El año que viene: perspectivas para 2015

 |  13 de enero de 2015

Entre todo el suspense que rodea al año que acaba de empezar, emerge una certeza, como nos recuerda este editorial de The Guardian: en un época de gran volatilidad y globalización, las crisis que vienen estarán interconectadas, haciendo mucho más difícil mantenerse al margen. Por tanto, conviene estar al tanto de lo que se nos puede venir encima en un año donde viejas heridas –guerras en Oriente Próximo, estancamiento en la zona euro– convivirán con nuevas. A continuación, una lista de asuntos a los que prestar mucha atención en 2015.

 

Conflictos

Entre los focos de inestabilidad, el Center for Preventive Action del Council on Foreign Relations (CFR) destaca Irak y la lucha contra Daesh. Un agravamiento de la crisis iraquí es considerada por los expertos consultados por el CFR como “altamente probable”. En segundo lugar sitúan ataques terroristas a gran escala en Occidente (pocos días después de hacer tal predicción, se producía el mayor atentado en suelo francés desde 1945). Entre los sospechosos habituales mencionan un crisis severa con Corea del Norte; nuevas amenazas de ataques israelíes contra Irán; un enfrentamiento armado en el mar de la China Meridional; una intensificación de la guerra civil en Siria, o el aumento de la violencia y la inestabilidad en Afganistán, entre otros asuntos.

 

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Mapa de prioridades para EE UU en 2015 del Center for Preventive Action (CFR).

 

The Guardian añade dos países a los que vigilar. El primero, Libia. Han pasado cuatro años desde el derrocamiento de Muamar el Gadafi y el país se halla partido en dos por una guerra civil: un bando controla Trípoli, la capital, el otro la ciudad oriental de Tobruk. Al menos para Europa, la estabilidad de Libia debería estar entre sus prioridades para 2015. No solo es un país de tránsito para miles de inmigrantes que arriesgan su vida en el Mediterráneo para alcanzar el viejo continente; puede convertirse también en terreno abonado para yihadistas si este Estado fallido se sumerge aún más en el caos, desestabilizando aún más la región del Sahel.

Afectado por la inestabilidad en el Sahel, Nigeria es el otro tren africano con posibilidades serias de descarrilar. La milicia Boko Haram acaba de desatar la ofensiva más sangrienta de su historia. Según Amnistía Internacional, pese a que las fuerzas de seguridad no han sido capaces de cerrar un balance final de víctimas, los muertos podrían rondar los 2.000. El hundimiento del precio del petróleo –que supone el 70% de los ingresos del Estado– pinta un negro horizonte para la economía del país. Nigeria celebra elecciones presidenciales el 14 de febrero.

 

Economía

En el terreno económico, el mundo navega en aguas procelosas. Rusia se enfrentará a un crudo invierno en 2015. Antes incluso de la dramática caída del rublo a mediados de diciembre, el Banco Central de Rusia preveía un caída del 4,5% del PIB. China, por su parte, navega entre la certeza y la incertidumbre. La certeza: el crecimiento será menor en 2015; la incertidumbre: ¿cuánto menor? El resto del mundo mirará con inquietud el desempeño de la locomotora china, en especial los principales países exportadores. Mientras tanto, la zona euro no consigue despegar. A un crecimiento raquítico –0,2% en el tercer trimestre de 2014– hay que sumar la deflación. En Estados Unidos la atención se centrará en la Reserva Federal, a la espera de la primera subida de intereses desde el estallido de Gran Recesión. Los tipos llevan situados desde diciembre de 2008 entre unos históricos 0% y 0,25%.

A todo ello hay que sumar el hundimiento del precio del petróleo, alivio para muchos –más poder adquisitivo para los consumidores, menos costes para las empresas–, calamidad para no pocos –Rusia, Irán, Venezuela…–. Según el Fondo Monetario Internacional, la caída del precio del crudo podría estimular el crecimiento mundial hasta un 0,8% por encima del previsto 3,8%. Y como añadido, una ironía: uno de los causantes de la caída del precio del crudo –la revolución shale en EE UU– podría ser una de sus víctimas en 2015.

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¡A las urnas!

Hay una serie de elecciones que podrían cambiar el paisaje en países clave. Las primeras en Grecia, donde el 25 de enero Syriza podría hacerse con el poder e intentar una vía alternativa a la de la austeridad, imperante en Europa. El 14 de febrero, las ya mencionadas de Nigeria, gigante africano con pies de barro. El 17 de marzo, Benjamin Netanyahu se la juega frente a una coalición de centro-izquierda que podría arrebatarle el poder e imprimir un nuevo rumbo a la política de Israel. En mayo, Reino Unido acude a las urnas con el panorama político revuelto. David Cameron ha prometido que si es reelegido celebrará un referéndum sobre la pertenencia del país a la Unión Europea. Si lo consigue y además el euroescéptico UKIP logra un buen resultado, la hipótesis de una UE sin Reino Unido podría hacerse realidad en 2017.

En abril, Sudán; en julio, Sudán del Sur. En octubre, Argentina y Polonia. En la primera, la Constitución prohíbe a Cristina Fernández presentarse para un tercer mandato. ¿Veremos la continuidad del kirchnerismo sin los Kirchner, o asistirá el país al alumbramiento de una nueva era? En Polonia, estrella emergente en Europa, el futuro primer ministro debería decidir si el país adopta el euro, asunto que dominará buena parte de la campaña; la otra gran cuestión tampoco será baladí: la crisis en Ucrania, de la que Polonia es fronteriza, y las relaciones con Rusia. Poco después, Myanmar. Y para cerrar el año, España, donde el bipartidismoPartido Popular y Partido Socialista– que ha dominado el país durante los últimos treinta años –los de la democracia– podría asistir a su funeral. Los últimos sondeos sitúan a Podemos, fuerza política con apenas un año de vida, a la cabeza según intención de voto.

 

Eventos

A pesar del petróleo barato –que inhibe de apostar por energías alternativas–, se espera que este sea el año de la lucha contra el cambio climático. En diciembre, París acoge la mayor conferencia sobre la materia desde Copenhague en 2009, considerada un fiasco. Los líderes del mundo se dan cita para, en teoría, aprobar un nuevo acuerdo para luchar contra el calentamiento global que esté a la altura del reto, es decir, que incluya a todos. El objetivo es sustituir el Protocolo de Kioto, en vigor desde 2005, que obliga a reducir emisiones solo a los países desarrollados.

Y para cerrar la lista, una cita con la historia. En marzo está previsto que el Gran Colisionador de Hadrones vuelva a ponerse en marcha, tras un parón de dos años. Después de los trabajos de mantenimiento y mejoras realizadas, se espera que el acelerador alcance el doble de potencia que la de su primer periodo de funcionamiento. “Nadie sabe a ciencia cierta si se podrán descubrir nuevas partículas que vuelvan a cautivar la imaginación de medio mundo”, explica Nuño Domínguez, en referencia al descubrimiento del bosón de Higgs. La catedral de la ciencia, el proyecto más faraónico de la física de partículas, sin duda nos deparará algunas sorpresas. Como 2015.

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