Concebida en 2011 como una iniciativa para impulsar un mayor crecimiento, desarrollo económico y competitividad de las economías de México, Chile, Colombia y Perú, la Alianza del Pacífico se ha distinguido de otros acuerdos comerciales de la región por ser un proyecto que busca de manera explícita la expansión de América Latina a través del océano Pacífico.
Entre los cuatro países que la forman, destaca en primer lugar México, ubicado en el puesto 23 del Índice de Presencia Global Elcano, con una proyección exterior fuertemente apoyada en su dimensión económica (78,7% de su presencia global en 2017), seguido de Chile en el puesto 34, sobresaliendo también en la dimensión económica (el 59,8% de su presencia exterior). Dada la elevada proyección económica de sus principales miembros, la Alianza del Pacífico pretende ser la punta de lanza de la expansión comercial latinoamericana hacia los mercados asiáticos.
Además de estos países, la Alianza del Pacífico cuenta entre sus filas con una nación, Colombia, que a pesar de tener una fuerte presencia económica (46,5% de su presencia global en 2017), ha visto incrementada su presencia blanda en el mundo, que ha pasado del 16,4% en 2010 al 37,4% en 2016. Este aumento se ha debido sobre todo a la cobertura en los medios de comunicación de Colombia tras el acuerdo de paz con las FARC.
El cuarto de sus miembros, Perú, a diferencia de los otros tres, presenta un alto peso de la dimensión militar (47,6%) en su presencia global. Esto se debe no tanto al hecho de contar con un elevado número de tropas desplegadas en el extranjero –ocupa el segundo lugar en el ranking regional de presencia militar– sino por la ralentización de su economía tras el fin de ciclo de las materias primas, lo que a su vez ha favorecido el incremento del peso relativo de su dimensión blanda en los últimos años, que paso del 6,5% en 2010 al 13,4% en 2016.
Estos cuatro países, conocidos también como los Pumas del Pacífico, se han caracterizado por sus políticas a favor del libre mercado y, más recientemente, por el incremento de su apertura hacia los mercados asiáticos. Tales son los casos de México, Chile y Perú, que ya eran miembros del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC), además de activos negociadores en el por ahora aparcado Acuerdo Transpacífico (TPP) tras la retirada de Estados Unidos.
Desde hace algunos años, distintos organismos internacionales como la CEPAL han anunciado la paulatina expansión de las economías latinoamericanas en el Pacífico en un intento por diversificar su comercio e inversión, así como el acercamiento de China, que ha buscado incrementar su presencia en el mundo y, de forma destacada, América Latina.
Situada en el segundo puesto del Índice, China aún está lejos de EEUU en términos de presencia global: la diferencia entre estos dos países es superior a los 1.700 puntos. Sin embargo, la distancia se ha ido acortando lentamente, sobre todo en términos macroeconómicos, ya que en los últimos años ha mantenido buenas tasas de crecimiento y se ha convertido en el máximo exportador a nivel mundial, superando los 285.000 millones de dólares en 2015, lo que representó el 22% de su PIB ese mismo año según el Banco Mundial.
Por si fuera poco, durante la década pasada, China se convirtió en el socio comercial más importante de América Latina y el Caribe, alcanzando los 120.000 millones de dólares en 2009 gracias a distintos acuerdos bilaterales, con un participación de exportaciones e importaciones del 4,7% y el 6,4%, respectivamente, según cifras de CEPAL.
El impresionante dinamismo de la economía china les lleva a buscar las materias primas necesarias para mantener sus altas tasas de crecimiento, convirtiéndose en el segundo importador más importante de la región tras EEUU. Todo ello ha estimulado los modelos primario-exportadores de los países latinoamericanos.
Ahora bien, la salida de EEUU del TPP, junto con sus recientes decisiones en política exterior, llevan a pensar que acuerdos como la Alianza del Pacífico o incluso una renegociación del TPP con China a la cabeza, pueden convertirse en piezas claves para el incremento de presencia global, o por lo menos la diversificación comercial, de América Latina y el Caribe.
De esta forma, la Alianza del Pacífico no es solo un acuerdo regional, sino la apuesta de un grupo de países latinoamericanos para sacar el mayor provecho de su posición geográfica de cara al Pacífico, a través de su vinculación con las potencias del continente asiático. Lo cierto es que actualmente la Alianza del Pacífico y Mercosur representan más del 80% del comercio exterior suramericano. Su novedosa apuesta podría llevarlos concretar otros acuerdos comerciales con los países asiáticos. Así, mientras Mercosur se acerca a Europa por el Atlántico, los “pumas” hacen lo propio con Asia desde el Pacífico, lo que podría representar una auténtica nueva era comercial para América Latina.