Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador llegaron al poder a través de las urnas –en 1998, 2005 y 2006, respectivamente– con la promesa de derrocar a la antigua clase dirigente y conferir poderes a aquellos grupos que hasta ese momento habían estado marginados. En Perú, Ollanta Humala estuvo a punto de ganar las elecciones presidenciales en 2006. Lo logró en 2012.
Desde entonces, Chávez, Morales y Correa han revalidado sus mandatos tras proceder a una reforma constituyente. Chávez, en tres ocasiones; Morales y Correa, en una ocasión.
El 17 de febrero, Ecuador celebra elecciones presidenciales y legislativas. La mayoría de los sondeos pronostican una victoria de Correa y su coalición, Alianza País, cuyo principal elemento de unión parece ser el propio Correa. El economista de 49 años, formado en Estados Unidos, está ante una oportunidad histórica de apuntalar su poder.
El primer mandato de Correa debía haber concluido el 15 de enero de 2011, pero la nueva Constitución redactada por la Asamblea Nacional ordenó adelantar los comicios. Las elecciones se celebraron en abril de 2009. Correa obtuvo en primera vuelta el 52% de votos, el porcentaje más alto de la historia ecuatoriana. No fue necesaria una segunda vuelta. En esta ocasión, Correa podría repetir hazaña. Si no, la segunda vuelta se celebrará el 7 de abril.
“Ecuador adoptó el dólar como moneda oficial en 2000 –explica el economista Pablo Lucio Paredes para El País–. Y eso te impide utilizar al Banco Central, como en Argentina, para imprimir dinero y financiar la economía, con lo cual la inflación está controlada y este Gobierno se ha privado de cometer los excesos que se han visto en Argentina y Venezuela”.
Como explica Michael Shifter, presidente del Inter-American Dialogue, Ecuador disfruta de una economía razonablemente fuerte, por encima de la media regional, muy ligada del petróleo, lo que ha permitido al gobierno aumentar la inversión en carreteras, escuelas, hospitales, los subsidios para las familias pobres, los salarios y empleos públicos, etcétera. Todo ello, envuelto en una retórica de confrontación y exaltación, cuasi-revolucionaria. “Correa ha demostrado ser un maestro de la ‘campaña permanente’ y un comunicador soberbio”, señala Shifter.
Los buenos tiempos, así como la política de redistribución de la riqueza practicada por Correa, han permitido sacar de la campaña asuntos espinosos como la libertad de expresión o la seguridad. Una oposición débil, fragmentada y carente de una figura de consenso suman un panorama político propicio para que Correa continúe con la senda iniciada en 2006.
Para más información:
Erika M. Rodríguez Pinzón, «Los Andes, una región a pesar de sí misma». Política Exterior 143, septiembre-octubre 2011.
Michael Shifter y Daniel Joyce, «Bolivia, Ecuador y Venezuela, la refundación andina». Política Exterior 123, mayo-junio 2008.
Inter-American Dialogue, “Will Correa Coast to Victory in Ecuador’s 2013 Elections?”. Entrevista, diciembre 2012.