El actual brote de ébola no parece destinado a convertirse en la próxima pandemia que asuele el mundo. Como explica David Quammen en este artículo, estamos ante un asunto de tristeza y miseria locales que afecta a un pequeño grupo de habitantes de África central y occidental. “No se trata de nuestros miedos y temores –sentencia Quammen–. Se trata de los suyos”.
El ébola es una triste realidad africana. Afecta a una población pobre que vive en aldeas remotas cerca de la selva tropical y, debido a la escasez, se ve obligada a comer murciélagos, simios y otras criaturas salvajes. El brote de 1996 en Gabón empezó con el cadáver de un chimpancé infectado. Lo encontraron un grupo de niños que iban de caza y fue devorado comunalmente por los miembros de su aldea. Hubo 31 enfermos ébola, 21 de los cuales murieron.
Se considera que los huéspedes naturales del virus son los murciélagos frugívoros de la familia Pteropodidae. Los chimpancés no pueden hospedarlo, ya que también mueren al contagiarse, como parece ser el caso del chimpancé de Gabón. No hay tratamiento específico contra el ébola ni vacuna para las personas ni los animales. Su tasa de letalidad puede llegar al 90%.
“Es especialmente temible porque el organismo no detecta estos virus de inmediato –afirma Esther Sterk, de Médicos Sin Fronteras–. Cuando el organismo reacciona en muchos casos ya es demasiado tarde”.
El ébola “se mueve más deprisa que nuestros esfuerzos para controlarlo”, confesaba la directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Margaret Chan, el 31 de julio. El 7 de agosto, la agencia de la ONU se reune en Ginebra para decidir si se eleva el nivel de alerta ante la enfermedad. El Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos ha aconsejado que no se viaje a la zona, en contra de las recomendaciones de la OMS, que no quiere pecar de alarmista. No es fácil con el ébola.
Las historias que rodean este virus son tan terribles que la gente le profesa un temor desproporcionado, a veces rodeado de una fascinación oscura, como si se tratase de un “asesino sobrenatural”, en palabras de Quammen. “No lo es –aclara el autor de Spillover: Animal Infections and the Next Human Pandemic–. Es un virus horrible si te contagias, pero no es fácil contagiarse”.
Desde la primera epidemia registrada en 1976 han muerto, siempre en África, 2.477 personas por ébola, 887 de ellas en la actual crisis en Guinea, Liberia, Sierra Leona y Nigeria. En 2013, murieron cada día 1.726 personas por malaria y 4.110 por causas relacionadas con el sida, como detalle Xavier Aldekoa en este artículo.
“The single biggest threat to man’s continued dominance on the planet is the virus”. La cita es de Joshua Lederberg, biólogo molecular y premio Nobel de Medicina, y abre la película Estallido (Outbreak). ¿Pensaría Lederberg en el ébola a la hora de pronunciar estas palabras? Con los datos en la mano, no es probable. El ébola seguirá siendo, por el momento, una triste y mísera realidad africana, Hollywood aparte.
[…] últimas cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la extensión del virus del ébola en África Occidental contaban 6.553 infectados y 3.093 muertos. Liberia, Guinea y Sierra Leona son […]
[…] En la “zona ébola”, la mayoría de los habitantes que se alimentan con carne de animales salvajes consumen este tipo de especies y no chimpancé. Además, existen muchas dudas científicas y, con independencia de brotes anteriores, las especialistas recuerdan que el actual al que se refiere la revista no pareció partir del consumo de chimpancés sino probablemente de los murciélagos. Son sus huéspedes naturales. […]