En 2019, un tercio del crecimiento de la economía mundial se debió a China, el 11% a Estados Unidos y el 4% a la Unión Europea. Desde el inicio de la crisis económica en 2008, China ha sido la gran locomotora que ha tirado de la economía global. En 2012, su contribución al crecimiento global fue de un 58%, y en 2013, del 48%. Con razón dijo Christine Lagarde, por entonces directora general del Fondo Monetario Internacional: “No me quiero ni imaginar dónde estaría la economía mundial sin el paquete de estímulo de la China de 2009”, unos 586.000 millones de dólares.
En estos momentos, se estima que el coronavirus (Covid-19) puede reducir el crecimiento de China el 1,2% en el primer trimestre de este año, lo que, en coherencia con la participación de China en el crecimiento global, ocasionaría una caída del PIB mundial del 0,4%. Si durante la epidemia del SARS en 2003 la economía china suponía el 4,3% de la economía mundial, hoy su peso es mucho mayor: el 17%.
El impacto económico de la epidemia tiene efectos en cascada: se reduce el consumo en China y su importación; cae la producción china y su exportación, dislocando múltiples cadenas de producción globales; se reduce drásticamente el turismo chino (más de 150 millones de turistas en 2019), que además es el que más gasta, y el transporte aéreo internacional se contrae. Economías asiáticas muy conectadas con la china son las que sufren más. Japón está en peligro de entrar en recesión. Corea del Sur ha adoptado un plan de emergencia para hacer frente a la situación. Singapur anticipa una caída del 30% del turismo y prepara un programa de estímulo fiscal. Apple, que fabrica su iPhone en China, admite que caerán sus ingresos. No hay economía que no se constipe cuando la china estornuda, nunca mejor dicho.
La economía global está muy interrelacionada y cualquier frenazo de su locomotora impacta sobre todos los vagones, sea su causa el coronavirus o, como desde 2018, la guerra económica declarada por el presidente de EEUU, Donald Trump, contra China. En su afán por frustrar el crecimiento de China a toda costa, Trump se llevará por delante –si tiene éxito– la economía global. EEUU puede refugiarse en su enorme mercado, pero sus aliados –Japón, Corea del Sur o los países de la UE, entre otros– dependen de la exportación.
El impacto del coronavirus sobre la economía china y sobre la mundial dependerá de su duración. Si la epidemia queda pronto bajo control, el PIB global perderá este año un 0,5%, según cálculos del Banco Mundial. Si al final se declara la pandemia y esta llega a ser severa, el PIB global podría llegar a reducirse hasta un 5%, lo que supondría la pérdida de unos tres billones de dólares.