Irán presenta su primer misil balístico hipersónico "Fattah" (Conquistador) en un acto en Teherán, Irán, el 06 de junio de 2023. GETTY

Bienvenidos a la era de la guerra hipersónica

Las crecientes inversiones de China en fuerzas de misiles hipersónicos podrían cambiar drásticamente el cálculo de la guerra de las grandes potencias. Estas tecnologías, junto a los drones y la robótica, anuncian una nueva era en la guerra a distancia y asimétrica.
Daniel Araya
 |  11 de enero de 2024

Combinando la velocidad de las armas balísticas con la maniobrabilidad de los misiles de crucero, los vehículos hipersónicos de planeo (VHG) ejemplifican una nueva generación de municiones de precisión a baja altitud. Con su capacidad única para evitar los sistemas de defensa maniobrando en pleno vuelo, estas armas suponen un riesgo significativo para el equilibrio de poder mundial.


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Las crecientes inversiones de China en fuerzas de misiles a nivel operativo y estratégico podrían cambiar drásticamente el cálculo de la guerra de las grandes potencias. Tanto China como Rusia han avanzado mucho en el desarrollo y las pruebas de armas hipersónicas, superando a Estados Unidos y a sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Según un reciente ensayo del mayor estadounidense Christopher J. Mihal para Military Review, China dispone ahora de suficientes misiles antinaves para atacar a todos los buques de combate de superficie estadounidenses en el Mar de China Meridional y suficiente potencia de fuego para superar la defensa antimisiles de cada buque.

 

La innovación precede a la superioridad militar

Con capacidad para viajar a velocidades superiores a Mach 10 (10 veces la velocidad del sonido) antes de maniobrar a baja altura para alcanzar su objetivo, los misiles antibuque son excepcionalmente difíciles de detectar, rastrear o interceptar. Mientras que los misiles balísticos se desplazan en arcos elevados, los VHG maniobran siguiendo trayectorias mucho más planas –a veces a solo cientos de metros sobre el suelo–, lo que los hace extremadamente mortíferos para los portaaviones. De hecho, la combinación de precisión y gran fuerza cinética convierte a los VHG en armas singularmente eficaces.

El auge de las municiones hipersónicas ha encendido un encendido debate sobre la naturaleza cambiante de las tecnologías de defensa. El siglo XX fue testigo de la introducción de los tanques en la Primera Guerra Mundial, que proporcionaron potencia de fuego móvil y protección a las infanterías modernas. La invención de la pólvora en la antigua China dio lugar a las armas de fuego, los cañones y, finalmente, las municiones, cambiando drásticamente la dinámica de la guerra de asedio y la estrategia en el campo de batalla. Cada uno de estos hitos alteró de forma permanente la historia militar.

 

¿Demasiado revuelo?

Para sus críticos, el “bombo” en torno a las armas hipersónicas es exagerado. Dado su exorbitante precio – algunas cuestan tanto como un caza estadounidense F-35–, los VHG se consideran un arma de lujo. De hecho, en comparación, un gran número de misiles de crucero, que cuestan ya 2 millones de dólares cada uno, podrían alcanzar potencialmente los mismos objetivos que un misil hipersónico por una fracción del coste. Dentro del propio ejército estadounidense, muchos sugieren ahora que los misiles hipersónicos podrían ser repelidos en última instancia por láseres de nueva generación y armas de energía dirigida. Por el momento, sin embargo, los láseres de estado sólido siguen siendo experimentales, energéticamente deficientes, de alcance limitado y vulnerables a las condiciones meteorológicas.

Parte de la creciente preocupación por el programa hipersónico de China es que impulsará la innovación tecnológica en otros ámbitos. Capaces de ser disparadas desde tierra, aire o mar, las armas hipersónicas se describen a menudo como “asesinos de portaaviones”. Según fuentes de inteligencia estadounidenses, China probó recientemente un VHG con capacidad nuclear que voló con éxito a través de la órbita terrestre baja, rodeando el globo antes de golpear a menos de dos docenas de millas de su objetivo. Los simulacros chinos indican la capacidad de los VHG para penetrar en portaaviones fuertemente blindados, lo que hace a los navíos de guerra de la OTAN especialmente vulnerables.

Aunque sea prematuro declarar obsoletos a los portaaviones, las estrategias militares en torno a su despliegue cambiarán sin duda. Tras años de advertencias de que China ha ganado la partida, el Departamento de Defensa estadounidense (DoD) ha empezado a invertir enormes sumas de dinero en tecnologías hipersónicas. En su último plan presupuestario quinquenal, el DoD solicita 13.000 millones de dólares durante el periodo 2023-2027 para el desarrollo de misiles hipersónicos y casi 2.000 millones para la adquisición de nuevos misiles.

 

Comienza la era hipersónica

La superioridad tecnológica suele preceder al predominio militar. A pesar de su elevado coste, las tecnologías hipersónicas siguen representando un peligro importante para el equilibrio de poder mundial. Al invertir fuertemente en esta tecnología, China, Rusia e Irán pretenden ahora desafiar el predominio naval estadounidense. China, en particular, ha tomado la delantera con el DF-17 (un VHG con un alcance de 1.600 kilómetros), el DF-41 (un misil balístico intercontinental) y el Starry Sky-2 (un prototipo hipersónico con capacidad nuclear).

A medida que las naciones industrializadas se apresuran a desarrollar o adquirir este tipo de armas, las perspectivas de una “guerra accidental” aumentan proporcionalmente. Lo que parece claro es que el auge de las municiones de alta velocidad guiadas de forma precisa – junto con los drones y la robótica– anuncia una nueva era en la guerra a distancia y asimétrica.

Artículo publicado originalmente en inglés en la web del Centre for International Governance Innovation (CIGI).

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