¿Qué son son los asesinatos selectivos?
Las Naciones Unidas en un informe especial (Report of the Special Rapporteur on extrajudicial, summary or arbitrary executions, Philip Alston) define los asesinatos selectivos como actos de fuerza letal usados por el Estado u otros grupos armados contra individuos específicos que no están bajo su custodia. Estos asesinatos pueden llevarse a cabo en conflictos armados o en tiempos de paz, en territorio propio o en terceros países. El elemento común radica en que se identifica un sujeto considerado una amenaza y al que es difícil acceder y se planifica su muerte.
Los asesinatos selectivos no son una idea nueva. Romanos, griegos y persas recurrieron a esta técnica para eliminar a los líderes de sus enemigos. Los métodos para llevarlos a cabo tampoco tienen que ser especialmente sofisticados: veneno, francotiradores, coches bomba o misiles, entre otros. Sin embargo, en los últimos años estos asesinatos se han convertido en una táctica esencial y troncal de la defensa de algunos países. Y la generalización del uso de drones ha contribuido a su expansión.
Su uso está dirigido a la lucha contra el terrorismo y a las guerras asimétricas, situaciones donde llevar a cabo otro tipo de ataque tiene un gran coste económico y humano. Además, las nuevas tecnologías permiten que no se pongan en peligro las vidas de soldados, minimizando así la reacción de la opinión pública. Y aunque eliminar a personas específicas no pone fin a un conflicto, puede minar la moral del oponente al acabar con su líder y perjudicar su capaz organizativa y de combate.
¿Quiénes los llevan a cabo?
Algunos de los países que han recurrido a los asesinatos selectivos son Israel, Rusia y Estados Unidos. El primero en generalizar y legalizar la práctica fue Israel en 2000, cuando reconoció estar llevando a cabo acciones de este tipo para luchar contra el terrorismo. Hasta ese momento negaba categóricamente recurrir a estos actos. “No hay ninguna política de asesinar sospechosos y nunca la habrá”. Por otro lado, Rusia hizo uso de una operación militar de este tipo en 1999 en Chechenia. La medida fue también calificada como antiterrorista y se dirigió contra los grupos que encajaban en su descripción de terroristas. El caso fue muy controvertido en tanto que gran parte de la población fue etiquetada como tal.
En Estados Unidos su uso se extendió a partir del 11 de septiembre, aunque ya se habían llevado a cabo asesinatos selectivos durante la guerra fría e incluso antes. Algunos consideran que la primera operación de este tipo fue la que acabó con la vida de Isoruku Yamamoto, almirante japonés y cerebro del ataque a Perl Harbour. Desde entonces, dos casos han sido especialmente sonados: el de Osama Bin Laden y el de Anwar Al-Aulaqui, ambos en 2011. El líder de Al Qaeda fue abatido en su casa en Pakistán por tropas americanas; según Leon Paneta, exdirector de la CIA y ex secretario de defensa, se planteó la posibilidad de bombardear el sitio, pero habría resultado en demasiadas muertes de civiles. Por el contraio, Al-Aulaqui, que era ciudadano estadounidense, fue atacado con un dron mientras se encontraba en Yemen.
El uso de drones en asesinatos selectivos
La CIA recurrió por primera vez un ataque letal con drones en Yemen en 2002 y su siguiente campaña fue en Pakistán en 2004. Pero no ha sido hasta los últimos años que la cuestión –su legalidad, su moralidad, sus límites– se ha puesto sobre la mesa. Por supuesto, los asesinatos selectivos con esta tecnología no han escapado al debate. Desde 2008, EE UU ha aumentado de manera exponencial este tipo de operaciones.
Durante los dos primeros años de la administración de Barack Obama, el presidente autorizó casi cuatro veces más ataques con drones en Pakistán que el gobierno de George W. Bush a lo largo de ocho años. En 2010 los ataques alcanzaron su pico más alto y al año siguiente comenzaron a reducirse de nuevo. En total, entre 2009 y 2013 se calcula que se han llevado a cabo 291 ataques, dando como resultado entre 1.299 y 2.264 muertos. Sin embargo, el porcentaje de civiles y desconocidos muertos durante la presidencia de Bush era del 40% en Pakistán y con Obama esta cifra ha bajado hasta el 7%. Los últimos dos años las bajas de civiles han alcanzado sus mínimos, lo que se explica por una mayor precisión en los ataques. En International Security puede encontrarse una lista de todos los líderes asesinados en Yemen y Pakistán.
Normalmente la CIA se encarga de las operaciones con drones en zonas de paz como Pakistán y el departamento de Defensa en las de guerra como Irak, Afganistán o Libia. En ocasiones, se han dado campañas conjuntas como la llevada a cabo en Yemen. Obama se comprometió en 2013 a aumentar la transparencia de estas prácticas desplazando a la CIA y aumentando las competencias el departamento de Defensa. No obstante, se sigue interponiendo el secretismo como norma y la CIA continúa al frente de la mayoría de las operaciones.
Pero EE UU no es el único país que ha empleado ataques letales con drones. Reino Unido también han recurrido ha este arma en Afganistán. De hecho, el 55% de los británicos apoya este tipo de operaciones, cifra que aumenta hasta el 67% si hay garantías de que no habrá bajas de civiles. Otros Estados están desarrollando programas de drones letales. China e Irán ya los poseen aunque aún no los han utilizado y dentro de la Unión Europea, Alemania, España, Francia, Grecia, Holanda, Italia y Polonia los producirán conjuntamente a través del programa MALE a partir de 2020. Francia y Reino Unido también tienen un programa conjunto que estará operativo en 2018. Asimismo, Rusia, India y Pakistán los tendrán pronto.