#DataméricaGlobal: Bolivia, avance económico, pérdida de presencia

La nueva edición del Índice Elcano de Presencia Global incorpora a Bolivia dentro de sus cálculos, que ocupa uno de los puestos más bajos del índice (97°) a escala mundial –solo por encima de Malta, Yemen y Siria–, y el último lugar para la región de América Latina. Todo ello a pesar de pertenecer a los países latinoamericanos más prometedores de los últimos años en materia de crecimiento económico y desarrollo social según los informes estadísticos más recientes de la Cepal.

En términos de PIB, Bolivia ocupa el puesto número 89° entre los países incluidos en el cálculo del índice en 2016, avanzando ligeramente desde el año 2000, cuando ocupaba el puesto 91°. No obstante, si bien es cierto que Bolivia tiene dificultades para proyectarse como una nación de referencia en el extranjero, las proyecciones económicas más recientes realizadas por la Cepal para esta nación parecen optimistas, indicando un crecimiento del 4%, uno de los más altos en toda América Latina y el Caribe, gracias a su política económica contracíclica, y a pesar de la caída de los precios de bienes primarios, en especial de los hidrocarburos. Sin embargo, su buen desempeño económico no ha contribuido para mejorar en gran medida su presencia internacional, que se encuentra actualmente sustentada precisamente en esta área.

Antes de la llegada de Evo Morales a la presidencia del país durante el famoso “giro hacia la izquierda” latinoamericano en el año 2000, Bolivia ocupaba el puesto 97° dentro del índice, y la dimensión económica representaba únicamente el 23,4% de su proyección exterior, en la cual destacaban la exportación de bienes primarios (14,3%) y servicios (4,1%) como los principales componentes de esta dimensión.

Por su parte, en el aspecto bélico Bolivia se posicionaba en el puesto 64° a nivel mundial, con un porcentaje de presencia militar del 61,3% con respecto al índice total, convirtiéndose así en la nación donde el ámbito castrense tenía mayor presencia en términos relativos, ya que si bien países como Brasil (13°), Argentina (23°) y México (34°) se encontraban mejor posicionados en presencia militar mundial, su participación total en el índice de presencia global no superaba el 40%.

Cabe aclarar que está relativamente fuerte presencia militar se debió más a su poca diversificación entre el resto de indicadores que componen el Índice de Presencia Global, que al movimiento de personal militar fuera de sus fronteras, toda vez que uno de los pilares de la política exterior boliviana es su orientación pacifista, lo que a su vez se relaciona con los bajos niveles de personal e inversión militar según los informes de la Red de Seguridad y Defensa de América Latina 2010.

Con la llegada del gobierno progresista de Morales esta situación comenzó a transformarse radicalmente hasta el punto de ser la economía, y no la presencia militar, el pilar fundamental de la presencia boliviana en el exterior, al pasar a contribuir un 60,2% a su presencia global, seguido por la presencia blanda (22,7%) y militar (17,1%).

Vista de manera más desagregada, la presencia económica de Bolivia se sustenta, en primer lugar, por las exportaciones de energía (20,9%), y en segundo lugar, mediante la exportación de bienes primarios (27,9% del total), ocupando respectivamente los puestos 52° y 72° a nivel mundial, lo que muestra un avance en términos de presencia en comparación con el año 2000 cuando ambos indicadores ocupaban el lugar 78°, así como un incremento de su dependencia con el mercado internacional.

Esto se encuentra en relación con su orientación primario exportadora dependiente de la exportación de combustibles fósiles, los cuales, a decir del Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2015, descendieron para el caso boliviano en un 23% durante ese mismo año.

Sin embargo, esto no ha detenido del todo el crecimiento económico del país a pesar de la desaceleración general que se vive en la región, gracias a las decisiones en política monetaria y fiscal tomadas recientemente, ya que ha sido a través del ahorro acumulado durante el boom de las commodities que Bolivia ha podido compensar su déficit fiscal y evitar la devaluación de su moneda.

No obstante, la presencia global de Bolivia se ha mostrado en retroceso durante los últimos años, pasando del puesto 92° en 2013, al 95° en 2014 y 2015, hasta alcanzar su posición actual de 97° en 2016, colocándose así en la retaguardia latinoamericana. Si bien es cierto que el poder blando de la nación ha crecido gracias al impulso de las actividades deportivas (5,1%), las migraciones (5%) y el turismo (3,8%), su modelo económico poco diversificado ha impedido el aumento de su nivel de presencia global.

Esta tendencia negativa puede vincularse con el fin del ciclo de altos precios de las materias primas en el mercado internacional que, de mantenerse esta situación, podría afectar aún más la presencia global de Bolivia en los próximos años, así como al desempeño económico y social del país.

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