Zine El Abidín Ben Alí fue reelegido el 25 de octubre presidente de Túnez con el 89,28% de los votos. En las cuatro elecciones presidenciales anteriores ganó con el 99,27% (1989), el 99,91% (1994), el 99,45% (1999) y el 94,49% (2004). En las elecciones legislativas, celebradas también el domingo, el partido de Ben Alí, el Reagrupamiento Constitucional Democrático (RCD), obtuvo el 75% de los 214 escaños del Parlamento.
Éste será el quinto mandato de Ben Alí, que llegó al poder en noviembre de 1987 tras destituir a su antecesor, Habib Burguiba, por haber superado ampliamente el límite de edad. Ben Alí, de 73 años, reformó la Constitución para poder presentarse de nuevo, eliminando las últimas trabas a la limitación del número de mandatos. Por el momento, sólo se mantiene el límite de edad, que se prorrogó hasta los 75 años en 2002.
Frente a Ben Alí, se presentaron tres candidatos: Mohamed Buchiha, del Partido de la Unidad Popular (PUP), que obtuvo el 5,1% de los votos, y Ahmed Inubli, de la Unión Democrática Unionista (UDU), nacionalista árabe que alcanzó el 3,8%, los dos afines al régimen. El tercero, Ahmed Brahim, del partido Ettajid, de izquierda, que se describe a sí mismo como el único candidato de oposición, obtuvo el 1,57% de los votos.
Ahmed Nejib Chebbi, del Reagrupamiento Socialista Democrático (RSP), y Mustafá Ben Jaafar, Mustapha Ben Yafar, secretario general del Foro Democrático para el Trabajo y las Libertades (FDTL, de centro izquierda), no pudieron presentarse. Tampoco pudieron hacerlo los islamistas de Ennahda (Renacimiento).
El principal activo de Ben Alí es el éxito de sus políticas económica y social, y su victoria sobre el extremismo religioso. Túnez, un país de 10,2 millones de habitantes, es el socio norteafricano de la Unión Europea que más ayudas recibe per cápita aunque en términos absolutos le supera Marruecos. El crecimiento del PIB en 2008 fue del 4,5% y se prevé que termine 2009 con un 3,3% (para 2010, las previsiones sitúan el crecimiento del PIB en el 3,8%).
Sin embargo, a Túnez, al que adulan las instituciones internacionales y las diplomacias occidentales por sus resultados económicos que lo sitúan en la categoría de “país emergente”, así como por su lucha ejemplar contra el terrorismo, se le pide que reforme su sistema de gobierno tomando como ejemplo el modelo de gobernanza: menos Estado, más derecho y mayor apertura a los actores económicos y sociales. Por el momento, las reformas emprendidas a partir de 1987 han incrementado paradójicamente la presión del Estado sobre la sociedad y han reforzado el autoritarismo del sistema político y administrativo.
Más información:
El Magreb, regímenes, islamistas y oposiciones laicas, Entrevista con Nejib Chebbi, Afkar/ideas 15, otoño 2007
Elecciones tunecinas 2009: la fuerza de la inercia, Ridha Kéfi, Afkar/ideas 21, Primavera 2009. (pdf)
Reorganización del espacio político en Túnez, Sana Ben Achour, Afkar/ideas 22, Verano 2009 (pdf)