«Venga aquí a contar los muertos conmigo, dé la cara frente al horror”. Es el 3 de octubre de 2013, y Giusi Nicolini, alcaldesa de Lampedusa, se dirige así al entonces primer ministro de Italia, Enrico Letta. Acaba de volcarse, a pocos kilómetros de la isla, un barco con más de 300 personas a bordo. Fallecen 328. Es una de las mayores masacres de la inmigración en el Mediterráneo.
“Todo es como antes. Seguimos contando los muertos”. Es el 15 de febrero de 2015, y Nicolini, todavía alcaldesa de Lampedusa, contesta así a las preguntas del diario Il Manifesto. Acaba de naufragar un barco un más con 700 personas a bordo. La operación italiana de salvamento Mare Nostrum ha sido interrumpida pocos meses atrás, debido a la falta de apoyo comunitario al país transalpino. Mare Nostrum era la respuesta a la tragedia de dos años antes.
En medio, entre un naufragio y el otro, ni Italia ni la Unión Europea han empezado a contar los muertos, a pesar de las palabras de Nicolini. Es más: nunca lo habían hecho. Las instituciones europeas, mientras cierran fronteras y desvían las rutas de los migrantes, nunca se han parado a contabilizar la consecuencia más directa y visible de sus políticas.
Quien sí lo ha hecho es grupo de periodistas. El resultado de su trabajo, The Migrants Files, es una base de datos que recoge 27.000 muertes de migrantes desde 2000 hasta 2013. El proyecto ya había echado a andar antes de aquel octubre de 2013. Ese naufragio solo fue el impulso para entender que era necesario trabajar desde una perspectiva continental.
Si cuando ocurre una tragedia los Estados miran rápidamente a Europa –que organiza y financia su seguridad fronteriza–, haría falta apuntar el dedo en esa misma dirección a la hora de contar los muertos. El equipo lo formaron 12 periodistas de Francia, Italia, Alemania, Grecia, Suecia, Suiza y España, convencidos de que no había tiempo para decisiones temorosas, las que toman los medios a diario para decidir si el último naufragio va “en la sección de nacional o en la de internacional”: la cuestión es europea.
Saber cuántas personas mueren debido al cierre de fronteras no parece ser uno de los objetivos comunitarios. Un reciente estudio de la Universidad de Amsterdam ha contado en los registros de los Estados del sur de Europa a 1.398 cuerpos identificados como migrantes fallecidos en su intento de llegar a los países del continente entre 1990 y 2013. Durante 23 años. Una cifra que, solo haciendo un repaso de los últimos titulares de prensa, queda cínicamente corta. El enorme trabajo de los investigadores puso de manifiesto la ausencia del recuento oficial.
Más allá de los impactantes números de The Migrants Files, la necesidad era medir las consecuencias de determinadas políticas. Y para muestra, un botón: el caso de la ruta del Mediterráneo del Este, que une Turquía con Grecia. Sin contar los aeropuertos, puntos de entrada de migrantes por excelencia, era el segundo camino más transitado por quienes quieren llegar a Europa “sin papeles”, según los datos de Frontex. Aquí se detectaron cuatro de cada diez intentos de ingresos de migrantes entre 2008 y 2009. A finales de 2010, en la zona llegó a concentrarse hasta el 60% de todas las llegadas que se detectaron en el continente. En ese momento, el camino vía tierra era el más utilizado.
Fue por ello que para el año siguiente Frontex movilizó sus efectivos de cara a la Operación Poseidón, llevada a cabo de la mano de las fuerzas de seguridad griegas. En menos de 12 meses, el gobierno heleno empezaba la construcción de una valla de 12 kilómetros en su frontera con Turquía, cerca de la localidad de Orestiada, completada en diciembre de 2012. En los 24 meses, los irregulares identificados bajarían de 55.000 hasta 32.000 por año.
La otra cara de este resultado, sin embargo, se encuentra en los números de fallecidos, una información que ni Frontex ni el ejecutivo griego recogen. Los datos de The Migrants Files indican que en 2010 murió un migrante por cada 200 que intentaron entrar por esta ruta. En 2012 lo hizo uno de cada 30.
¿Las razones? La misma Frontex, en su informe del tercer trimestre de 2012, daba algunas pinceladas sobre lo que estaba ocurriendo: un cambio de ruta para elegir, de nuevo, la travesía por mar. “Las operaciones han causado un ligero efecto de desplazamiento hacia la frontera marítima entre Grecia y Turquía y hacia la terrestre entre Grecia y Bulgaria”. Ese ligero desplazamiento se ha convertido rápidamente en un cambio de flujo hacia la ruta marítima. En 2012 fue la elegida por el 30% de los inmigrantes que entraron a Europa por alguna de las rutas identificadas por Frontex. La misma agencia europea detalla en su informe del primer cuatrimestre de 2013 que el mar Egeo, entre Turquía y Grecia, ha marcado un récord de intentos de entradas. A mitad del año, cuando se añaden las buenas condiciones meteorológicas, la zona se convierte de forma oficial en un nuevo “punto caliente” de entrada de inmigrantes. Durante todo el año, 11.800 personas intentaron entrar a Europa por esta vía, el mismo número que en los tres años anteriores juntos.
Sin datos, sin interés
El Equipo de The Migrants Files no ha podido utilizar cifras oficiales sobre los migrantes fallecidos simplemente porque no existen. Es por ello que para elaborar su base de datos utilizó la Open Source Intelligence, la información abierta a la que se puede acceder a través de la Internet. Se utilizaron tres fuentes: la primera, la base de datos de Gabriele del Grande, el periodista italiano que recoge en su blog las noticias de los fallecimientos de migrantes, creando una de las primeras bases de datos abiertas sobre el tema. La segunda es la de United Against Racism, la ONG europea paraguas que aúna a más de 500 organizaciones nacionales y que desde mediados de los años novena registra los fallecidos en aguas del Mediterráneo. La tercera, el programa PULS de la universidad de Helsinki, que permite buscar por temáticas concretas en el constante flujo informativo diario.
Crear, organizar y descifrar esa base de datos ha sido el punto de partida de los artículos publicados en seis países y diez idiomas. The Migrants Files, ha dado vida al más completo, aunque todavía no perfecto, archivo sobre este tema (la información se puede descargar desde la página web del proyecto).
The Migrants Files es un proyecto creado por Journalism ++ y Dataninja y en el que participan Neue Zürcher Zeitung, El Confidencial, Sydsvenskan y Radiobubble, además de los periodistas freelance Alice Kohli, Jean-Marc Manach y Jacopo Ottaviani. El proyecto ha sido parcialmente financiado por JournalismFund.