El mundo necesita más tierras raras disponibles. Estos metales se utilizan en tecnologías de transición energética como los vehículos eléctricos y las turbinas eólicas, en la mayoría de los aparatos electrónicos contemporáneos y en algunas aplicaciones de defensa. Se prevé que en las próximas décadas la demanda de tierras raras aumente entre 2 y 8 veces respecto a la oferta actual.
Las tierras raras forman parte de una compleja cadena de valor mundial. Se necesita una gran experiencia para convertir los concentrados extraídos en óxidos refinados, separados y de utilidad industrial. Gracias a una inversión eficaz a largo plazo en toda la cadena de suministro de tierras raras, China ha conseguido entre el 50% y el 60% de la cuota de mercado de la minería y alrededor del 90% en la fase de procesamiento intermedio.
En los últimos años, la demanda interna china ha empezado a superar a la oferta debido a la expansión de los mercados de vehículos eléctricos y de energías renovables. Pekín ha empezado incluso a importar tierras raras pesadas cruciales de Myanmar, una fuente de suministro que se ha visto interrumpida por la pandemia de COVID-19 y la guerra civil.
Cuando China anunció la creación de una nueva empresa estatal, China Rare Earth Group, en enero de 2022, provocó un gran revuelo. La nueva megafirma controlará el 60-70% de la producción china de tierras raras, lo que se traduce en el 30-40% de la oferta mundial.
«China ha conseguido entre el 50% y el 60% de la cuota de mercado de la minería y alrededor del 90% en la fase de procesamiento intermedio»
Esta extraordinaria cuota de mercado es similar a la del 50% de la fabricación mundial de semiconductores de Taiwan Semiconductor Manufacturing Company. La historia reciente pone de manifiesto los problemas de una concentración de mercado tan elevada. Los problemas en las cadenas de suministro exacerbados por la pandemia han demostrado cómo la dependencia de una sola empresa o país puede ser peligrosa y crear serios problemas cuando la empresa o el país de origen no puede cumplir. La alta concentración de la producción y las dependencias comerciales asimétricas han potenciado el uso de políticas comerciales y de inversión coercitivas en todo el mundo.
Los países que dependen de las importaciones, como Japón y Estados Unidos, han titulizado las tierras raras, junto con otros minerales que recientemente se han considerado «críticos». A finales de 2021, un funcionario del departamento de Defensa estadounidense comentó que el sector de los materiales críticos es un “microcosmos de las fuerzas geopolíticas y geocompetitivas que dan forma al siglo XXI”.
EEUU ha revitalizado la producción nacional de minerales de tierras raras, pero sigue dependiendo de China para la mayor parte del procesamiento posterior y carece de una cadena de suministro independiente. Japón, por su parte, se ha visto obligado a invertir en la diversificación desde hace más de una década. En este caso, impulsado por la prohibición de exportar tierras raras y en medio del recrudecimiento de la disputa territorial con China. Pero Tokio se enfrenta a retos similares a los de EEUU para desarrollar una cadena de suministro independiente de tierras raras. Construir una nueva cadena de suministro puede llevar hasta una década, y la mayoría de los proyectos propuestos fracasan.
La preocupación por el suministro de tierras raras desde China no es infundada. En la década de los 2000, China aplicó restricciones cuantitativas a la exportación de tierras raras y en 2010 prohibiciones a la exportación de estos materiales a Japón. Esto hizo temer a los países importadores que las tierras raras chinas pudieran ser una herramienta de tecno-nacionalismo. La OMC se pronunció en contra de estas restricciones, lo que llevó a China a aplicar cuotas de producción que también restringían la oferta. En EEUU, las partes interesadas vinculan estas preocupaciones con las aplicaciones de defensa de las tierras raras, enlazando con el discurso de Washington sobre la competencia y el desacoplamiento económico con China.
China lleva tres décadas suministrando tierras raras al mundo. La investigación y el desarrollo chinos han aumentado la eficiencia y el rendimiento de la extracción y el procesamiento de estos materiales. La mayor integración vertical de China Rare Earth Group probablemente mejorará el rendimiento de las minas existentes.
«Los materiales críticos son un microcosmos de las fuerzas geopolíticas y geocompetitivas que dan forma al siglo XXI»
El China Rare Earth Group es el resultado de la fusión de tres grandes conglomerados mineros y dos institutos de investigación. Controlará las tierras raras pesadas y medias de China, bajo la supervisión de la comisión de supervisión y administración de activos estatales del Consejo de Estado. En el futuro podría surgir otra megafirma de tierras raras que controle las tierras raras ligeras de China.
Los principales objetivos de la nueva megaempresa están arraigados en la economía política nacional, como la consolidación del mercado bajo el control del Estado, la adecuación de la oferta a la demanda, el énfasis en la integración vertical y la producción nacional de mayor valor añadido, y una mayor estabilidad de los precios. Los precios de las tierras raras han aumentado debido al incremento de la demanda y a las restricciones impuestas a los productores chinos, sobre todo por la normativa medioambiental.
Es probable que esta consolidación afiance la posición dominante de China en el mercado mundial, especialmente en el posprocesamiento. Para los gobiernos y las empresas preocupados por las tierras raras como cuellos de botella de la cadena de suministro, esta noticia exacerbará esa preocupación. Deberían aprovechar esta oportunidad para redoblar los esfuerzos por diversificar las cadenas de suministro mediante enfoques basados en el mercado y asociaciones público-privadas. Dado que una de las cadenas de suministro de tierras raras no chinas depende de los minerales rusos y del procesamiento estonio, los responsables políticos deberían despertar a las realidades y desafíos de una diversificación amplia y resistente.
Los países de la OCDE deberían diversificarse incluso en ausencia de la competición geopolítica. La diversificación y la resistencia de las cadenas de suministro son necesarias para seguir el ritmo de la transición verde y para responder a las exigencias de las políticas propuestas para el Green New Deal. Los responsables políticos deberían considerar esta fusión como un empujón para afrontar el reto de un futuro energético verde.
Artículo publicado originalmente en la web de East Asia Forum.