¿Cómo valorar el acuerdo alcanzado por Brasil y Turquía con Irán respecto a su programa nuclear? ¿Ha sido una victoria para Luiz Inácio Lula da Silva? ¿Cuál será el impacto de este acuerdo en las perspectivas de liderazgo de Brasil como negociador global? Latin American Advisor ha reunido a dos expertos norteamericanos y uno brasileño para analizar las consecuencias del acuerdo sobre el papel internacional que Lula da Silva reclama para su país.
Peter Hakim (presidente emérito de Inter-American Dialogue): «En el momento de conocerse, el acuerdo con Irán se interpretó como una clara victoria para el presidente brasileño Lula da Silva y el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan. Sin embargo, tan pronto como Lula proclamó el ‘triunfo de la diplomacia’, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, anunciaba que los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas habían acordado una nueva ronda de sanciones contra Irán, precisamente lo que Brasil y Turquía trataron de evitar. No, el acuerdo no ha sido un éxito diplomático para Brasil. Sustancialmente, resulta escaso. No ha evitado que el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, siga declarando públicamente que Irán no detendrá su enriquecimiento de uranio, que era la demanda principal de Estados Unidos y de las otras potencias europeas. Tampoco ha conseguido que Teherán permita las inspecciones de sus instalaciones nucleares por parte de expertos de la ONU. Brasil y Turquía quizá creyeron que: 1) han conseguido el mejor acuerdo que podían ofrecer a Irán, 2) el acuerdo sería suficiente para evitar nuevas sanciones al país por parte de la ONU, y 3) se crearía un mejor clima para las negociaciones futuras sobre el programa nuclear iraní. De ser así, turcos y brasileños minusvaloraron, en primer lugar, la determinación de Irán para avanzar con sus ambiciones nucleares, pese a las sanciones internacionales, y, en segundo lugar, la urgencia de la política de EE UU en este asunto y la inmensa desconfianza y frustración entre Teherán y Washington. No obstante, el acuerdo con Irán es una nueva demostración de la creciente presencia global de Brasil y su capacidad para participar en el debate y la discusión –aunque no consiga resultados– de casi cada asunto que le interesa. Aunque no ha lograr sus objetivos en esta ocasión, Brasil ha mostrado de nuevo que no puede ser ignorado, que debe ser tomado en serio.»
Paulo Sotero (director del Instituto de Brasil en el Woodrow Wilson International Center for Scholars): «Es demasiado pronto para decir cuál será el impacto de este acuerdo en la credibilidad y el prestigio de las naciones involucradas. El acuerdo sobre el intercambio de uranio enriquecido iraní por parte de Brasil y Turquía es similar al propuesto en octubre de 2009 por el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), y sigue siendo una pieza clave para alcanzar una solución –una que pueda comprometer a Irán con el cumplimiento de sus obligaciones con el OIEA–. El fracaso situaría al mundo frente a alternativas muy costosas para todos. La aprobación de sanciones con la abstención de Brasil y Turquía y con una fecha de activación prorrogada abriría un espacio para un mayor diálogo y daría a la comunidad internacional capacidad de influencia para conseguir los objetivos deseados. En este escenario, los esfuerzos brasileños y turcos se verán en Washington y en otras capitales de una mforma más positiva que en la actualidad. Inevitablemente, han surgido preguntas entre la comunidad brasileña dedicada a la política exterior sobre la prudencia de una involucración a tan alto nivel en la cuestión nuclear iraní, y sobre los cálculos que llevaron al gobierno a no anticipar correctamente la reacción de EE UU, China y Rusia. En cualquier caso, este asunto no reducirá la popularidad del presidente Lula entre los brasileños ni las positivas perspectivas de Brasil como una potencia en ascenso.»
Matias Spektor (visiting fellow en el Council on Foreign Relations y coordinador del Centro de Relaciones Internacionales de la Fundação Getúlio Vargas). «Para saber si ha sido una victoria o un fracaso, tendremos que ver la reacción de los iraníes. Si envían señales de cooperación con la comunidad internacional, creo que los brasileños considerarán su participación un éxito, incluso si los Irán insiste en enriquecer uranio al 20% y el Consejo de Seguridad insiste en que esto no es legal. Para los brasileños el hecho de haber abierto un debate con Teherán es, en sí mismo, un éxito. Hay que tener en cuenta que se trata de la primera vez que Brasil participa en un asunto de Oriente Próximo. Fuera de Brasil, creo que existe la sensación de que Brasil ha ‘emergido’ y está empezando ahora a poner en forma sus músculos diplomáticos. También está la idea de que Brasil es o puede ser un socio duro, que no va a seguir a EE UU en todo momento, más que la idea de que es una fuerza creciente con la que hay que contar. Lo importante es tener en cuenta que Brasil ha sido un gran beneficiario del orden mundial tal como lo conocemos ahora, y que es improbable que busque cambiar ese orden de forma radical, más bien se centrará en una adaptación gradual y en la reforma.»
Reproducido con el permiso de Latin America Advisor, boletín digital diario publicado por Inter-American Dialogue.
Samuel Huntington habla de una indigenizacion por parte de los países del Tercer Mundo, esto refleja las posibilidades de un choque de civilizaciones. Igual con ese tratados que quiere hacer USA para que no haya bombas atómicas va terminar invadiendo Irán… tal como lo demuestra este video!!! 😉
Yo creo que brasil esta buscando que se le tome encuenta que es una potencia dentro del hemisferio y que busca llamar la atención con lo del programa nuclear y de esa manera logre un liderazgo mas allá de su continente.