Mientras la crisis de deuda soberana amenaza a Portugal, las advertencias sobre la necesidad de reformas ambiciosas en la zona euro se suceden. Felipe González, presidente del Grupo de Reflexión, apunta en el Herald Tribune que en un mercado interior sin fronteras, con una moneda única, convivimos con políticas económicas y fiscales divergentes que ni están en condiciones de resistir esta crisis financiera, ni podrán hacerlo con las siguientes, que ya se están incubando.
Otmar Issing, antiguo economista jefe del Banco Central Europeo, sostiene en un ensayo, recogido por Tony Barber en el Financial Times, que la mala gestión de la crisis por parte de los gobiernos europeos pone en peligro a la unión monetaria. “Con la renuncia a unas políticas fiscales consistentes con las condiciones de un área con una moneda única, los dirigentes europeos no sólo han debilitado el funcionamiento de la unión monetaria, sino que han puesto en cuestión su propia supervivencia”.
Las críticas apuntan hacia Alemania y Francia, motor de la Unión Europea. La oposición de los electores alemanes a los planes de rescates efectuados en Grecia e Irlanda ha forzado a Angela Merkel a rechazar nuevas concesiones, lo que explicaría su oposición a la propuesta de Jean-Claude Junker (presidente del Eurogrupo) y Giulio Tremonti (ministro de Finanzas de Italia) sobre la creación de un bono único para la zona euro.
Wolfgang Münchau tildaba dicha propuesta, allá por diciembre de 2010, como la primera idea constructiva que había visto desde el estallido de la crisis en la eurozona. “No tengo ninguna duda de que, si se implementase al completo, la propuesta acabaría con la crisis”, afirmaba. “Los eurobonos serían contemplados como el primer paso en el camino hacia la unión fiscal”.
La oposición de Francia no es tan radical como la alemana. De hecho, Nicolas Sarkozy ha anunciado que presentará un informe al presidente permanente del Consejo de la UE, Herman Van Rompuy, donde se propone crear un órgano del Tesoro europeo, que comenzaría con Francia y Alemania y, posteriormente, podría ampliarse a los países de la eurozona que respetasen los límites fiscales del Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE, que establece un máximo del 3% del déficit público.
Este informe también se pronuncia sobre los eurobonos, a los que califica de positivos. Voces que se suman a las de numerosos expertos y personalidades de peso que insisten en la necesidad de medidas de mayor calado para acabar con los ataques especulativos al euro. «Un Tesoro Único Europeo», concluye Darío Valcárcel, «ha de ser capaz de acudir en ayuda de un Estado. Debe poder emitir deuda pública para financiarlo, necesitará avalar la deuda del Estado en dificultades. Ha de ser un centro de compensación interterritorial… La fundación del Tesoro Único Europeo representaría un salto de gigante en el desarrollo no ya de la moneda, sino más, la economía europea».
Para más información:
Felipe González, «How to Calm the E.U.’s Turmoil». The International Herald Tribune, enero 2011.
Tony Barber, “Issing warns debt crisis threatens euro”. Financial Times, enero 2011.
Wolfgang Münchau, “Bond plan could end the euro crisis”. Financial Times, diciembre 2010.
Erik Jones, «A market alternative to fiscal discipline in Europe; a proposal for a eurobond facility». Fundación Alternativas, julio 2010.
Juan Ignacio Crespo, «Una herramienta para la crisis: Tesoro Único Europeo». Real Instituto Elcano, marzo 2009.