italia europa
GETTY

#HablamosDeEuropa: La determinación europea de Italia

La Europa de hoy se erige sobre cimientos sólidos, que nos han permitido alcanzar muchos y significativos avances. La manera en la cual nos estamos enfrentando a los retos actuales lo demuestra claramente. Queda mucho por hacer e Italia seguirá trabajando en este sentido, junto a un socio prioritario como España.
Riccardo Guariglia
 |  26 de septiembre de 2022

Los italianos consideramos la Unión Europea como una comunidad natural de destino en la cual ha sido posible promover y realizar, a lo largo de los últimos 70 años, nuestras aspiraciones de paz, de libertad, de seguridad y de bienestar. En calidad de país fundador, Italia ha acompañado el proceso de integración europea en todas sus etapas, convirtiendo Roma en un cruce imprescindible en la construcción de la unidad europea. Los italianos reconocemos, pues, en la entrada en la UE una elección histórica que unió el continente tras décadas de guerras sangrientas y que hoy permite encarar retos globales a los cuales los países no habrían podido enfrentarse a nivel individual con la misma eficacia.

La dimensión continental sigue siendo imprescindible, lo que demuestra la amplitud de miras de los padres fundadores en 1957, cuando firmaron el Tratado de Roma. Las crisis recientes –la pandemia por Covid-19, la agresión rusa a Ucrania y la consecuente crisis energética– nos indican que es necesario hacer avanzar el proyecto europeo, manteniéndolo en línea con las aspiraciones de los ciudadanos.

La Conferencia sobre el Futuro de Europa, que se cerró el pasado mayo, ofreció la oportunidad de involucrar a los ciudadanos en el debate sobre los retos y las prioridades para construir la Unión de mañana –y al mismo tiempo de acercarlos aún más–. La conferencia contó en Italia con una amplia participación, lo que pone de manifiesto la importancia que la UE tiene para los italianos. Con hasta 750 eventos incluidos en la plataforma digital multilingüe europea, nuestro país fue el segundo por número de iniciativas; fuimos, además, entre los seis países que organizaron un panel nacional de ciudadanos dedicado a la conferencia. Finalmente, distintas propuestas italianas fueron incluidas en las 49 finales adoptadas. ¡Un resultado y una aportación de los que estar orgullosos!

Italia quiere seguir con determinación en esta perspectiva de reflexión y renovación. Los ciudadanos italianos piden que Europa funcione mejor y se haga mayormente cargo de aquellos asuntos que tienen un alcance transnacional o incluso global: por ejemplo salud, política social o defensa. Peticiones legítimas que alimentan la aspiración de una Europa más activa y comprometida con la solución de los problemas que padecen nuestras sociedades. El deseo es que pueda pronto ponerse en marcha un proceso de transformación que vaya en la dirección marcada por los ciudadanos.

 

Cohesión para una mayor prosperidad y libertad

A lo largo de setenta años de integración europea, hemos alcanzado –juntos– resultados extraordinarios e impensables: un mercado interior de más de 400 millones de personas con reglas comunes y una única frontera aduanera; la Unión Económica y Monetaria con el euro; un espacio en el cual nuestros jóvenes, gracias al programa Erasmus, pueden vivir experiencias de estudio compartidas y construir una nueva base de conocimiento mutuo. Gracias a Schengen, además, hemos creado un área de libertad, seguridad y justicia sin controles fronterizos internos. Italia siempre ha formado parte activa de estos logros, convencida de que una UE cohesionada aporta mayor prosperidad y bienestar.

Por su parte, Europa ha puesto en marcha en Italia transformaciones que han beneficiado a la sociedad, contribuyendo a incrementar los derechos para los ciudadanos, a impulsar reformas y a enriquecer las instituciones. En este marco, las trayectorias de desarrollo italiana y europea están entrelazadas, se mezclan y se superponen, sobre todo a nivel de crecimiento económico y social.

Si consideramos ejemplos concretos, es evidente que distintos fondos UE contribuyeron, a lo largo de los años, al desarrollo de las infraestructuras del sur de Italia, con consecuencias positivas para la economía nacional en su conjunto. Además, la participación de Italia en el Eurogrupo fomentó la estabilidad de los parámetros económicos de nuestro país, aumentando por lo tanto la confianza de los inversores.

