Un hombre lee la prensa en Asunción, la capital de Paraguay, el día después de las elecciones, el 23 de abril. GETTY

Elecciones en Paraguay: incertidumbre y continuidad

Sarah Patricia Cerna Villagra y Juan Mario Solís Delgadillo
 |  3 de mayo de 2018

Las elecciones del 22 de abril en Paraguay mostraron la cara “más colorada” de la geografía electoral en el país tras la victoria del candidato de la Asociación Nacional Republicana-Partido Colorado (ANR) para la presidencia, Mario Abdo Benítez, y la obtención de 13 gobiernos departamentales de un total de 17 territorios en disputa. Sin embargo, los resultados se encuentran impregnados por las sospechas de fraude electoral a raíz de las numerosas denuncias que a través de redes sociales exhibieron los apoderados de la Alianza Ganar –liderada por el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), y con el apoyo de media docena de formaciones de centro-izquierda–, así como también por parte de otros partidos de reciente cuño como el Movimiento Plurinacional Indígena y Kuña Pyrenda.

Las aprensiones sobre un posible fraude electoral –como sucedió hace pocos meses en Honduras con las elecciones que permitieron al presidente, Juan Orlando Hernández, amarrar su reelección–, ganan fuerza al ponerse en duda la integridad de las elecciones organizadas por el Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE), un organismo altamente politizado. En este sentido, en algunos casos las actas electorales apuntan a supuestos errores en el registro de los votos obtenidos por la ANR en detrimento de la Alianza Ganar y los partidos minoritarios. En las redes sociales se han difundido imágenes de esos “errores” en las actas. Pero también, tras la consulta de las actas en el portal del TREP, algunos electores denunciaron que sus votos por partidos minoritarios no aparecían en las actas correspondientes. Ante esta situación, tanto la Alianza Ganar como otros partidos pequeños señalaron que presentarían impugnaciones ante el TSJE.

 

Embed from Getty Images

 

Resistencia colorada e inmovilismo liberal

Los resultados preliminares de las generales arrojan algunos datos importantes a tener en cuenta. Primero, un porcentaje de participación electoral estable (cercano al 60,6%), aunque haya voces que señalen que ha sido el más bajo desde la transición. Segundo, la ANR como partido es muy robusto en la homogeneidad de sus apoyos electorales, lo que le ha permitido ser el partido con mayor cantidad de triunfos en la arena nacional y sub-nacional. Y tercero, una oposición que ha crecido muy poco en cinco años, a pesar del mal desempeño e impopularidad del gobierno cartista. En este sentido, destaca sobre todo el inmovilismo del PLRA, incapaz de aumentar por sí solo su caudal electoral y su poder traducido en escaños por quinta elección consecutiva, en lo que respecta al Senado; queda por ver los resultados definitivos para la Cámara de Diputados.

 

paraguay_bancas_senado

 

Aunque la diferencia entre el candidato ganador, Benítez, y el perdedor, Efraín Alegre, fue de solo 3,7%, lo que representa alrededor de 96.000 votos, el Partido Colorado logró su mejor desempeño electoral desde 1998. En aquel entonces la alianza entre argañistas y oviedistas obtuvo el 53,8% de los votos frente a 42,6% del PLRA. En estas elecciones, la ANR alcanzó el 46,44% frente a 42,74% de los liberales y sus aliados. En los ejercicios intermedios cabe señalar que la ANR obtuvo el 37,1% de los votos en los comicios de 2003, mientras que en 2008, cuando fue a la llanura, solo alcanzó 30,7%; y en las pasadas elecciones de 2013 obtuvo, de la mano de Horacio Cartes, el 45,8%.

Estas cifras dan cuenta del crecimiento paulatino de la ANR tras la derrota de 2008, y su capacidad para realinear al electorado paraguayo y aumentar su caudal electoral en los comicios de 2013 y 2018. Buena parte de este realineamiento del voto obedece a la vuelta de muchos votantes del UNACE, otrora el ala más conservadora y militarista del coloradismo, que tras la muerte de su líder, Lino Oviedo, retornaron al redil colorado. En estas últimas elecciones han recibido con beneplácito la postulación del hijo del secretario privado del dictador Alfredo Stroessner.

