Desde 1990, la presencia económica de Asia y Pacífico se ha multiplicado casi por diez mientras que la de América Latina lo ha hecho por siete. Sin embargo, desde el punto de vista de las bases de proyección exterior de cada una de estas regiones, la economía suponía en 2014 el 65,5% de la presencia de América Latina, más que el 59,9% en el caso de Asia. Frente a la concentración de presencia de América Latina en energía y bienes primarios (20,3% y 27,6%, respectivamente), la asiática se reparte de manera más equitativa, adquiriendo relevancia también manufacturas y servicios. Por tanto, Asia presenta un perfil de presencia económica más diversificado, sinónimo de menor vulnerabilidad externa.