 

«En los grandes retos planteados por la transición ecológica y por la reestructuración geoestratégica de los suministros energéticos y de las interconexiones, Italia y España tienen una visión compartida y deben aprovechar la oportunidad de afirmarla»

 

Más recientemente, Italia ha aportado mucho a la UE a la hora de alcanzar objetivos clave para su futuro; entre ellos, la gestión de los fenómenos migratorios, la reforma de las reglas fiscales y el Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia, sobre los cuales registramos una gran sintonía de miras con España. En los grandes retos planteados por la transición ecológica y por la reestructuración geoestratégica de los suministros energéticos y de las interconexiones, Italia y España tienen una visión compartida y deben aprovechar la oportunidad de afirmarla. Además, hay muchos otros sectores en los que mantenemos puntos de vista comunes o en los cuales podemos trabajar para acercar las respectivas posturas a beneficio de la Unión y de su futuro.

A este respecto, estamos convencidos de que el futuro del proyecto europeo está vinculado con el proceso de integración y con su trayectoria, lo que permitirá plasmar las herramientas con las cuales la UE se enfrenta a nuevos retos. Italia trabaja para una Europa ampliada y más ágil en sus mecanismos de toma de decisiones, para poder dar respuestas concretas a fenómenos muy complejos. Seguramente, para el futuro, la Unión tiene que ser capaz de decidir de manera eficaz y rápida, sin quedarse bloqueada o aceptar soluciones menos valientes.

La guerra en Ucrania ha demostrado que podemos y debemos ser ambiciosos, para fortalecer la democracia contra la autocracia, la protección de los derechos humanos contra los abusos, el respeto del Derecho Internacional contra cualquier violación y manipulación, la verdad histórica contra intentos de falsificación.

Estar a la altura del actual delicado momento histórico significa saber superar los particularismos y mirar a los intereses superiores, sacando adelante una idea de Europa más democrática, con una gobernanza económica capaz de acompañar las transiciones gemelas y una política industrial que fortalezca la competitividad global de las empresas europeas. La Unión necesita una política migratoria que no penalice a ciertos países frente a otros, que represente un baluarte del Estado de Derecho y de la protección de los derechos humanos.

 

Una fuerza mediterránea

La Europa de hoy se erige sobre cimientos sólidos, que nos han permitido alcanzar muchos y significativos avances. La manera en la cual nos estamos enfrentando a los retos actuales lo demuestra claramente. Queda mucho por hacer e Italia seguirá trabajando en este sentido, junto a un socio prioritario como España. Es evidente la ventaja para nuestros dos países de trabajar codo a codo según prioridades e intereses convergentes, los cuales surgen de nuestra historia, cultura y raíces comunes. Juntos somos una “fuerza mediterránea”: con un peso demográfico correspondiente a más del 25% de la población europea y un polo de atracción para los otros países europeos del sur, algo que puede beneficiar a Europa en su conjunto.

La reunión del grupo Med-9 del próximo 30 de septiembre en Alicante servirá a aglutinar las perspectivas de los países mediterráneos de la UE sobre temas que el conflicto en Ucrania ha vuelto aún más urgentes. España, pues, tiene una primera ocasión a corto plazo para ejercer su liderazgo en una fase muy delicada de la historia. A medio plazo, la oportunidad y el reto va a ser claramente la presidencia de turno española del Consejo de la UE en 2023, que Italia apoya con convencimiento.

Tenemos una gran confianza en cuanto a la capacidad de España de gestionar perfectamente un ciclo que promete ser crucial. Creemos que un país tan vinculado a nosotros podrá ejercer una influencia especialmente positiva sobre múltiples procesos de relevante interés mutuo. Mucho dependerá también de la evolución del escenario internacional, en primer lugar la guerra en Ucrania, sobre la cual resulta complejo hacer previsiones. En los próximos meses se entenderá mejor cómo el desarrollo de las distintas crisis actuales va a redefinir las prioridades de la UE. El reto para España es sin duda de gran alcance, ya que los problemas que requieren acciones rápidas y concertadas se van sumando a cuestiones anteriores, cuya solución ya no se puede postergar.

Confiamos en que España, tan cerca de Italia por sensibilidades afines y perspectivas comunes, sepa dar un fuerte impulso a procesos decisorios sobre temas clave para el progreso y el bienestar de nuestros países y de nuestras sociedades.

Este artículo se publica en el marco de la iniciativa Hablamos de Europa, organizada por la Secretaría de Estado de la Unión Europea del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europa y Cooperación.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *