No hay región del mundo que vaya a tener mayor impacto en nuestro futuro colectivo en el próximo medio siglo que el Indo-Pacífico. Aquella extensa región, que abarca desde el noreste asiático hasta el subcontinente indio, alberga el 65% de la población mundial, 21 de las 30 ciudades más grandes del mundo, y en 2040 generará más de la mitad del PIB mundial. Toda la agenda política occidental –desde la seguridad nacional hasta la prosperidad económica, los valores democráticos y derechos humanos, la sostenibilidad medioambiental y la salud pública– se verá afectada por el futuro de esa región y de las relaciones que mantengamos con ella.
El auge del Indo-Pacífico también incidirá –ya lo hace– en las relaciones internacionales fuera de la región. Un ejemplo de ello son las relaciones entre España y Canadá. Cuando el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, visitó La Moncloa en junio de 2022, su declaración conjunta con el presidente español, Pedro Sánchez, reafirmó los valores comunes que Canadá y España quieren defender ante el cambio generacional mundial que se está produciendo: democracia y derechos humanos, crecimiento sostenible y multilateralismo. Encarar de forma coordinada el peso creciente del Indo-Pacífico en asuntos mundiales ya forma parte del trabajo de embajadores que, como yo, velan por las relaciones entre países aliados.
Canadá, país tan pacífico como atlántico y ártico, publicó a finales del año pasado una nueva Estrategia para el Indo-Pacífico –una visión a diez años, apoyada por una inversión de 2.300 millones de dólares canadienses (unos 1.500 millones de euros). Además de aumentar el peso del Indo-Pacífico en la acción exterior de Canadá, esta estrategia nos brinda una oportunidad de entablar una conversación con nuestros aliados –entre ellos España– sobre nuestros intereses comunes en la región.
Canadá y el Indo-Pacífico
Canadá tiene con el Indo-Pacífico una relación profunda. Cerca del 18% de los canadienses tienen vínculos familiares en países del Indo-Pacífico. Si bien tenemos una larga historia de acogida de inmigrantes desde Europa, los últimos 50 años han visto crecer con rapidez la inmigración asiática. Entre 2016 y 2021, la mitad de los inmigrantes que llegaron a Canadá provenían del Indo-Pacífico, con India, Filipinas y China a la cabeza. El 60% de los estudiantes internacionales que recibe Canadá también provienen de la región. Y el Indo-Pacífico es nuestro segundo mercado de exportación, con un comercio bilateral de mercancías que alcanza los 226.000 millones de dólares anuales, casi el doble de lo que tenemos con la Unión europea y Reino Unido.
Con su nueva estrategia, Canadá plantea ante los retos y oportunidades del Indo-Pacífico una respuesta multidimensional, asentada con firmeza en nuestros intereses y valores. Proteger la seguridad nacional y defender los intereses comerciales mientras se contribuye a un Indo-Pacífico abierto, libre, inclusivo y sostenible: ahí radica el delicado equilibrio que vamos buscando. Para lograrlo, Canadá necesitará el concurso de aquellos países que compartan nuestros intereses y valores, entre ellos España.
Nuestra ambición en el Indo-Pacífico sigue la línea que ha definido Canadá en los últimos años, y que guio la declaración conjunta de Trudeau y Sánchez: la de un país comprometido con el respeto mutuo, orgulloso de su diversidad y defensor del multilateralismo y de la adhesión de todos los países, grandes y pequeños, a las normas que rigen la convivencia regional y global.
El poder mundial disruptivo
Las relaciones con China son un elemento crítico de la estrategia de Canadá en el Indo-Pacífico. Quien haya seguido noticias sobre Canadá y China entenderá que los dos países mantienen una relación compleja. Por un lado, no se pueden disimular las tensiones diplomáticas ocasionadas por la detención arbitraria de los canadienses Michael Kovrig y Michael Spavor en China en 2018-2021, situación que llevó Canadá a impulsar, con el apoyo de España y de unos 70 países, la Declaración contra la detención arbitraria en las relaciones de Estado a Estado. Pero esas tensiones no impidieron que Canadá y China colaboraran, el pasado mes de diciembre, para celebrar en Montreal, bajo presidencia china, la Conferencia de Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP15), resultando en el histórico acuerdo de Kunming-Montreal sobre biodiversidad.
Ante ese panorama dual, ¿cómo se plantea Canadá sus relaciones con China? La nueva estrategia canadiense tacha a China de “poder mundial cada vez más disruptivo” y admite sin tapujos la existencia de desacuerdos con el gobierno chino. El papel creciente de China está transformando las fundaciones del orden internacional en el que radican la seguridad y prosperidad de Canadá, así como los principios y valores que sustentan nuestra política exterior. “China está intentando moldear el orden internacional para que sea un entorno más tolerante hacia intereses y valores que se alejan cada vez más de los nuestros”, dice nuestra estrategia.
«La nueva estrategia canadiense tacha a China de ‘poder mundial cada vez más disruptivo’ y admite sin tapujos la existencia de desacuerdos con el gobierno chino»
Adoptando un enfoque similar al de un número creciente de países y aliados, incluida la UE, Canadá está determinado a defender esos valores tanto en la relación bilateral como a nivel regional y multilateral. Seguiremos alzando la voz, por ejemplo, para proteger los derechos humanos de las poblaciones uigurs y tibetanas, apoyar al pueblo de Hong Kong frente a la imposición de la Ley de Seguridad Nacional, y oponernos a cualquier acción unilateral que vulnere el statu quo en el estrecho de Taiwán y en los Mares de China.
Pero nuestra estrategia también reconoce que la cooperación con China es inevitable para encarar los grandes retos mundiales, como el cambio climático y la biodiversidad, la salud global y la no proliferación nuclear. También reconoce las oportunidades que ofrece el mercado chino para empresas canadienses. Y que los lazos estrechos entre personas nutren una relación bilateral profunda y diversa. Lo mismo podría decir España, que en el 50º aniversario de sus relaciones diplomáticas con China destacó la importancia de los vínculos culturales y personales, y expresó la esperanza de vínculos comerciales más fuertes.
La estrategia de Canadá es, por tanto, defender con determinación sus valores cuando se vean amenazados, y cooperar con China cuando una convergencia de intereses nos impulse a aunar fuerzas ante retos comunes.
Paz, seguridad y resiliencia digital
El mundo digital es uno que plantea a la vez grandes oportunidades y amenazas para Canadá en el Indo-Pacífico. Nuestro análisis del uso de las tecnologías digitales en la región señala la desinformación, el secuestro de datos y otras amenazas a la ciberseguridad como factores desestabilizantes para la democracia, y denuncia asaltos digitales a la propiedad intelectual de las empresas y centros de investigación. Estas preocupaciones también resuenan en España, que algunos estudios sitúan a la cabeza de los países víctimas de ciberataques de toda índole.
Para hacer frente a estas nuevas amenazas, el gobierno de Canadá invertirá recursos para proteger sus infraestructuras, su democracia y sus ciudadanos contra la interferencia digital ajena. Una nueva iniciativa de ciberseguridad y diplomacia tecnológica incluirá, entre otras cosas, el despliegue de “ciber agregados” en la red diplomática canadiense en la región.
Estas novedades hacen de la resiliencia digital un pilar del enfoque canadiense para la paz y seguridad en el Indo-Pacífico, y un importante complemento a acciones de seguridad más tradicionales. Estas últimas incluyen, por ejemplo, reforzar la presencia naval de Canadá en los mares del Indo-Pacífico y ampliar la participación de las Fuerzas Armadas canadienses en ejercicios militares regionales.
Comercio, inversión y cadenas de suministro
En cuanto a intereses económicos y comerciales, Canadá observa señales emergentes de proteccionismo y coerción económica en el Indo-Pacífico, una preocupación que, según un informe elaborado por el Instituto de Comercio Exterior (ICEX) y el Foro de Marcas Renombradas Españolas (FMRE) en octubre de 2022, comparten las empresas españolas que operan en China. Para hacer frente a ello, Canadá se plantea ante todo fortalecer en la región cadenas de suministro fiables con socios diversificados, sobre todo en el Sureste Asiático. En 2021, Canadá inició la negociación de un acuerdo de libre comercio con la ASEAN, y, en la Cumbre Conmemorativa Canadá-ASEAN de 2022, ambas partes se comprometieron a alcanzar una Alianza Estratégica que propiciará mayor colaboración en varios ámbitos. La estrategia de Canadá para el Indo-Pacífico da un paso más en esa dirección.
Tomando prestada la terminología del Global Gateway de la UE, Canadá lanzará en el Sureste Asiático un nuevo programa de apoyo al comercio llamado Canadian Trade Gateway in Southeast Asia. Invertirá en torno a 24 millones de dólares para que empresas canadienses activas en la región tengan un espacio donde encontrarse, formar comunidad y desarrollar sus redes regionales. Misiones comerciales “Team Canada 3.0” y Cámaras de Comercio canadienses en la región también recibirán más apoyo.
Ante la inmensa necesidad de los países del Sureste Asiático en cuanto a desarrollo de infraestructuras, Canadá se compromete a promover la inversión pública y privada en proyectos de infraestructuras en la región, en línea con los compromisos anunciados en la Cumbre del G7 en Alemania el pasado mes de junio. Con una dotación inicial de 750 millones de dólares, el Instituto canadiense para la Financiación al Desarrollo (FinDev Canada) ampliará sus operaciones en el Indo-Pacífico e invitará a grandes inversores privados canadienses, como los fondos de pensiones, a hacer lo mismo. El objetivo es claro: ofrecerles a los países de la región alternativas sólidas de financiación para cubrir sus necesidades de desarrollo en infraestructuras.
En defensa del planeta
Este afán de colaborar hacia una prosperidad compartida no se puede realizar ajena al objetivo de alcanzar una economía libre de carbono, objetivo que Canadá, igual que España, respaldó en los Acuerdos de París. El Indo-Pacífico es responsable del 53% de las emisiones mundiales de gases con efecto invernadero, y sufre el 70% de los desastres naturales del mundo. El progreso en los objetivos climáticos mundiales no se podrá alcanzar sin el compromiso pleno del Indo-Pacífico. Por ello, Canadá se compromete a colaborar con el Indo-Pacífico, apoyando las estrategias nacionales de adaptación climática de sus socios en la región, y reservando recursos para prestar apoyo a las comunidades más afectadas por desastres naturales.
Conectando personas
Finalmente, no se puede hablar del Indo-Pacífico sin mencionar el otro gigante económico y demográfico de la región: India. India comparte con Canadá y con España una tradición de democracia y pluralismo, un compromiso hacia el multilateralismo, y un interés en relaciones comerciales abiertas. La nueva estrategia de Canadá considera a India como un socio comercial estratégico, y buscará una mayor colaboración mediante un Acuerdo Comercial en Fase Inicial.
Pero es a nivel de los vínculos humanos donde destaca India en la estrategia canadiense. Para Canadá, cuya demografía depende de los flujos migratorios, potenciar vínculos personales que favorezcan el crecimiento demográfico es una cuestión de interés nacional. En la última década, más de 650.000 jóvenes indios estudiaron en centros académicos canadienses, y uno de cada cinco inmigrantes recientes a Canadá proviene de India. Para fomentar aún más estos flujos, Canadá dedicará sumas importantes para incrementar la capacidad de sus misiones para tramitar visados en India, así como en otros países de alta demanda, como Pakistán y Filipinas. También creará nuevos incentivos para atraer a más estudiantes, por ejemplo a través de programas de becas. El multiculturalismo canadiense nos hace fuertes social, política y económicamente, y las conexiones con el Indo-Pacífico serán fundamentales para seguir nutriendo la diversidad en nuestra población.
Canadá y España ante el Indo-Pacífico
Canadá y España celebran este 2023 el 70º aniversario de sus relaciones diplomáticas, desde la apertura mutua de embajadas en Madrid y Ottawa en 1953. En estos 70 años, hemos visto transformarse nuestros intereses comunes, conforme se consolidó la relación transatlántica, se integró la Unión Europea, terminó la guerra fría y el mundo entró en el actual escenario multipolar marcado por grandes retos mundiales. Los próximos 70 años nos invitarán, sin duda, a girar nuestra mirada conjunta hacia el Indo-Pacífico, y trabajar juntos por nuestros valores comunes en la gran transformación que allí se está gestando.