Vulnerable Twenty (V-20) reúne a los veinte Estados más afectados por el cambio climático. De ingresos medios o bajos y poco desarrollo en general, estos veinte países suman más de 700 millones de personas, de los cuales casi la mitad viven bajo el umbral de la pobreza. Por si esto no fuese suficiente, el cambio climático los está convirtiendo en conejillos de indias de lo que podría venir. Supertormentas, tsunamis, sequías, desertificación, escasez de alimentos, hambrunas… Las inundaciones dejan al año en estos países más de cuarenta millones de desplazados. Según la NASA, desde 1880 las temperaturas han subido 0,78 grados centígrados de media, llegando incluso a los dos grados en algunas islas del Pacífico, en comparación con los niveles preindustriales. La NASA calcula en 17,78 centímetros la elevación del nivel del mar, con grandes pérdidas de territorio en las islas Kiribati, Maldivas y Tuvalu, y un mínimo de medio millón de desplazados. Motivos más que de sobra para hacer de Casandras en los foros internacionales.
En 2009, mediante la Declaración de Melé (Maldivas), Bangladesh, Barbados, Bután, Ghana, Kenia, Kiribati, Maldivas, Nepal, Ruanda, Tanzania y Vietnam establecieron un foro para los países más vulnerables al cambio climático. Al Foro de Vulnerabilidad Climática (FVC) se adhirieron en 2011 Afganistán, Costa Rica, Etiopía, Madagascar, Filipinas, Santa Lucia, Timor Oriental, Tuvalu y Vanatu. En total, veinte países.
El 8 octubre de 2015, coincidiendo con las reuniones anuales del Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional en Lima (Perú), los países del FVC lanzaron oficialmente el V-20. El momento no es baladí, a seis semanas de la vigésimo primera cumbre de la ONU sobre cambio climático (COP21) en París, cuyo objetivo es alcanzar un nuevo acuerdo mundial sobre reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, además de lograr compromisos financieros para combatir las consecuencias del calentamiento global.
En su comunicado inaugural, además de repasar los principales efectos del cambio climático, culpan a las actividades económicas de Estados Unidos, Europa y China de propiciar el calentamiento global. Y señalan los más de 50.000 muertos al año que este provoca de media en sus países, con previsión de un crecimiento exponencial para 2030. Las pérdidas ocasionadas llegan al 2,5% del PIB de los “veinte vulnerables”.
Más dinero
Según el plan de acción del V-20, uno de los principales objetivos es aumentar la inversión en resiliencia climática mediante innovaciones financieras, en colaboración con instituciones internacionales. Por un lado, buscan instaurar un impuesto a las transacciones internacionales, esto es, una especie de tasa Tobin. Por otro, confían en el climate risk pooling mechanism, un mecanismo transregional público-privado de transferencia de riesgos basados en índices y otras herramientas de seguros. Inspirado en mecanismos ya existentes, actúa como un dispositivo donde los riesgos son distribuidos entre los miembros. Entre sus objetivos: distribuir o diversificar los riesgos económicos y financieros, mejorar la recuperación tras los desastres naturales provocados por el cambio climático, y garantizar la seguridad de los medios de subsistencia, empleo, inversión y negocios. Según el V-20, este mecanismo crearía incentivos para la adopción de medidas a gran escala.
A pesar de que las naciones más ricas se han comprometido a movilizar 100.000 millones de dólares al año para combatir el cambio climático hasta 2020, este dinero no suele llegar a buen puerto. Según Intermón Oxfam, solo 2.000 millones estuvieron disponibles para los países más vulnerables para que se adaptasen al cambio climático en 2014.
Parece que todos tendrán que esforzarse más.