Los lazos que unen a España con América Latina son firmes y cuantiosos. La impronta de siglos de colonización española en el continente generó la existencia de numerosos vínculos, algunos de ellos tan centrales como el hecho de compartir una misma lengua. Es por esto que, aunque sepamos que la región representa una zona geográfica prioritaria en las relaciones internacionales españolas, pueda resultar llamativo conocer que la presencia española en la región es principalmente económica y no blanda.
El Índice Elcano de Presencia Global trata de medir la proyección de un país más allá de sus fronteras, diferenciando los tipos de presencia en tres dimensiones (económica, militar y blanda), las cuales se dividen a su vez en distintos indicadores. A lo que se está haciendo referencia al hablar de presencia global es a en qué medida y forma los países se sitúan fuera de sus fronteras. En este sentido, el índice mide la presencia global de 100 países además de la de seis regiones que toma en consideración. América Latina ocupa la quinta posición en la clasificación de presencia global por regiones, a pesar de ser la cuarta región tanto en población como en PIB. Asimismo, el hecho de que la mayoría de países latinoamericanos incluidos en el índice presenten una estructura productiva primario-exportadora ha llevado a que desde los primeros años de esta última década el valor de sus exportaciones descienda como consecuencia del fin del incremento en el precio de las materias primas, coyuntura que tiene su reflejo en el descenso de la participación de la dimensión económica en la presencia global de la región, especialmente lastrada por la variable de exportaciones energéticas. Se debe tener presente que estos datos reflejan la agregación de la proyección exterior de los países que conforman las regiones y, por tanto, están muy afectados por el grado de vinculación que muestren los países pertenecientes a una misma región. Es decir, lo que aquí se muestra no es la proyección exterior de América Latina al mundo sino la proyección agregada de cada uno de los países latinoamericanos incluidos en el índice.
Por otro lado, en una publicación reciente presentamos los resultados de la presencia global española desagregada por países y zonas geográficas. De este modo es posible ver cómo se distribuye su proyección exterior por países y regiones, donde América Latina se sitúa como la segunda región con mayor presencia española, con una importante preponderancia de la dimensión económica. De hecho, aunque se caracteriza por ser también la segunda zona con más presencia económica española, se ubica en tercera posición en el caso de la presencia blanda, por detrás de Europa y Asia y Pacífico.
Este dato no debería extrañar si se atiende tanto al papel de las multinacionales españolas en la región como la importancia de del mercado latinoamericano para esas empresas. Aunque es cierto que la presencia de la región destaca por la exportación de materias primas, y que mucha de la Inversión Extranjera Directa (IED) que recibe está dirigida a tomar el control sobre las mismas, esto contrasta con que buena parte de las empresas españolas allí instaladas son proveedoras de servicios (finanzas, telecomunicaciones, electricidad) centradas en los importantes mercados internos que ofrecen estas economías. Las tres mayores empresas españolas según el listado “Global 500” de la revista Fortune en 2016, además de muchas otras, obtienen en dicha región una parte importante de sus beneficios.
Dentro de la dimensión económica, el indicador que más aporta a la presencia española son las inversiones, que suponen un 7,8% del total de su presencia en la región (13,6%). Esto encaja con los datos que nos aporta la secretaría de Estado de Comercio sobre la IED española en América Latina, la cual representaba en 2015 un 29% del total de flujos y un 30,4% del stock de inversión de España en el exterior. Asimismo, los principales destinos de las inversiones españolas se corresponden con aquellos países de la región en los que España tiene una mayor presencia global.
La relevancia de las inversiones en la presencia española en la zona debe ser atendida desde un doble aspecto. Por un lado, aquí se refleja que actualmente en la economía han cobrado mayor relevancia los flujos financieros internacionales. Por otro, la historia de las empresas españolas en la región está ligada a un proceso de fusiones y adquisiciones que tuvo lugar en la década de los noventa y en el que la IED jugó un papel principal. Este proceso estaba vinculado precisamente a procesos internos de privatización de empresas pública, cuyas adquisiciones permitieron la penetración de estas empresas españolas en grandes mercados internos emergentes.
Recientes anuncios, como el del gobierno de Brasil con la privatización del gigante eléctrico nacional Eletrobrás, o la modernización del tratado de libre comercio entre la UE y México, así como la aprobación de un acuerdo comercial entre la UE y Mercosur, con dificultades este último por la política arancelaria de la UE en el sector agropecuario y un Brasil que espera elecciones este año… todas estas cuestiones condicionarán los futuros flujos de inversión.
Las inversiones españolas se han dirigido principalmente a sectores con una mayor orientación interna, destacando los servicios financieros y de seguros con el 40% del stock de IED en 2015, frente a menos de un 5% enfocado al sector primario. Por tanto, aunque América Latina representa una región relevante para presencia española y esta proyección está marcada por sus inversiones, no se puede decir que tengan un impacto en la proyección exterior de la región o que parezca que puedan modificarla en un futuro próximo.