El 31 de octubre de 2020 se cumple el vigésimo aniversario de la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que se ha convertido en la referencia internacional sobre el papel de las mujeres en los procesos de paz y en la seguridad en general. La resolución fue el punto de partida para un conjunto de normas, políticas y planes de acción sobre mujer, paz y seguridad en la propia ONU, en organizaciones como la OTAN y en los 86 Estados que, el pasado agosto, habían adoptado ya planes de acción nacionales para implementarla. España fue pionera en esta iniciativa –el primer plan se aprobó en 2007– y hoy se ha convertido en un país líder y en motor de su desarrollo, con una intensa actividad internacional para apoyarla.
La Resolución 1325 supuso un hito, porque fue el origen de la aplicación del criterio de género en los ámbitos de seguridad y defensa, y del reconocimiento de las mujeres como agentes activos en la prevención, gestión y solución de los conflictos, no solo como víctimas de ellos. Y esta participación se contempla de una manera global, tanto desde la perspectiva de las mujeres locales como de aquellas que forman parte de las fuerzas armadas u organizaciones desplegadas.
La Resolución 1325 y su acervo derivado están interconectados con la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, cuyo objetivo 5 introduce la cuestión de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer. Los objetivos 16 y 17 requieren, respectivamente, promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas, y la formación de alianzas para lograr esos objetivos. Las iniciativas de la ONU han consolidado de manera internacional la idea de que no puede concebirse el progreso sin considerar la igualdad de género, y no puede concebirse la seguridad sin reflexionar…