Esta semana en Informe Semanal de Política Exterior: bolsas

 |  30 de agosto de 2011

Zona euro: Agosto negro en las bolsas.

Hace años que no se vivía un verano tan depresivo en lo económico como el de 2011. Los líderes europeos esperaban que su acuerdo sobre el segundo rescate de Grecia y la publicación de los stress test bancarios contribuyeran a calmar los mercados hasta septiembre. Ocurrió todo lo contrario. La conjunción de una batería de malas noticias en julio y agosto acabó provocando un pánico que hizo recordar los desplomes bursátiles de 2008 causados por la crisis de las hipotecas subprime en EE UU.

Los inversores reaccionaron con una huida de las bolsas ante la parsimonia de las autoridades europeas, las interminables negociaciones entre republicanos y demócratas en Washington, la ralentización del crecimiento, las dudas sobre los bancos franceses y los temores a un desplome de la deuda italiana, lo que obligó a Nicolas Sarkozy y Angela Merkel a hacer una insólita aparición a mediados de agosto para tranquilizar a todos, aunque sin resultados visibles, entre otras razones porque se presentaron ante los medios con las manos casi vacías. Frente a la rápida respuesta de las autoridades de EE UU tras la quiebra de Lehman Brothers, la tónica general de las autoridades políticas este verano ha sido intentar sortear las embestidas de la crisis pero sin coger el toro por los cuernos, reflejando la notoria falta de liderazgo a ambos lados del Atlántico.

La escasa premura de la UE para poner en marcha las medidas adoptadas en junio se explica, en parte, por la reticencia de países como Finlandia y la creciente oposición de la opinión pública y la clase política alemanas a los paquetes de rescate para los países periféricos de la zona euro. El presidente alemán, Christian Wulff, por ejemplo, acaba de criticar la compra de deuda de los países del sur por parte del Banco Central Europeo (BCE).

Todo ello contribuyó a que el Ibex español perdiera entre julio y mediados de agosto el 20% de su valor. Por su parte, el Dax alemán perdió en ese mismo lapso en torno al 25%. A su vez, la deuda periférica volvió a bajar a los infiernos. La española, cuya prima de riesgo llegó a superar los 400 puntos en los primeros días de agosto, solo se recompuso tras la decisión del BCE de retomar las compras de bonos españoles, lo que la devolvió a los 280 puntos.

La publicación de una serie de indicadores económicos negativos agravó el asunto. Las cifras del segundo trimestre confirmaron los peores temores de una posible nueva recesión: la célebre trayectoria en W. La zona euro en el segundo trimestre creció apenas el 0,2% (en ritmo trimestral) frente al 0,8% del primero. El impacto fue especialmente fuerte en Alemania, que pasó del 1,3% del primer trimestre al 0,1% en el segundo.

Sin embargo, la situación se corrigió con un ligero repunte de las bolsas y un mejor comportamiento de la deuda española. El 23 de agosto, el Tesoro español logró colocar 3.000 millones en deuda a corto plazo en mejores condiciones que en la emisión anterior. Pero quizá solo sea un respiro temporal.

Para más información:

José Enrique de Ayala, «Carta de Europa: Estrangulamiento económico de los países periféricos». Política Exterior, núm. 142, julio-agosto 2011.

 

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