Otro dato importante es que el PLRA ha crecido muy poco en términos electorales desde 1993, ya que desde entonces sus porcentajes consolidados de votación capturan en promedio al 25% del electorado, mientras que cuando ha ido en Alianza su desempeño ha oscilado entre el 36% y el 42%. Sin embargo, un dato que ha sido subestimado en los días posteriores a este último proceso electoral, y del que nadie asume la responsabilidad, es que el PLRA se ha dado el lujo de perder su único y más preciado bastión electoral: el departamento Central. Otra conclusión preliminar de estas elecciones es que la Alianza Ganar, pese a la impopularidad de Cartes, no logró convencer al electorado indeciso y no militante, tal vez porque Alegre ha sido un mal candidato; así dan cuenta las dos derrotas consecutivas que ha cosechado en 2013 y 2018, en las que no ha sabido capitalizar a su favor la desazón ante el desgaste de la ANR. Su figura no logra atraer nuevos electores ni siquiera cuando los adversarios han mostrado notorias precariedades dialécticas, discursivas y argumentativas. El principal aliado del PLRA, el Frente Guazú, cuya principal figura es el expresidente Fernando Lugo, aunque ha obtenido seis escaños en el Senado, muy probablemente no tendrá representación en la Cámara de Diputados, lo que continúa indicando las enormes dificultades que tiene la izquierda para ganar espacios de representación por sí misma.

En la arena sub-nacional resulta por demás interesante que en el departamento Central un outsider proveniente del mundo del espectáculo obtuviera una victoria inusitada en el bastión liberal por excelencia, tras 25 años de primacía del PLRA en esta demarcación política. Este ejemplo, junto con las victorias en otros 13 departamentos del total de 17 muestra con claridad que el gran vencedor de las pasadas elecciones ha sido la ANR. Solo los departamentos de Concepción, Caaguazú, Caazapá y Amambay han sido ganados por el PLRA. En este sentido, es necesaria la autocrítica del PLRA en esta coyuntura poselectoral en cuanto a sus disputas internas, pues no solo es un partido incapaz de crecer en lo nacional, sino que en el ámbito departamental su poder territorial es menor.

 

paraguay_bancas_congreso

 

Poder coartado y brecha de género

Otro dato importante es que el poder del próximo presidente de Paraguay estará coartado por la facción cartista en la ANR y por el liderazgo del presidente saliente, una situación parecida a la que se enfrentó Cubas Grau en 1998 con respecto al sector argañista. Y en cuanto al poder legislativo, los resultados preliminares señalan que la ANR habrá perdido tres bancas en el Senado y este estará compuesto por nuevos partidos como Hagamos y Movimiento Cruzada Nacional.

Mientras tanto, en la Cámara de Diputados, la ANR contará con una mayoría propia, el PLRA será una vez más la segunda fuerza y el tercer espacio se disputará entre partidos minoritarios como Partido Encuentro Nacional, Patria Querida, Partido Verde, Hagamos y Partido Nacional.

Otro detalle no menor en las elecciones de este año es la disminución de la representación descriptiva de las mujeres en los cargos de elección popular, tanto en los gobiernos departamentales –en los que no fue electa ninguna mujer en 17 departamentos– como la disminución del número de senadoras con respecto a 2013, cuando fueron electas nueve senadoras; en 2018 solo resultaron electas ocho. También en la Cámara de Diputados, preliminarmente, las mujeres habrán perdido una banca tras ser electas solo 11 en estas elecciones, mientras que en los comicios de 2013 contaron con 12 diputadas nacionales. Esta conformación del poder legislativo abre una coyuntura crítica para el proyecto de ley de paridad democrática que se encuentra en estudio en la Cámara de Diputados.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *