La política irlandesa se adentra en una nueva era. A medida que se confirma el conteo, el desenlace de las elecciones generales, celebradas el sábado 8 de febrero, es uno de los parlamentos más diversos e imprevistos en la historia de Irlanda. El ascenso de Sinn Féin (SF) se ha descrito como un hecho sin precedentes, impulsado por su populismo de izquierdas. Con su asociación histórica al Ejército Republicano Irlandés (IRA por sus siglas en inglés), SF ha causado un terremoto que desestabiliza los cien años de gobiernos conservadores de Fianna Fáil (FF) o Fine Gael (FG), cuya única división de peso se remonta a sus posiciones durante la guerra civil de 1921-1923.
Alguien podría preguntarse cómo es que, tras un período tan largo con el yo-yo de FF y FG en el gobierno, haya sido posible que SF encontrase un vacío que rellenar. La respuesta está en la propia pregunta. Tras el desplome financiero de 2008 –que incluyó un rescate de la troika compuesta por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, seguido de un duro ajuste presupuestario–, FF permitió que el principal partido de la oposición, FG, tomase las riendas del gobierno. Durante los siguientes nueve años, Irlanda superó la peor fase de la austeridad y se convirtió en una de las economías más exitosas de la Unión Europea, en gran medida gracias a un modelo de crecimiento que combina ser un paraíso fiscal con consolidarse como hub europeo para el sector tecnológico estadounidense, con el flujo de inversión directa extranjera que ambos comportan.
No obstante, como en otros Estados europeos, los efectos de un crecimiento notable no han beneficiado a las clases medias y trabajadoras. El desafecto económico se ignoró en favor de acomodar a grandes corporaciones y fondos buitres. Al mismo tiempo, cuestiones como el aumento de los sintecho debido a la crisis del acceso a la vivienda o las largas listas de espera en hospitales han ensombrecido la gestión de FG, con el correspondiente castigo en las actuales elecciones. Así, el SF lideró en la mayoría de las circunscripciones, obteniendo un 24,5% del voto frente al 22,2% de FF y el 20,9% de FG.
Ireland, first preferences (39/39 constituencies counted)
SF-LEFT: 24.5% (+10.7)
FF-RE: 22.2% (-2.2)
FG-EPP: 20.9% (-4.7)
GREEN-G/EFA: 7.1% (+4.4)
LAB-S&D: 4.4% (-2.2)
SD-S&D: 2.9% (-0.1)
S-PBP-LEFT: 2.6% (-1.4)
AONTÚ-*: 1.9% (+1.9)+/- vs. 2016 election
#GE2020 pic.twitter.com/BfwEZuCZOX— Europe Elects (@EuropeElects) February 9, 2020
Durante las últimas 48 horas se han sucedido los intentos de acuñar un término que exprese la ola de apoyo recibida por SF. Los tertulianos y comentaristas políticos suelen definirlo como “populismo de izquierdas”. Parece claro que la izquierda ha ganado las elecciones irlandesas, empujando a FF y FG a la oposición y clamando por una alternancia en el juego político. Los fracasos de FG en ámbitos como la política de vivienda y sanitaria han llevado a muchos votantes a buscar en la izquierda una forma alternativa de gobierno en SF, que lideró la preferencia del voto en 28 de las 39 circunscripciones del país. Aunque es uno de los resultados más exitosos del partido desde 1918, también ha sido completamente inesperado: SF solo presentaba 42 candidatos en estas elecciones. No obstante, como segundo mayor partido en términos de representación parlamentaria, emerge como un socio de coalición en condiciones. Pese a no haber podido capitalizar su éxito presentando a más candidatos, la pelota está en su tejado en lo que respecta al futuro de la política irlandesa.
Los escenarios potenciales son varios. Es necesario reunir 80 escaños para formar gobierno, pero ningún partido goza de semejante mayoría. Cuando empiece el debate sobre coaliciones, SF intentará liderar un bloque de izquierdas con los Verdes, People Before Profit (“la gente por encima de las ganancias”), socialdemócratas, laboristas e independientes. O, en vista de la inestabilidad del futuro gobierno, puede optar estratégicamente por la oposición, esperando que una elección futura, en la que presenten a más candidatos, les deje en una posición más firme para formar gobierno.