El Chagas, enfermedad parasitaria tropical que afecta a más de siete millones de personas en el mundo y es endémica en 21 países del continente americano, se ha convertido en símbolo de las enfermedades olvidadas. Argentina y Bolivia son los países con mayor número de casos. Los principales factores de riesgo están asociados a situaciones socioeconómicas propias de una desigualdad profunda, como la vivienda precaria, la pobreza y la ignorancia.
Esta enfermedad es causada por un parásito intracelular llamado T. Cruzi que es transmitido a los seres humanos y otros mamíferos por insectos vectores llamados vinchucas o chinches. Estos insectos colonizan viviendas precarias mal construidas de las zonas rurales, suburbanas y urbanas de América Latina. El T. Cruzi puede ser también transmitido a través de transfusiones o trasplantes, de manera vertical durante el embarazo y por ingestión de alimentos contaminados. Al no existir vacuna, es esencial el control del vector y las demás formas de transmisión.
Un análisis de sangre es suficiente para detectar el Chagas. Resulta fundamental que las embarazadas se hagan la prueba para que en caso de que el bebé haya contraído la enfermedad, pueda ser diagnosticado y tratado a tiempo. La población joven diagnosticada rápidamente tiene muchas posibilidades de curarse si reciben tratamiento a tiempo. La fase inicial puede presentarse sin síntomas o con síntomas leves. De no ser tratada a tiempo, la enfermedad entraría en remisión. Durante años no aparecen síntomas, pero al cabo del tiempo surgen problemas digestivos y cardiacos.
Para combatir la transmisión es fundamental mantener las casas ordenadas y limpias, así como emplear insecticidas y tener cuidado con las grietas. Si bien no hay vinchucas en toda la geografía latinoamericana, los flujos migratorios han generado un aumento de infectados en lugares donde no se encuentra el insecto.
Desde los años noventa los países endémicos se organizaron para dar una respuesta de salud pública. Se creó un esquema de cooperación técnica horizontal mediante iniciativas subregionales de prevención y control. Estos países han mejorado la situación a través de la interrupción de la transmisión vectorial en todo o parte del territorio afectado, la eliminación de especies de vectores, la implantación del tamizaje de donantes de sangre, la detección de casos congénitos, la reducción de la prevalencia en niños, la disminución de la morbimortalidad, la ampliación de la cobertura para el diagnóstico y acceso al tratamiento, la mejoría del diagnóstico, la atención clínica y el tratamiento de las personas infectadas.
Argentina
En Argentina, se calcula que un millón y medio de personas tienen Chagas. Las 24 jurisdicciones del país están en riesgo de transmisión derivado de las migraciones domésticas e internacionales de países vecinos con elevada endemicidad. Las incapacidades tanto físicas como emocionales que genera esta enfermedad ocasionan grandes gastos al sistema de salud. El Programa Nacional de Chagas está diseñado para tratar el problema: depende de la Secretaría de Operaciones y Estrategias de Atención de la Salud, del Ministerio de Salud de la Nación, y parte de sus objetivos consisten en fortalecer el sistema de vigilancia y control vectorial en los departamentos endémicos de la provincia así como áreas urbanas; fomentar la capacitación; establecer protocolos de intervención, y determinar la presencia o ausencia de chinches en las casas y el tratamiento para su eliminación. Este programa también busca facilitar la organización entre distintos actores para reforzar la realización de las actividades de prevención y control. En cada provincia hay un programa que garantiza la realización de acciones en su circunscripción.
Los dos medicamentos para combatir el parásito fueron desarrollados en los años setenta. Uno de ellos, el Benznidazol, se dejó de producir en 2011 porque no resultaba rentable, por lo que Médicos Sin Fronteras emitió un alerta mundial. El ministerio de Salud argentino hizo en 2011 un llamado a la industria farmacéutica para pedir que se ocuparan de producir el medicamento. La Fundación Mundo Sano y una serie de empresas de capital argentino, claves en el desarrollo del fármaco, asumieron la responsabilidad de fabricar el medicamento.
Dado que el efecto de los fármacos es mayor cuanto menor es la edad del paciente, el sistema de salud lleva a cabo medidas de detección y tratamiento en los bebés neonatos. Si el diagnóstico es rápido, las posibilidades de curación son muy altas. Tanto el análisis como el tratamiento son gratuitos en centros de salud y hospitales públicos del país.
