Un día de Ramadán de marzo de 1964, el entonces presidente tunecino, Habib Burguiba, acudió a la televisión y, en directo, se bebió un vaso de zumo de naranja ante unos telespectadores estupefactos. Burguiba justificó su gesto por razones económicas. No era tolerable que la economía del país estuviera al ralentí durante un mes entero porque los trabajadores ayunaran y no tuvieran la energía necesaria para cumplir con su trabajo. Durante décadas, los tunecinos tuvieron libertad para ayunar o no ayunar.
La historia la cuenta el escritor marroquí Tahar Ben Jelloun, en su libro titulado La primavera árabe, un ensayo en el que repasa de manera somera los acontecimientos que sacuden la región del Norte de África y Oriente Próximo. Burgiba, nos explica Ben Jelloun, “era un hombre laico, culto, un estadista, pero su temperamento autoritario truncó su trayectoria”. Hasta hace poco, ese parecía el destino de una región condenada al autoritarismo. Todo ha cambiado desde que en diciembre estallaron las revueltas en Túnez, precisamente.
Este año el Ramadán se celebra en agosto, en un contexto de transformaciones radicales, marcado por la incertidumbre propia de los cambios históricos. La primavera árabe ha derribado dos dictaduras, en Túnez y Egipto, y hace tambalearse a otras en Libia, Siria o Yemen. Países más abiertos como Marruecos tampoco se han librado de la onda expansiva revolucionaria. Mohamed VI ha reformado la Constitución en un gesto aperturista que no se sabe si será suficiente para calmar las protestas internas.
Una de las cuestiones más debatidas a raíz de la primavera árabe es la cuestión religiosa. ¿Pasarán países como Túnez o Egipto de sufrir dictaduras laicas a sufrir teocracias islámicas? En Egipto, los Hermanos Musulmanes se han mantenido en un segundo plano durante los primeros meses de la revolución. Muchos expertos les vaticinan ahora un papel preponderante en el Egipto pos Mubarak. Su representación en el próximo Parlamento egipcio podría rondar el 20% de los escaños.
Afkar/Ideas 30 recoge una entrevista con Abdel Monem Abu el Fotoh, miembro del Comité Ejecutivo de los Hermanos Musulmanes. Se trata de uno de los principales exponentes de la corriente más reformista de la organización. De acuerdo con Abu el Fotoh, en el Islam existen mecanismos democráticos de participación política que desmontan la supuesta incompatibilidad entre esta religión y la democracia.
El sociólogo suizo Patrick Haenni, investigador del Instituto Religioscope, afirma que “los Hermanos Musulmanes controlan cada vez menos la dinámica de reislamización de la sociedad egipcia”. Según él, se han visto superados por lo que denominan un islamismo light que “no está obsesionado ni por la sharía ni por un Estado islámico”.
Este año, a pesar de caer en agosto, el Ramadán se celebra por primera vez en primavera. Habrá que ver qué efectos causa en la convulsa escena política con su habitual mezcla de sentimientos religiosos y festivos.
Para más información:
Editorial, “Reconstruir ya el Mediterráneo “. Afkar/Ideas núm. 30, verano 2011.
Bahgat Korany, “De la excepcionalidad árabe a la ‘Primavera árabe’ “. Afkar/Ideas núm. 30, verano 2011.
Salam Kawakibi, “Transiciones convulsas en Túnez y Egipto“. Afkar/Ideas núm. 30, verano 2011.
Frédéric Volpi, “Revoluciones democráticas y resistencia autoritaria en el norte de África “. Afkar/Ideas núm. 30, verano 2011.
Editorial, “La juventud árabe se levanta: los marcos son muy distintos”. Economía Exterior núm. 57, verano 2011.
Alejandro Lorca, “El despertar árabe, desde el Atlántico al Índico”. Economía Exterior núm. 57, verano 2011.
Olivia Orozco, “De nuevo, ante los árabes: el meollo de la cuestión”. Economía Exterior núm. 57, verano 2011.
Taleb Rifaï, “Religiones y turismo en Tierra Santa…”. Afkar/Ideas núm. 25, primavera 2010.
Javier Otazu, “La peregrinación a La Meca”. Afkar/Ideas núm. 25, primavera 2010.
Baker al-Hiyari, “Islam: una fe rica y colorista, tan diversa como el mundo mismo”. Afkar/Ideas núm. 19, otoño 2008.