La oleada de recortes se extiende
El nerviosismo de los mercados, la caída del euro y los riesgos de contagio incluso sobre los bonos de los países europeos más solventes, han hecho que el orden del día en la UE sea reducir el gasto. Ante un ambiente de desconfianza, que tarda en remitir, ya no basta con que Grecia, España y Portugal hayan optado por consolidar sus cuentas públicas.
La situación es tan delicada que incluso Alemania sigue la pauta. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schauble, ha declarado que su gobierno reducirá el gasto en 10.000 millones de euros anuales hasta 2016. Reino Unido e Italia han sido los últimos en sumarse a esa exigencia. Londres ha anunciado un programa de recortes de urgencia por valor de 6.200 millones de libras (7.300 millones de euros) para este año, consensuado entre los dos líderes de la coalición, el primer ministro, David Cameron, y su viceprimer ministro, el liberal Nick Clegg, para reducir un déficit que llegó al 12,1% en 2009.
Aprovechando el impulso de su llegada al poder, la coalición conservadora-liberal en Londres se ha fijado como máxima prioridad para los próximos tres años un ajuste de las cuentas públicas que puede ser traumático. Los recortes, meramente testimoniales este año, se endurecerán a lo largo de 2011, cuando podrían acercarse a los 50.000 millones de libras.
A diferencia de otros gobiernos, que ven la reducción del gasto como una medida coyuntural, Cameron parece buscar un auténtico adelgazamiento del Estado, que, en su opinión, ha crecido por encima de lo aceptable. El déficit, propulsado por el boom económico de años anteriores, se ha hecho estructural debido a la proliferación de hospitales, escuelas y autopistas y a los aumentos desorbitados de los sueldos públicos, sobre todo de los altos cargos. El Servicio Nacional de Salud ha doblado su presupuesto desde 2000: tiene 1,7 millones de empleados y gasta 100.000 millones de libras al año.
Por su parte y a pesar de las divisiones en el gobierno, Italia ha aprobado también recortes por valor de 24.000 millones de euros entre 2011 y 2012 con el objetivo de reducir el 5,3% del déficit presupuestario de 2009 hasta el 2,7% en 2011. La deuda pública se acercará este año al 119% del PIB.
El plan italiano busca atacar los excesos de gasto público. Los funcionarios y altos cargos serán los más afectados: los primeros (3,5 millones) porque verán sus sueldos congelados hasta 2013 y los segundos porque sufrirán reducciones del 10% en sus salarios. Italia reducirá también las inversiones de regiones, provincias y ayuntamientos en 13.000 millones de euros, subirá la fiscalidad sobre acciones y bonos y adoptará medidas contra la evasión fiscal. Las jubilaciones de este año se retrasan hasta julio de 2011 y las mujeres aumentarán su edad de retiro de los 60 a los 65 años.
Pero no parece que las medidas de ajuste anunciadas por ambos países hayan animado mucho las bolsas o mejorado las perspectivas del euro. Los planes de Berlín no han gustado a los mercados porque pueden significar que Alemania no estará en condiciones de tirar de la economía europea.