La guerra antipiratería se recrudece.
El 1 de enero el mercante de bandera argelina MV Blida fue secuestrado al sur de Omán, desde donde fue conducido al santuario pirata somalí de Garacad. La lucha contra la piratería en el océano Índico seguirá siendo prioritaria para la comunidad internacional en 2011. Según la Oficina Marítima Internacional, en 2010 se produjeron 445 ataques de piratas en aguas internacionales, lo que provocó la captura de 53 barcos y 1.181 tripulantes. El 2 de enero, los piratas somalíes mantenían en su poder 44 buques y 771 rehenes. En el litoral de Somalia y en las aguas próximas a sus costas se concentra hoy la actividad de los piratas más peligrosos del mundo. En la actualidad, 25 países tienen desplegadas unidades navales en la zona para hacer frente a una amenaza que se arrastra desde hace años.
Tres misiones navales operan en el Índico: las operaciones Atalanta de la UE Europea y la Ocean Shield de la OTAN y el operativo CTF-151 liderado por EE UU. Ademas, países como China, Corea del Sur, Japón, India, Irán, Rusia y Arabia Saudí actúan de forma independiente.
La piratería en esta región provoca pérdidas y gastos anuales de entre 5.000 y 7.000 millones de dólares. Todo indica que esas actividades criminales van a aumentar en los próximos años. Frente a las dificultades jurídicas que plantea procesar a los piratas detenidos, algunos países están comenzando a utilizar la fuerza militar para repeler los ataques. El 21 de enero, por ejemplo, infantes de marina surcoreanos liberaron por la fuerza a los 21 tripulantes del carguero surcorwano Samho Jewelry, secuestrado seis días antes en el mar Arábigo. Ocho de los secuestradores murieron en los enfrentamientos y otros cinco fueron detenidos. Tras la creación de un “pasillo de seguridad” en el golfo de Adén, los piratas han respondido ampliando su radio de acción hasta Madagascar, en el sur, y aproximándose a las costas de India por el este. De este modo, su área de operaciones abarca hoy una extensión equivalente a la de Europa occidental.
En Somalia, los islamistas radicales, que controlan el sur, han llegado a un modus vivendi con los piratas, brindándoles protección a cambio de dinero. Pero la mayoría de los piratas procede des el territorio cuasi-independiente de Puntland que se beneficia directamente de sus actividades criminales.
El hecho de que los piratas hayan podido mantener en su poder buques secuestrados con sus tripulante durante más de 200 días, es una muestra de sus capacidades logísticas. Los surcoreanos, que han marcado una nueva fase en la forma de responder a la amenaza, enviaron a la zona un destructor después de que el Samho Dream fuera secuestrado con sus 24 tripulantes en abril de 2010 y liberado en noviembre tras el pago de un cuantioso rescate.
El 14 de diciembre España asumió por segunda vez el mando de la operación Atalanta. A finales de 2010, dos marinos mercantes espanoles cayeron en manos de piratas somalíes tras el asalto del Vega V frente al puerto mozambiqueño de Beira.
Para más información:
Miguel Salvatierra, «Piratas globalizados: viejas prácticas, nuevos desafíos». Política Exterior núm. 128, marzo-abril 2009.