La presencia global de México se sostiene de forma importante (y creciente) en su dimensión económica, pasando de una contribución de 37,9% en 1990 a 68% en 2014.
Este es el resultado del crecimiento de las exportaciones de energía, de bienes primarios y, de manera más señalada, de manufacturas. De hecho, la presencia de México en manufacturas se multiplica por 25 entre 1990 y 2014 (solo por cuatro en el caso de Estados Unidos); una apuesta que es en buena medida posible por su ubicación geográfica y la absorción de la actividad industrial estadounidense.
Con ello, la presencia económica mexicana presenta un patrón de inserción más diversificado que otros países latinoamericanos aunque no tanto como el de otros países emergentes, que terminan por restar cuota mundial de presencia económica a México.