El 31 de diciembre de 2011, Estados Unidos se retira de Irak. ¿Qué deja atrás, tras casi nueve años de misión? En primer lugar, 4.487 soldados muertos (y más de 30.000 heridos). En la guerra de Corea perdieron la vida alrededor de 36.000 soldados (a los que habría que sumar 8.000 desaparecidos en combate). En la de Vietnam, 58.000 muertos (más 1.600 desaparecidos en combate).
¿Y en el lado iraquí? Durante las semanas que duraron los combates principales las fuerzas iraquíes bajo el mando de Sadam Husein perdieron entre 7.600 y 10.800 hombres. Tras la caída del régimen, la lucha contra la insurgencia ha dejado 16.623 muertos entre las fuerzas de seguridad iraquíes. Y 21.200-26.400 muertos entre los miembros de la insurgencia. En total, alrededor de 50.000 iraquíes muertos, a los que hay que sumar los más de 100.000 civiles que han perdido la vida. Las estimaciones varían según las fuentes.
Agosto de 2011 fue el primer mes desde marzo de 2003 donde ningún militar estadounidense fue abatido mortalmente en Irak. El día 15 de ese mes, una cadena de atentados sacudió diez ciudades iraquíes, dejando al menos 60 muertos. El mes anterior, julio de 2011, habían muerto 259 personas en ataques terroristas.
Se calcula que la guerra ha costado a la administración estadounidense 845.000 millones de dólares, mientras que el coste total que ha supuesto para la economía del país se estima en tres billones de dólares. Estados Unidos ha destinado en fondos para la reconstrucción 61.830 millones de dólares. A ello hay que sumar los 107.410 millones aportados por los propios iraquíes, más 13.000 millones aportados por el resto de la comunidad internacional. En total, 182.270 millones para reconstruir un país asolado por una dictadura de 24 años, por tres guerras y por dos ocupaciones. Entrenar, organizar y equipar la policía iraquí, por ejemplo, le ha costado a Estados Unidos 8.000 millones de dólares. Una buena recopilación de datos la ofrece el último «Quarterly Report to Congress», del Special Inspector General for Iraq Reconstruction.
A mediados de octubre había desplegados 39.500 soldados, repartidos por 18 bases. En el cénit de la ocupación, en 2008, había más de 500 bases estadounidenses en Irak. Al igual que el despliegue invasor, el proceso de retirada está resultando un desafío logístico. En una semana a principios de octubre se movieron por Irak 399 convoyes formados por 14.000 camiones, encargados de transportar tropas y material.
Petróleo y corrupción
La economía iraquí es una de las que más rápido crece en el mundo. El Fondo Monetario Internacional ha revisado sus previsiones de crecimiento para Irak en 2011, rebajando la cifra de crecimiento del PIB del 12,2 al 9%.
La economía del país depende principalmente de la industria del gas y el petróleo. Actualmente, Irak produce 2,56 millones de barriles de crudo al día, de los que exporta 2,18 millones. Las ganancias por estas exportaciones rondan los 19.600 millones. El objetivo es producir 12 millones de barriles al día para 2017. Un desafío mayúsculo dada la débil infraestructura, la ausencia de una nueva ley de hidrocarburos y la inseguridad que sufre Irak.
La corrupción es otra de las lacras que aquejan al país. Osama al Nujaify, el portavoz del Consejo de Representantes, la cámara baja iraquí, afirmaba en octubre que la corrupción se ha extendido “como un pulpo” por el gobierno, con uno de los tentáculos agarrado con firmeza al ministerio de Electricidad. La falta de suministro eléctrico afecta al 80% de la población.
La corrupción y la ineficacia no han sido exclusivas de los iraquíes. Según el informe final de la Commission on Wartime Contracting estadounidense, “las tareas que las agencias oficiales de EE UU han delegado en contratistas eventuales, junto a su ineficaz gestión de muchos contratistas en Irak y Afganistán, han producido una dependencia malsana demasiado arriesgada y costosa de repetir”. Debido a una planificación, una gestión y un control de contratación “pobres”, entre 31.000 y 60.000 se han evaporado por fraude o desperdicio. Esto es, 12 millones de dólares al día durante los últimos diez años de guerra.
Para más información:
Francis Ghilès, «Libros: EE UU y el síndrome de Ícaro. Una historia de arrogancia». Política Exterior núm. 144, noviembre-diciembre 2011 (en abierto).
Melvyn P. Leffler, «Retrospectiva del 11-S y la ‘guerra contra el terror’». Política Exterior núm. 143, septiembre-octubre 2011.
William Pfaff, «Los peligros del nuevo militarismo de Estados Unidos». Política Exterior núm. 139, enero-febrero 2011.
Jesús A. Núñez Villaverde, «Incierta carrera contrarreloj en Irak» . Afkar/Ideas núm. 27, otoño 2010.
Brian Katulis, «Estrategia para Oriente Próximo y Asia meridional». Afkar/Ideas núm. 24, invierno 2009-2010.
Pedro Rojo Pérez, «Elecciones en Irak. La última baza de EE UU». Política Exterior núm. 134, marzo-abril 2010.
Jaime Ojeda, «Carta de América: Al límite en Irak». Política Exterior núm. 123, marzo-abril 2010.
Domingo del Pino, «Lento y complicado proceso de institucionalización en Irak». Afkar/Ideas núm. 9, primavera 2006.
Paul Bremer III, «‘Empieza una amarga lucha’, My year in Iraq». Política Exterior núm. 111, mayo-junio 2006.
Ian O. Lesser, «Estados Unidos, Irak y el mundo árabe». Afkar/Ideas núm. 6, verano 2005.
Gilles Kepel, «Irak, los chiíes y el futuro de la región». Afkar/Ideas núm. 6, verano 2005.