La economía uruguaya va camino de cumplir doce años de expansión, con índices de crecimiento superiores a la media regional. La “agricultura inteligente” es el principal motor económico. En 2005 Uruguay producía y exportaba comida para alimentar a nueve millones de personas; ahora puede alimentar a 28 y espera alcanzar los 50. Otro nicho, gracias a una mano de obra cualificada, es la industria del software. Las únicas nubes en el horizonte son la inflación (8,4%) y un crecimiento económico (2,8%) menor que en 2013, debido en parte al descenso de la demanda china de materia prima.
Uruguay permanece fiel a su reputación. La “Suiza de América Latina”: es un oasis de prosperidad, y también un paraíso fiscal para capital argentino y brasileño. La ausencia de pobreza, desigualdad o conflictividad social mantiene a la izquierda instalada en una agenda socioliberal, con la legalización del matrimonio gay y la marihuana como los proyectos recientes más destacados. A pesar de todo, quedan retos considerables por resolver. Uruguay se ha deslizado en el informe PISA, la seguridad es un problema creciente para muchos ciudadanos, y la legalización de la marihuana continúa teniendo aspectos que no han sido explicados.