El turismo es una de las principales contribuciones de la dimensión blanda a la presencia global de América Latina –un 7,7% de su presencia en 2015–. Sin embargo, en comparación con otras regiones del mundo, la capacidad de atracción turística de la región es muy baja. En 2015, la región se situaba por delante de África Subsahariana, recibiendo menos turistas incluso que Magreb y Oriente Próximo, y esto a pesar del impacto de la inestabilidad de esta zona en su atractivo turístico.