Las Operaciones de Paz son misiones internacionales bajo el mandato de Naciones Unidas que actúan en países en conflicto. Su objetivo depende de cada misión en concreto, pero en general podríamos decir que se encargan del restablecimiento, mantenimiento o construcción de la paz. La necesidad de contar con operaciones de paz deriva del sistema de seguridad colectivo de 1945 de la ONU. Este sistema compromete a todos los estados a contribuir a la paz internacional y les prohíbe recurrir al uso de la fuerza si no es con la autorización del Consejo de Seguridad, entre otras excepciones.
Evolución de las Operaciones de Paz
Las misiones de paz nacieron en el contexto de guerra fría. En esta época, el abuso del poder de veto paralizaba al Consejo de Seguridad. Así surgió la idea de enviar misiones neutrales por las que las partes no se sintieran amenazadas. La primera operación de paz fue la UNTSO, en 1948. Su misión era vigilar el acuerdo de armisticio entre Israel y los países árabes. Desde esta primera operación se han sucedido distintas generaciones de operaciones de paz que han ido asumiendo funciones cada vez más complejas. Algunos autores consideran que existen más de dos generaciones, pero nosotros simplificaremos haciendo referencia a estas dos.
Primera generación: misiones tradicionales cuyo objetivo era impedir la escalada de un conflicto. Las llevaban a cabo grupos de observadores y fuerzas neutrales que actuaban con el consentimiento de las partes. Aquí cabe destacar la ONUC (1960-1964), operación en el Congo en la que se autorizó el uso de la fuerza por primera vez a pesar de no ser característico de esta generación.
Segunda generación: aparecen tras la caída del muro de Berlín. Son misiones más completas y ambiciosas. Aparece el componente civil, se introducen negociaciones políticas y cuerpos de policía. Esta generación reconoce que la realidad sobre el terreno se impone a la teoría y permite un importante cambio en el concepto de imparcialidad. Ya no se entiende como inacción, sino que si una de las partes viola el derecho humanitario y los compromisos acordados, las fuerzas de Naciones Unidas podrían actuar para garantizar el mantenimiento de la paz aunque alguna de las partes considere estos actos como parciales. También se reconoce la importancia de trabajar con otros organismos internacionales y regionales (misiones híbridas) y de establecer mandatos claros y que cuenten con el apoyo de la comunidad internacional.
En la actualidad, estas son las distintas misiones que existen:
– Diplomacia preventiva. Actúan en situaciones de tensión que aún no ha estallado el conflicto, buscando fomentar la resolución de las controversias de manera pacífica.
– Medidas de establecimiento de la paz. Están destinadas a que las partes lleguen a un acuerdo una vez que ha estallado el conflicto.
– Operaciones de mantenimiento de la paz. Las más importantes y las más antiguas, características de la primera generación. Su objetivo es el cumplimiento de los acuerdos de las partes. Ya no son tan solo medidas políticas y diplomáticas, cuentan con personal militar que garantiza el compromiso de las partes. Estas misiones cuentan con el consentimiento de los implicados y el personal militar tan solo puede actuar para proteger a civiles o en defensa propia.
Estas son las operaciones de mantenimiento de la paz actuales.
– Medidas de imposición de la paz. Son el último recurso. Se utilizan cuando fracasan todas las posibilidades ya descritas. Incluyen el uso de la fuerza armada para mantener o restaurar la paz sin que sea necesario el consentimiento de las partes.
– Medidas de consolidación de la paz. Se utilizan cuando ha finalizado el conflicto. Supervisan los procesos electorales, reconstruyen instituciones e infraestructuras e incluyen medidas de ayuda económica.
Estas son las operaciones de consolidación de la paz en funcionamiento en la actualidad.
Es común que varias de estas misiones tengan lugar a la vez en un determinado conflicto.
Misiones tristemente famosas
Algunas de las operaciones de paz han sido sonados fracasos. Estas misiones han dado mala imagen a la acción de la ONU, pero también han servido para que esta se replantee sus políticas y se depuren responsabilidades.
A principios de los años noventa hay que destacar las operaciones en la antigua Yugoslavia (UNPROFOR), Ruanda (UNAMIR) y Somalia (ONUSOM II). Estos conflictos sobrepasaron la capacidad de actuación de Naciones Unidas. Fueron conflictos con un gran número de bajas civiles en los que no existía una situación de paz que la ONU se encargara de mantener, por lo que acabaron poniendo de manifiesto la incapacidad de esta organización para actuar en caso de conflicto abierto. El más famoso fue el de Ruanda, uno de los mayores genocidios de la historia y en el que las fuerzas de paz se retiraron del país. Roméo Dallier, al mando de esta operación, cuenta en su libro Yo he estrechado la mano del diablo su impotencia y frustración cuando los refuerzos que solicitó le fueron denegados y tuvieron que evacuar el país dejándolo a su suerte. A raíz de estas traumáticas experiencias, Naciones Unidas mermó durante unos años el envío de misiones de paz, dejando un período para la reflexión para evitar repetir los fallos.
Otra de las losas con las que cargan las operaciones de paz son los diversos escándalos sexuales en los que han estado implicados sus miembros. Fue muy famoso el caso de Kathryn Bolkovac, que destapó el tráfico de mujeres en la Bosnia de posguerra que involucraba a funcionarios de la ONU. En el Congo se han demostrado casos de abuso sexual por parte del personal de las fuerzas de paz. También en Haití, la ONU ha confirmado las denuncias por abusos sexuales de mujeres y menores y ha sustituido a la fuerza policial por una compuesta exclusivamente por mujeres. Debido al aumento de este tipo de delitos, Naciones Unidas está trabajando en incrementar el número de mujeres en sus tropas.
Algunos datos
– Naciones Unidas ha desplegado a lo largo de su historia un total de 69 operaciones de paz, la mayoría de ellas (56) a partir de 1988. En ellas han participado militares y civiles de más de 120 países.
– En 1988 el personal de las operaciones de paz recibió el premio Nobel de la Paz.
– La financiación de las operaciones depende de los Estados miembros la ONU. El que más aporta es Estados Unidos (28,38% del total), seguido de Japón (10,8%) y de Francia (7,22%). Es controvertido el caso de China, que aumenta su participación tanto financiera como de personal a las operaciones de paz. Algunos expertos consideran que con ello busca aumentar su influencia en los países en conflicto y proteger sus intereses, como los de las empresas chinas en África amenazadas por conflictos. Su posición en cuanto a financiación es la número seis. España tampoco se queda fuera del top ten, concretamente está en el número diez.
– El personal de las operaciones viste el uniforme de su país, pero se le reconoce fácilmente por las características boinas o cascos azules que indican que están al servicio de Naciones Unidas.