Esta semana en Informe Semanal de Política Exterior

 |  8 de febrero de 2010

Los mercados desconfían de España.
España se ha visto arrastrada en los últimos días por una marea de desconfianza. El deterioro de la credibilidad financiera y económica se explica por el creciente escepticismo de los inversores sobre la capacidad de los países del sur de Europa para resolver sus desequilibrios macroeconómicos, un punto sobre el que han incidido el Fondo Monetario Internacional (FMI), medios como el Wall Street Journal y el Financial Times y economistas como Paul Krugman o Nouriel Roubini.
En su blog del New York Times, Krugman señala que el mayor problema de la eurozona no es Grecia, sino España, mientras que el Financial Times advierte que en España se está gestando “un drama potencialmente más grande” que el griego porque la economía del país es cuatro veces mayor. Incluso el comisario de asuntos Económicos, Joaquín Almunia, apuntó que “Grecia, Portugal, España y otros países comparten problemas comunes”.
Esas opiniones adversas están alterando la percepción del riesgo-país de España. En los últimos días, el diferencial de rentabilidad de la deuda pública española respecto a Alemania se ha ampliado hasta los 90 puntos básicos y los credit default swaps (seguros de impago) a cinco años han pasado de 133,5 a 148,1 puntos básicos, lo que no ha tardado en penalizar la bolsa.
Mientras que entre el 5 de enero y el 3 de febrero el CAC 40 francés y el DAX alemán cayeron el 5,4% y el 5,6%, respectivamente, el Ibex 35 lo hizo un 10,8%, una caída atribuible en buena parte a los valores bancarios. Los bancos están  en una situación delicada porque son demandantes netos de dinero en los mercados, lo que ha llevado a muchos fondos a desprenderse de sus títulos.
Para recuperar la confianza perdida, Madrid ha enviado a Bruselas un plan de austeridad en el que se apuntan como objetivos la reducción del déficit fiscal, desde el 12% al 3% del PIB en 2012, y de la deuda pública, que ronda ya el 60%. Para lograrlo, el gobierno se compromete a ahorrar 50.000 millones de euros hasta 2013 recortando el gasto en infraestructuras (14% menos), ampliando la edad de jubilación hasta los 67 años y congelando el gasto en salarios de los funcionarios, entre otras medidas igualmente drásticas.
Pero al día siguiente de conocerse los detalles del plan de austeridad, el Ibex 35 cayó más del 5,5%, cuando la mayor parte de las plazas europeas registraron bajadas limitadas de entre el 0,5%-0,9%. Los nervios están provocando un alarmismo injustificado en los mercados, ya que no hay razones para que España tenga especiales dificultades en lograr la liquidez necesaria para financiar su déficit. A fin de cuentas, pese a que la deuda pública va a alcanzar el 74% del PIB en 2012, seguiría muy lejos de Grecia, que está ahora en el 115%.
Roubini apunta a las dificultades específicas de su economía, indicando que si España no logra volver a cifras de crecimiento consistentes, el Estado entrará en una espiral insostenible de déficit y endeudamiento crecientes.  Según el FMI, España es el único gran país desarrollado que no registrará crecimiento económico interanual en 2010 y prevé una contracción del 0,6%.

Véase,

Javier Gómez-Navarro, «En la competitividad está la clave para salir de la crisis», Economía Exterior, núm. 48, primavera 2009

Vicente Palacio, «¿Presentes en la ‘creación’? España tras la cumbre del G-20», Política Exterior, núm. 127, enero / febrero 2009

Documentación, «Mejorando la adecuación de los trabajadores a los empleos», Economía Exterior, núm. 48, primavera 2009

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