Esta semana en Informe Semanal de Política Exterior: bancos

 |  19 de septiembre de 2011

Sistema financiero: ¿Responsables o chivos expiatorios?

La demanda presentada por la Federal Housing Finance Agency (FHFA) de EE UU contra 17 grandes bancos por haber vendido a las agencias hipotecarias públicas Freddie Mac y Fannie Mae títulos fraudulentos que produjeron pérdidas a los contribuyentes por valor de 170.000 millones de dólares, y el juicio al que está siendo sometido el exprimer ministro islandés Geir Haarde, por su presunta responsabilidad en la quiebra del sistema bancario de su país, marcan un hito judicial en la actual crisis financiera. No es seguro que las causas salgan adelante en los tribunales, pero al menos la gran banca tendrá que rendir cuentas ante la opinión pública de los abusos que cometió –por negligencia, imprudencia, incompetencia o codicia desmedida– durante el boom inmobiliario y crediticio de la pasada década.

En Reino Unido, el informe de la comisión Vickers ha recomendado al gobierno británico una serie de reformas del sistema financiero para asegurar que los fondos públicos se limiten a garantizar los depósitos de los ciudadanos y las empresas, y no a cubrir las pérdidas provocadas por maniobras especulativas. La comisión señala que los activos –y pasivos– de los bancos británicos superan las seis billones de libras, cuatro veces el PIB del país. Sin embargo, los préstamos a las empresas representan solo unos 200.000 millones de libras, un 3% del total. El resultado, concluye, es que la economía real se ve privada del capital que necesita para crear empleo mientras que los márgenes de beneficio de las entidades financieras se multiplican.

Entre los bancos demandados por la FHFA están el Bank of America, JP Morgan Chase, Goldman Sachs, Morgan Stanley, Nomura, Credit Suisse, HSBC, Sociétè Generale y el Deutsche Bank, que en total vendieron a Fannie Mae y Freddie Mac 200.000 millones de dólares en títulos respaldados por hipotecas subprime. El lobby financiero argumenta en su defensa que las agencias hipotecarias eran “inversores sofisticados”, por lo que no pueden trasladar la responsabilidad de sus pérdidas a sus contrapartes en el negocio.

En Islandia, Atli Gislason, presidente de la comisión parlamentaria que presentó la denuncia contra Haarde, sostiene que su mayor error fue “no haber hecho nada” para evitar las prácticas temerarias de los bancos. Si es condenado, podría cumplir una pena de dos años de prisión. Haarde asegura que se trata de un juicio político enmascarado en una causa judicial. Muchos analistas islandeses están convencidos que si Haarde es declarado culpable, la gente creerá que es solo un chivo expiatorio del sistema y que si no lo es, será porque el sistema asegura la impunidad de los poderosos.

Lo cierto es que si se quiere evitar que el sistema financiero vuelva a provocar un desastre económico global, se deben restringir en mayor o menor medida las operaciones de los especuladores financieros, a los que el ministro de Finanzas sueco, Anders Borg, calificó de “jauría de lobos”.

Incluso Lord Adair Turner, presidente del Britain’s Financial Services Authority, ha declarado que la mayoría de las actividades de Wall Street y la City de Londres son “socialmente inútiles”. Por su parte, Paul Volcker, expresidente de la Reserva Federal, ha dicho que la única innovación financiera realmente útil de los últimos 20 años ha sido el “cajero automático”. George Soros, que ha reconvertido su hedge fund en una “empresa familiar” para evitar el escrutinio de sus cuentas, ha negado en Der Spiegel que esté implicado en los ataques contra el euro, pero reconoció que los mercados financieros tiene un modo muy seguro de prever el futuro: “Lo crean”.

Para más información:

Economía Exterior 48 dedica el número a la crisis y sus consecuencias. Para acceder al índice, haga clic aquí.

 

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