En las áreas rurales endémicas que aún poseen vectores se ataca al parásito mediante el rociado con insecticidas. Resulta esencial reemplazar las casas de adobe por viviendas de material. Es necesaria la vigilancia para la detección de vinchucas que hubieran reaparecido, lo que suele ocurrir. Dos licenciadas universitarias diseñaron un dispositivo que permite detectar y capturar las chinches en viviendas precarias y aledaños. Con este aparato, los vecinos pueden controlar y proteger su casa, pudiendo monitorear una posible reinfestación.
Se ha investigado el rol e incidencia de las mascotas en la circulación del parasito, ya que las mascotas pueden ser reservorios del parásito, pudiendo infectar a otras mascotas o personas. Dado que los perros tienen cada vez más una mayor incidencia en el ciclo de transmisión del Chagas, se recomienda mantener a las mascotas fuera de la vivienda, sobre todo por la noche.
Bolivia
En Bolivia, hay unos tres millones de personas con esta enfermedad, especialmente en la zona de los Valles y el Chaco. En Chuquisaca, el segundo departamento más pobre, se estima que el 33% de la población tiene la enfermedad. Para el monitoreo del vector se han instalado 37 puestos de información vectorial en 36 comunidades, se han puesto en marcha laboratorios de detección temprana, posibilitando el acceso de la población vulnerable a comenzar el tratamiento de la enfermedad. También se ha establecido la estrategia de información, educación y comunicación, con el fin de sensibilizar a la población. El Programa Nacional del Chagas del ministerio de Salud efectúa actividades de control vectorial tanto intradomiciliario como peridomiciliario. Así, se pasó de 154 municipios endémicos a 39 municipios con presencia del vector, situados principalmente en la región del Chaco de Santa Cruz, Tarija y Chuquisaca.
El programa asimismo ha implementado el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad por transmisión congénita en los departamentos endémicos desde 2004. Cada año, entre 90.000 y 100.000 mujeres embarazadas son examinadas en su control prenatal y parto.
El ministerio de Salud boliviano garantiza el tratamiento con Benznidazol y Nifurtimox de forma gratuita a nivel nacional. En 2015 se trató a 3.426 personas infectadas y se beneficiaron 109.463 personas del diagnóstico gratuito. El Programa Nacional de Chagas abastece a las sedes regionales con medicamentos, material para el diagnóstico, insecticidas, equipo de protección para el rociado, etcétera.
Existe un sistema central de información al que se puede enviar un SMS avisando de la presencia del vector, activando el protocolo de actuación. De esta manera llega un técnico de control vectorial para rociar. Esto permite monitorear en tiempo real la presencia del vector y las acciones llevadas a cabo, acelerando el proceso.
Otros países
En Brasil, con 207 millones de habitantes, se estima que hay entre dos y tres millones de personas infectadas. Aun así, el Chagas no se considera endémico en ninguno de sus estados. En Colombia hay entre 700.000 y 1,2 millones de personas con la enfermedad y ocho millones en riesgo.
En México se estima en 1,1 millones las personas infectadas, colocándolo como el tercer país con respecto a la prevalencia en la región. Se trata de un país endémico, con dos terceras partes de su territorio consideradas en riesgo de transmisión vectorial. Como Argentina y Bolivia, cuenta con un Programa de Acción Específico para la Prevención y Control de Chagas: su objetivo principal es desarrollar la formación en diagnóstico y tratamiento entre los responsables de salud. Se busca además asegurar la disponibilidad de diagnóstico y tratamiento en zonas endémicas. Desde 2012, el tamizaje en bancos de sangre es obligatorio. Asimismo, un grupo de investigadores de la Universidad Autónoma de Yucatán trabaja en el desarrollo de una vacuna.
Riesgos a futuro
Si bien en general las acciones han obtenido logros en prevención, control y atención médica, con reducciones en el número de casos agudos y la presencia de vectores en todas las zonas endémicas, se presentan nuevos desafíos como la propagación de la enfermedad debido a los movimientos migratorios, la necesidad de lograr la sostenibilidad de los programas, lograr el acceso universal a la cobertura del diagnóstico y los tratamiento adecuados.
Las enfermedades de evolución lenta asintomáticas, o con síntomas tardíos, constituyen un desafío a la salud pública, ya que resultan invisibles en muchos casos, a pesar de su endemicidad e impacto en las sociedades. Asociado a diversos factores socioeconómicos presentes en América Latina como la precariedad de las viviendas principalmente en áreas rurales y la escasez de recursos, el Chagas favorece la reproducción y ensanchamiento de la brecha de desigualdad social en la región.