Los grandes ríos, objeto de discordia.
Una de las propuestas centrales de la agenda de cooperación bilateral que presentó el 19 de julio en Islamabad la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, fue la construcción de pantanos para asegurar el suministro de agua potable y la producción de electricidad.
En Pakistán la agricultura representa el 25% del PIB y emplea a la mitad de su población. Por ello, el proyecto de construcción de una presa hidroeléctrica en la Cachemira india, que podría afectar el caudal de los ríos pakistaníes, ha generado un nuevo foco de tensión entre dos países enfrentados desde la partición del Raj británico en 1947.
Cachemira, una región de mayoría musulmana compartida por ambos países, ha sido el epicentro de todos sus conflictos, por lo que la disputa por el agua puede poner en peligro el proceso de deshielo emprendido por Nueva Delhi e Islamabad en 2004. Los cursos de agua que atraviesan el Punjab pakistaní, la región más poblada y centro de su producción agrícola, son vitales para el país. Por ello, la construcción de una represa en la zona de Bandipore ha generado alarma en Pakistán ante el temor de que India pueda manipular según sus conveniencias los flujos del río Indo.
Pakistán tiene un vasto sistema de irrigación que depende en gran medida del Indo. Si su caudal se reduce, podrían perderse cosechas enteras, sobre todo si la presa se llena durante la temporada seca, cuando la temperatura puede alcanzar los 55º. El proyecto Kishenganga es uno más entre las varias presas que India planea construir para compensar su crónico déficit de energía eléctrica, cuyo suministro no llega al 40% de su población.
La agricultura india, que representa el 20% del PIB y sostiene a las dos terceras partes de una población de 1.300 millones de habitantes, está creciendo por debajo de otros sectores debido a las sequías y a la disminución del caudal de otros grandes ríos que surgen de los deshielos de la cordillera del Himalaya, como el Ganges, el Yangtzé y el Mekong.
En años recientes, Nepal ha sufrido constantes cortes eléctricos debido a la falta de agua en sus represas. Bangladesh sufre problemas similares por la caída del flujo del Brahmaputra e Irak por el paulatino decrecimiento del Tigris y el Éufrates, también represados en sus cabeceras por Turquía.
Varios imanes radicales han lanzado ataques incendiarios contra el proyecto de represar el Indo. El ministro indio de Asuntos Exteriores, Nirupama Rao, asegura que todo es pura propaganda anti-india y que su país no amenaza el acceso al agua de Pakistán. Ambos firmaron en 1960 un tratado sobre el uso común de las aguas del Indo en el que Pakistán salía muy beneficiado al garantizársele el uso del 80% de sus aguas.
Hasta ahora nunca se había planteado ningún problema en su aplicación, entre otras cuestiones porque India nunca había tratado de construir una presa en su curso. La represa de Kishenganga es perfectamente legal según los términos del tratado de 1960, pero plantea ahora un conflicto potencial porque evidencia como nunca la vulnerabilidad de Pakistán. En 1948 India ya detrajo agua de los canales de irrigación del Punjab pakistaní.