El 8 de noviembre el presidente de EE UU, Barack Obama, apoyó la idea de que India obtenga un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Estados Unidos ha apoyado igualmente las aspiraciones japonesas por conseguir otro puesto permanente, pero no se ha pronunciado en los casos de Brasil y Alemania. ¿Cómo afecta el apoyo de EE UU a la India y su silencio respecto a Brasil a las aspiraciones de la potencia suramericana de lograr un asiento permanente en el Consejo de Seguridad? ¿Cuál es la probabilidad de que Brasil lo consiga? ¿Cómo afectaría la entrada de Brasil al Consejo de Seguridad y sus decisiones?
Peter Hakim, miembro del consejo de Latin America Advisor y presidente emérito del Intern-American Dialogue: “Con su apoyo a la India para que ingrese de manera permanente en el Consejo de Seguridad, el presidente Obama ha dejado claro que EE UU reconoce la importancia clave del país asiático en la arena internacional; reconoce a su vez que su país necesita a India como socio político y en temas de seguridad, y por último, que cree que Nueva Delhi comparte largamente su visión del mundo y, por lo tanto, confía en que será más un aliado que un adversario en el Consejo de Seguridad. Este respaldo es sólo un gesto diplomático, pues el Consejo no tiene un asiento para India, o para cualquier país más allá de los cinco miembros permanentes actuales, cuya aprobación unánime es necesaria para abrir el Consejo a nuevos miembros permanentes. Aunque Obama no abogó por el cambio necesario, su afirmación sugiere que EE UU está preparado para considerarlo. Y ahí está la buena noticia para Brasil. Cualquier cambio que permita el ingreso de India abrirá sin duda la puerta a otros países, y Brasil sería hoy uno de los principales candidatos. No obstante, Obama no apoyó la candidatura brasileña, e incluso si hiciese su esperada visita al país suramericano, probablemente seguiría sin mostrar su apoyo por una serie de razones: debido a su tamaño y localización, EE UU considera a India un socio más importante que Brasil; en la actualidad, EE UU se siente incómodo con algunos elementos de la política exterior brasileña; y México y otros países latinoamericanos, que preferirían una especie de asiento rotatorio para América Latina, mostrarían su rechazo”.
Andrés Rozental, miembro del consejo de Latin America Advisor, presidente de Rozental & Asociados en México e investigador principal en la Brookings Institution: “En su Canning Lecture del 9 de noviembre, el secretario de Estado de Asuntos Exteriores británico, William Hague, secundó las aspiraciones brasileñas de conseguir un asiento permanente en el Consejo de Seguridad. El presidente Obama hizo lo mismo con India en su reciente gira por Asia. Ninguno de estos respaldos, sin embargo, significan mucho, ya que por el momento las posibilidades reales de que prospere una reforma del Consejo que sea aceptable para los cinco miembros permanentes actuales –según la carta de la ONU, tiene que haber unanimidad por su parte— son mínimas; tampoco existen posibilidades reales de que otros miembros importantes de la regiones asiática o latinoamericana acepten que India o Brasil dispongan del único asiento regional. Los mismo puede decirse en el caso de China y su turbulenta relación con Japón. En los últimos años ha habido numerosas propuestas para crear más asientos regionales rotatorios sin derecho a veto, así como planes para crear asientos semi-permanentes para determinados países que se sumasen a los cinco permanentes y a los diez asientos regionales rotatorios actuales. Ninguna de estas propuestas ha recibido el apoyo amplio suficiente que se necesitaría para adoptarla. Es dudoso que alguna otra lo consiga en un futuro inmediato. La emergencia del G-20 al más alto nivel parece ofrecer un papel internacional a todos los aspirantes por un asiento permanente en el Consejo de Seguridad. Y hasta que no sepamos si el G-20 puede ir más allá de ser el principal foro económico mundial y extender su agenda a otras cuestiones globales, esto hará la reforma del Consejo de Seguridad más complicada y menos realista. Japón, Alemania, India, Brasil, México, Indonesia, Nigeria y Suráfrica, todos ellos afirmarían ser representativos regionalmente y se mostrarían reacios a que una potencia regional rival se hiciese en exclusiva con un asiento permanente en la ONU”.
Riordan Roett, director del programa de estudios latinoamericanos de la John Hopkins School of Advanced Internacional Studies: “Conseguir un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU ha sido un objetivo importante para Brasil, en particular durante la administración del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Como uno de los países de los BRIC, Brasil considera que ha alcanzado la estatura global que justifica un asiento en el Consejo. La reestructuración del Consejo es un proceso complejo. No está claro que China vaya a favorecer la candidatura india. Se dice que Francia no apoyaría el ingreso de Alemania. Recientemente, el secretario de Estado de Asuntos Exteriores británico apoyó la candidatura brasileña, lo cual supone un paso adelante importante. La renuencia de EE UU surge de una larga tradición de apatía en Washington respecto al ascenso de Brasil en la región y a nivel global. Brasil no tienen ningún problema a la hora de oponerse o criticar a EE UU en la Organización Mundial del Comercio, en las cumbres del G-20, o cuando se embarca en iniciativas como el reciente viaje de Lula y el primer ministro turco a Irán. La entrada de Brasil en el Consejo de Seguridad reforzaría la voz de la diplomacia Sur-Sur y la de dicho hemisferio –ambos desarrollos importantes en el siglo XXI”.
Jorge Heine, ex embajador chileno y ex ministro, presidente de Global Gobernante en la Balsillie School of Internacional Afaris en Waterloo, Notario: “El apoyo del presidente Obama a la India en sus aspiraciones por conseguir un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU fue un factor clave a la hora de salvar su visita de estado a aquel país a principios de noviembre, una visita que estuvo plagada de dificultades. Resulta irónico este hecho, de enorme peso simbólico, pues India ha sido menos activa que Brasil persiguiendo un asiento permanente en el Consejo. Desde 2003 Brasil ha abierto 33 nuevas embajadas alrededor del mundo, ha tomado el mando en la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), además de apostar por el ‘plurilateralismo’ (en los BRIC, IBSA y el G-20, entre otras entidades) con energía. Se ha implicado asimismo en iniciativas diplomáticas arriesgadas en Oriente Próximo y con Irán, mal vistas desde Washington. A corto plazo, el apoyo de EE UU a India supone un revés. Significa que dos países del llamado G-4 (Brasil, Alemania, India y Japón) que presionan por conseguir un asiento permanente en el Consejo de Seguridad cuentan con el apoyo de EE UU, y otros dos, no. Sin embargo, no se debería exagerar. Las posibilidades de que prospere una reforma del Consejo de Seguridad son escasas. Esta es una cuestión que seguirá sin resolverse durante largo tiempo. China se opone al ingreso de India. Cuando se produzca esa reforma, si se produce, Brasil será un candidato fuerte para miembro permanente. Y no simplemente por el tamaño de Brasil y su papel clave a nivel global, también porque no hay otro candidato serio en toda América Latina”.
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Reproducido con el permiso de Latin America Advisor, boletín digital diario publicado por Inter-American Dialogue.