#ISPE: Estados Unidos, los halcones vuelan bajo

 |  24 de septiembre de 2012

 

Esta semana en Informe Semanal de Política Exterior: política exterior de EE UU.

La política exterior había estado prácticamente ausente de la campaña electoral de Estados Unidos hasta las protestas en el mundo islámico contra una película difamatoria del islam. En la última encuesta del New York Times/CBS News Poll, solo el 4% la consideraba su principal preocupación, mientras que Barack Obama mostraba una ventaja de dos dígitos en ese campo sobre su rival republicano, Mitt Romney.

La muerte del embajador Christopher Stevens en Bengasi ofreció al candidato conservador la oportunidad para recuperar terreno en ese área, acusando a Obama de debilidad frente a los enemigos externos del país. Romney había dicho antes que el fin de la guerra en Irak fue “trágico”, prometió aumentar el gasto militar hasta el 4% del PIB, consideró a Rusia “nuestro adversario geopolítico número 1” y que el objetivo en Afganistán debía ser derrotar a los talibanes en el campo de batalla. Pero ese tipo de lenguaje y su proximidad a ideólogos neocon procedentes de la administración de George W. Bush como Dan Senor o John Bolton, no le han ayudado a rentabilizar las dificultades externas de Obama. EE UU tiene el 4,5% de la población mundial y genera el 25% del PIB global, pero representa el 50% del gasto militar.

Pero las frustraciones militares en Irak y Afganistán –unas guerras que han costado casi tres billones de dólares y la vida de unos 7.000 soldados–, han generado una “fatiga intervencionista” entre los electores. Hoy solo un 30% cree que la guerra en Afganistán valió la pena. Según una reciente encuesta del Chicago Council on Global Affairs, menos del 10% quiere que su país siga siendo el líder mundial preeminente en la resolución de los problemas mundiales. Un 51% es partidario de retirar las tropas desplegadas en Europa.

Obama no ha tenido grandes éxitos en el frente externo fuera de la operación que eliminó a Osama bin Laden y la retirada de Irak. El conflicto palestino-israelí sigue estancado y tampoco nada se ha movido en Corea del Norte, Irán o Cuba y no ha logrado un impacto transformador de la diplomacia internacional o avances en las rondas comerciales o frente al cambio climático. Sin embargo, no se puede decir que haya sido un presidente débil.

Guiado por su cautela política e innato pragmatismo, Obama ha eludido operaciones de gran envergadura, pero ha enviado fuerzas militares al menos a ocho países, desde Pakistán a África occidental. Sin renunciar al liderazgo mundial de EE UU, ha intentado compartir responsabilidades con otros países cuando ha sido posible o necesario. La intervención en Libia es un ejemplo del éxito de la “doctrina Obama”.

En Egipto, la Casa Blanca solo abandonó a Hosni Mubarak cuando su caída era segura, pero durante la transición ha evitado una ruptura con los nuevos actores políticos emergentes en El Cairo. El presidente, el vicepresidente, Joseph Biden, y la secretaria de Estado, Hillary Clinton, han diseñado una política exterior flexible, gradual y adaptada a las circunstancias, demostrando una notable capacidad para improvisar sobre la marcha.

Según David Rothkopf, exasesor de Bill Clinton, “Obama prefiere la microcirugía a las operaciones a corazón abierto”. Durante la administración Bush, hubo un ataque de aviones no tripulados (drones) cada 43 días; durante los dos primeros años de la de Obama, cada cuatro. Aunque desde Malí a Pakistán, los grupos yihadistas siguen activos, en la mayor parte de los países sus causas son locales y sus principales enemigos otros musulmanes.

En otros frentes, ha normalizado las relaciones con Rusia, ratificando el tratado Start de reducción de armas estratégicas; logrado un consenso para reforzar las sanciones contra Irán y establecido un modus vivendi con China. Con solo 72 misiles nucleares intercontinentales, frente a los más de 2.000 de EE UU, China es una potencia militar emergente, pero básicamente disuadible. Algo similar sucede con Irán, un país al que solo el 30% de los árabes ve con alguna simpatía. Con ello, la balanza se inclina a favor de Obama.

 

Para más información:

Jaime de Ojeda, «Obama ante la previsible reelección y la posible derrota». Política Exterior 149, septiembre-octubre 2012.

Darío Valcárcel, «La visión estratégica de Zbigniew Brzezinski». Política Exterior 149, septiembre-octubre 2012.

William Pfaff, «La política exterior de EE UU y la idea de progreso». Política Exterior 145, enero-febrero 2012.

Council on Foreign Relations, «Campaing 2012. Resources on the foreign policy dimensions of the 2012 U.S. presidential race». Documentación, septiembre 2012.

Brookings, «Two Candidates’ Views on Defense». Artículo, septiembre 2012.

 

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