El expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, habla con los medios de comunicación en el Berlaymont, la sede de la Comisión de la UE, el 9 de septiembre de 2024 en Bruselas. GETTY

El informe Draghi y la política de competencia

El esperado informe Draghi explica por qué debe protegerse la competencia en el mercado y cómo utilizar mejor los instrumentos relacionados con ella para alcanzar los objetivos de la UE.
Fiona M. Scott Morton
 |  12 de septiembre de 2024

El informe del 9 de septiembre del ex primer ministro italiano Mario Draghi sobre el futuro de la competitividad de la Unión Europea contenía una novedad bien recibida: un capítulo equilibrado sobre la competencia que no contrapone la regulación y aplicación de normas de competencia frente a la competitividad. El informe –una importante aportación a la dirección estratégica que tomará la Comisión Europea en los próximos cinco años– explica claramente por qué debe protegerse la competencia en el mercado y cómo utilizar mejor las herramientas para alcanzar los objetivos de la UE. Está repleto de sugerencias bien fundadas para la política de competencia de la UE que le permitirán contribuir aún más a la productividad, la innovación y la capacidad de recuperación.

La innovación es un gran tema del informe y aparece también en el capítulo sobre competencia. Las exhortaciones de Draghi a incluir la innovación en el examen de las fusiones, como ya se hace, serán útiles para los tribunales porque las pruebas de innovación son de naturaleza más cualitativa. El enfoque de Draghi se toma muy en serio la protección de la innovación al asegurarse de que la aplicación de las normas de competencia no perjudique accidentalmente a la innovación.

La primera de las diez propuestas relacionadas que hace sugiere permitir que las empresas que se fusionen que no sean dominantes y se enfrenten a la competencia justifiquen su fusión demostrando que aumentará la innovación. Draghi no es ingenuo sobre el posible abuso de este nuevo argumento, y pide pruebas sobre los efectos de mejora de la innovación de una fusión que sean “lo suficientemente específicas como para limitar el riesgo de que las empresas abusen de esta estrategia de defensa, sin dejar de darles la oportunidad de justificar su fusión”. Estos puntos logran un buen equilibrio.

En otra propuesta, Draghi ofrece una visión sofisticada de la controvertida idea de incorporar la resiliencia a la política de competencia. Algunos problemas de resiliencia repercuten directamente en los consumidores a través de la escasez, por ejemplo de medicamentos críticos o de chips en productos de transporte. Este riesgo de precios elevados o de escasez ya puede incorporarse al marco existente para el control de las fusiones y Draghi recomienda hacerlo más a menudo.

Pero algunos problemas de resiliencia se plantean en los ámbitos de la seguridad y la defensa, en los que una autoridad de la competencia no tiene capacidad para evaluar o hacer concesiones. Así pues, Draghi propone una agencia separada que haría aportaciones a la autoridad de la competencia en estos casos especiales, aunque podría haber sido más claro a la hora de exponer qué factores pueden tratarse a través de los procedimientos de competencia existentes y cuáles por un organismo externo, y cómo deberían equilibrarse ambos.

En cuanto a las ayudas estatales, el informe es refrescante y creativo. Draghi ha dicho que las ayudas estatales a nivel de los Estados miembros deberían cesar y ser sustituidas por subvenciones a nivel de la UE porque distorsionan menos y contribuyen a profundizar el mercado único. Se trata de un punto largamente debatido. Su informe explica cómo podrían utilizarse los fondos de la UE para combatir los problemas que perjudican el funcionamiento del mercado, ya sea la insuficiencia de I+D, los problemas de coordinación o la falta de armonización de las normativas.

 

«A medida que más y más mercados impliquen ‘big data’, estándares digitales y redes que puedan beneficiar a todas las empresas, la interoperabilidad será una ventaja competitiva»

 

La UE ya cuenta con un programa destinado a subvencionar las tecnologías de vanguardia (Proyectos Importantes de Interés Común Europeo, IPCEI). Al ampliarlo a un conjunto más amplio de proyectos, Draghi explica cómo los fondos de la UE pueden profundizar en el mercado único y ayudar a las empresas a alcanzar una mayor escala.

A veces es difícil lograr la competencia porque un mercado funciona con mayor eficacia si existe una red o una norma, y esto puede dar lugar a una estructura de mercado monopolística. En este caso, la competencia puede lograrse a través de la interoperabilidad: muchas empresas pueden competir utilizando la misma red o norma (o posiblemente el mismo conjunto de datos). Otra de las propuestas de Draghi explica que en algunos casos se debe obligar a las empresas a abrir sus redes a través de la regulación (como la Ley de Mercados Digitales de la UE), o exigirles que lo hagan si quieren acceder a las subvenciones de la UE. Por ejemplo, si la UE destina fondos públicos a ayudar a una industria, puede condicionar las subvenciones a la interoperabilidad para aumentar la competencia. Un punto fuerte de Europa es que está dispuesta y es capaz de regular de esta manera. A medida que más y más mercados impliquen big data, estándares digitales y redes que puedan beneficiar a todas las empresas, la regulación de la UE de la apertura y la interoperabilidad será una ventaja competitiva.

Draghi también acierta al apostar decididamente por más herramientas de aplicación de la competencia. Sugiere una “Nueva Herramienta de Competencia para las investigaciones en cuatro áreas que carecen de aplicación hoy en día: mercados que funcionan mal debido a la colusión tácita de las empresas; bajo rendimiento del mercado relacionado con sesgos de comportamiento por parte de los consumidores; inversión insuficiente en el bien público; y fracasos de anteriores esfuerzos en “reparar un mercado. Las dos primeras áreas son notoriamente difíciles de abordar para las autoridades de la competencia. Una herramienta para recabar información sólo cuando la autoridad sospeche de uno de estos graves problemas equilibraría el coste de la investigación con sus beneficios.

En materia de competencia, por tanto, las recomendaciones de Draghi son importantes. Sin embargo, no es del todo coherente. En un capítulo aparte sobre telecomunicaciones, critica “los remedios impuestos a los intentos de consolidar el mercado en actores más grandes”, aunque tales remedios protegen a los consumidores de los oligopolios acogedores y de los altos precios que siguen a una fusión anticompetitiva. En esta cuestión, Draghi parece quejarse de la misma conducta –la aplicación de las normas de competencia– que en el capítulo de competencia alaba y quiere reforzar. La Comisión Europea debería tomarse muy en serio los principios articulados en el capítulo de la competencia y aplicar las recomendaciones de Draghi.

Artículo traducido del inglés de la web de Bruegel.

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