2010, el año de la incertidumbre.
El gran debate actual entre economistas, políticos y banqueros centrales es si las recientes señales económicas positivas son los primeros indicios de una recuperación sólida o sólo simples fuegos de artificio sin efectos duraderos. En el tercer trimestre de 2009, el PIB de la zona euro subió un 0,4%, toda una inflexión. Alemania y Francia acumulan dos trimestres de crecimiento, igual que otros seis países de la UE.
El Servicio de Estudios de la Caixa prevé que Alemania y Francia crezcan el 1,5% y el 1,3%, respectivamente en 2010, frente a una caída del 4,8% y 2,3% en 2009. Por su lado, EE UU podría crecer un 2,1% después de haber subido ya el 2,2% entre julio y septiembre. Sólo parece quedar fuera España, que verá reducir su PIB un 0,4% según la Caixa o un 0,7%, según Morgan Stanley.
También en diciembre el Índice de Actividad Comercial PMI tuvo su mayor tasa de crecimiento en la UE desde noviembre de 2007. En EE UU, por su parte, la producción industrial mostró ese mes el mayor ritmo de crecimiento desde abril de 2006 al subir, según el “factory Index” del ISM, un 55,9%. En Europa, la producción industrial alcanzó el máximo de los últimos 21 meses.
El índice Dow Jones ha subido un 54% desde marzo y un 12% desde septiembre. La propia Reserva Federal parece convencida de que la necesidad de los paquetes de estímulo ha pasado. La bajada del dólar (un 13% desde marzo), ha hecho subir las exportaciones de EE UU durante seis meses seguidos.
Igualmente importante es la recuperación de la confianza y de las expectativas de consumo. Incluso en España, el índice PMI de diciembre revela que las empresas de distribución prevén un aumento de actividad para 2010. Sin embargo, todos esos síntomas no convencen a los más pesimistas, que subrayan que subsisten indicadores débiles, sobre todo en vivienda y construcción.
Pese a que sus precios han bajado más de un 25%, las ventas de casas siguen cayendo en EE UU. En noviembre, después de nueve meses de aumentos, bajaron un 16%. Tampoco se están recuperando las compras de coches. Muchos economistas sostienen que las mejoras registradas son sólo un efecto de los estímulos económicos o de la adaptación de los inventarios de las empresas, lo que lleva a aumentos de demanda y producción coyunturales.
Un ejemplo de ello son los pedidos industriales, que cayeron el 1,6% en la UE en octubre, después de cinco meses de subidas. Ante la incertidumbre reinante, Paul Krugman y otros economistas aconsejan mantener los paquetes de estímulo y no aumentar los tipos de interés. Sus detractores creen que, por el contrario, esos niveles de gasto traerán más déficit y deuda, retrasando la recuperación. Los casos de Dubai y Grecia son un aviso de ese riesgo.
Las familias están muy endeudadas a los dos lados del Atlántico. La caída del valor de las casas ha hecho que los hogares en EE UU sean hoy 11 billones de dólares más pobres, lo que hace que no puedan acudir a sus bancos para financiar su consumo utilizando sus viviendas como aval. En Europa los temores son parecidos por el número de empresas ahogadas por sus deudas.