En 2010 Brasil se presentaba ante el mundo como el país económicamente más importante de América Latina –con una tasa de crecimiento del PIB de 7,5% con respecto al año anterior, cuando la economía decreció un 0,1%– y buscaba consolidarse como aquel con mayor presencia global en la región mediante el crecimiento de su presencia blanda en el mundo, a partir del Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.
Sus futuros compromisos anunciaban, por una parte, una bonanza considerable conseguida gracias a varios años de buenos resultados económicos, ya que a excepción de lo ocurrido en 2009, el país había mantenido altas tasas de crecimiento durante mas de una década. Por otra, estos mismos eventos comprometían al país a mantener un dinamismo económico considerable, con el fin de no perder el terreno ya ganado en materia de inversión en un contexto de alza de los precios de las materias primas. En 2010, Brasil era el cuarto exportador más importante de materias primas del mundo, con un valor estimado máximo de más de 122.000 millones de dólares según datos del Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2017 de la Cepal.
Fuente: Índice Elcano de Presencia Global
Otro factor relevante se dio en el campo de la inversión extranjera directa (IED), ya que desde 2010 Brasil logró incrementar sus inversiones en el exterior, incrementando su stock en el extranjero de 149.000 millones de dólares en 2010 a más de 204.000 millones en 2014, según las bases de datos de las Conferencias de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), convirtiéndose en el inversor más importante de la región. Según ese crecimiento de proyección económica, Brasil se afianzó como lider regional en términos de presencia global.
Sobre este punto cabe señalar que Brasil fue uno de los pioneros en la expansión de empresas translatinas en el extranjero de la mano de Petrobras, además de industrias del sector minero como Vale, y algunas empresas de ingeniería y construcción. La mayor parte de estos flujos de inversión se dirigieron a otros países de América Latina, y las empresas más grandes, relacionadas con el mercado de las materias primas, consiguieron también entrar en el mercado estadounidense y canadiense. De hecho, siete de las diez mayores adquisiciones en el exterior por parte de empresas brasileñas tuvieron lugar en estos países, de acuerdo con el informe La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2013 de la Cepal, lo que ayudó a diversificar el riesgo y mantener estable su economía.
Mayores fusiones y adquisiciones transfronterizas realizadas por empresas brasileñas, 1990-2013 (en millones de dólares)
Fuente: La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2013
Durante esos años, Brasil mantuvo casi todos sus sectores abiertos para la llegada de inversión, particularmente en el mercado de materias primas, incrementando sus acervos de IED y colocándolos en grandes proyectos de infraestructura en materia deportiva y petrolera, con la llegada de empresas como Shell, Total y la Corporación Nacional de Petróleo de China como las más importantes, consiguiendo en 2011 un flujo de IED, máximo histórico, superior a los 96.000 millones de dólares.
Tras el auge, la caída
A partir de 2012, y tras todos los esfuerzos realizados en infraestructura y productividad, el crecimiento económico de Brasil se ralentizó, alcanzando apenas una tasa de crecimiento del 1,9% del PIB. En el año del Mundial (2014), su economía había decrecido un 3,8%, debilitándose de esta forma su presencia económica, según cifras oficiales del Anexo Estadístico del Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2017 de la Cepal.
Sin embargo, la enorme difusión realizada, tanto para el Mundial como para los JJOO, hizo de Brasil una potencia mediática a nivel mundial, influyendo en el crecimiento de su presencia blanda, que pasó de representar el 14,7% de su presencia global en 2010, al 19,8% y el 22,9% en 2014 y 2016, respectivamente.
Si bien es cierto que el valor índice de la presencia blanda prácticamente se duplicó entre 2010 y 2016, algunos indicadores como turismo o deportes no incrementaron su participación porcentual dentro de la presencia global. Incluso en lo referente a la cultura, de 2011 a 2014 Brasil tuvo crecimientos del 0%.
Fuente: Índice Elcano de Presencia Global
Esta situación es interesante si se toma en consideración que la enorme inversión recibida y utilizada en proyectos de infraestructura deportiva y turística, con el objetivo de alojar los dos eventos deportivos más importantes del mundo, no ha rendido los frutos esperados.
Cabe destacar el lento crecimiento que ha tenido Brasil en materia de turismo, ya que para 2015, según cifras del Banco Mundial, este país recibió poco más de seis millones de visitantes, mientras que México, el segundo país con más presencia global en América Latina, tuvo cinco veces más visitantes.
A todo ello se suman los problemas económicos que el país ha tenido recurrentemente desde 2014, ya que sus niveles de inversión, consumo y crecimiento han ido claramente a la baja. Ya desde 2013 las exportaciones brasileñas se habían estacando, y un año después decrecieron un 3,5% mientras aumentaban en las importaciones, debido en gran parte a la caída de los precios en materias primas. Ya para 2015 la economía se encontraba en franca recesión, con una nueva caída del PIB del 3,8%, al mismo tiempo que su moneda sufría una devaluación histórica, depreciándose un 48,3% con respecto al dólar, lo que ha terminado por debilitar su presencia global.
Finalmente, y después de años de liderazgo económico regional, sobre todo en el campo de la IED, tanto como receptor como inversor, Brasil parece no haber podido concretar su posición como potencia continental. Más aun, es el país que más presencia global ha perdido en América Latina, sobre todo con respecto a México que lentamente comienza a acortar distancia, y podría disputar el liderazgo de la región, toda vez que es el único país latinoamericano cuya presencia global se mantiene en crecimiento.
Fuente: Índice Elcano de Presencia Global
El Mundial de Fútbol y los JJOO parecían ser el marco perfecto para que Brasil diera el salto y se convirtiese en un país con más presencia blanda, al tiempo que diversificaba su economía. Es cierto que su presencia blanda ha venido en aumento. También es cierto que económicamente hablando Brasil sigue siendo una fuerza a tener en cuenta dentro de la región: actualmente es el país con más presencia global dentro de la misma. Sin embargo, el crecimiento de su presencia blanda no ha sido suficiente para compensar el terreno perdido en presencia económica.
Sus bajos niveles de crecimiento, la caída en las inversiones, los problemas inflacionarios y su falta concreción para convertir la infraestructura creada en los últimos años en activos que permitan incrementar su presencia blanda en el extranjero, y particularmente su turismo, han hecho del potencial de Brasil una promesa en espera de cumplirse.