El despegue de Brasil y su ascenso al primer puesto en América Latina en términos de presencia global por delante de México se debe, en buena medida, al crecimiento de su dimensión blanda, pero también de la económica. Hay un punto de inflexión desde 2000, protagonizado fundamentalmente por las exportaciones de bienes primarios (34,5% de su presencia global).
Todo ello dota a su presencia global, en parte, de una volatilidad ligada a los precios de las commodities. El liderazgo económico regional de Brasil se debe, además, a las exportaciones de servicios y al stock de inversión en el exterior.