Autor: Angela Merkel
Editorial: Kiepenheuer & Witsch
Fecha: 2024
Páginas: 763

Una ventana a un mundo que ya no existe

Merkel ascendió aupada por su condición de mujer joven y del Este. Pero no fue fácil sobrevivir en un mundo de hombres del Oeste.
Ana Carbajosa
 | 

Aquel jueves de 1989, Angela Dorothea Merkel fue con su amiga a la sauna, como cada semana. Después tomaron una cerveza. Pero aquel no era un jueves cualquiera. El jerarca de la República Democrática Alemana, Günter Schabowski había anunciado que los ciudadanos de la Alemania oriental podrían cruzar al Oeste. El muro de Berlín había caído y con él, la RDA y el mundo como lo conocíamos hasta entonces. El ambiente era embriagador, pero la joven Merkel, tras dar un breve paseo por el Oeste volvió a su casa a las once porque al día siguiente tenía que trabajar en la Academia de Ciencias de la RDA. No se alteró. Mantuvo la cabeza fría.

Esta es solo una de las anécdotas de las memorias de la primera mujer canciller de Alemania. Constituyen un retrato personal y minucioso de la historia moderna de Alemania y de Europa a través de la vida de la política conservadora. Merkel se mantuvo en el poder durante cuatro mandatos consecutivos y dejó la vida pública por decisión propia, sin perder una elección y con las encuestas a su favor. Toda una rareza.

Sus memorias son la historia de una mujer que ha tenido dos vidas. Una, de 35 años en la Alemania comunista y una segunda, en el país ya reunificado que gobernó durante 16 años con éxito.

 

«Es un retrato personal y minucioso de la historia moderna de Alemania y de Europa a través de la vida de la política conservadora»

 

Comprender la primera vida de Merkel, en ese país que ya no existe, resulta fundamental para entender la personalidad de esta figura histórica, con una forma de hacer política que le ha proporcionado incontables éxitos: el llamado método Merkel.

En la RDA aprendió a ser precavida, a callar ante las preguntas-trampa de los profesores, deseosos de averiguar, por ejemplo, si veían la prohibida tele occidental. Aprendió a leer entre líneas y a esperar. A ceder y a moverse dentro de lo posible. “La vida de la RDA era una vida de equilibrios constantes”, cuenta Merkel, en la que todos eran conscientes de que si traspasaban los límites políticos, su vida podía cambiar en un instante. Todo eso ha dado lugar a la “política de los pasos pequeños”. Prudente, paciente, medida y capaz de escuchar y comprender a su interlocutor, ha sabido esperar y levantarse de la mesa de negociación en el momento adecuado, casi siempre, con un acuerdo debajo del brazo.

Describe Merkel cómo la RDA se fundió en una exitosa reunificación con unas cicatrices que ahora son apoyo a la extrema derecha. En el Este del país, la ultraderecha más radical no deja de cosechar éxitos electorales complicando hasta el extremo la gobernabilidad.

Su segunda vida, la de después de la caída del muro de Berlín, arranca cuando abandona su carrera científica y se apunta a Despertar Democrático que se fundiría con la CDU, la Unión Democristiana. Escaló rápido por su capacidad, pero también por ser mujer, joven y del Este. Era una figura muy necesaria en aquel momento histórico, pero su ascenso estuvo cargado de obstáculos. Sobrevivir entre hombres del Oeste, donde Merkel era un “cuerpo extraño”, supuso una lucha que ha perdurado hasta el final de su carrera.

 

«La Alemania del Este se fundió en una exitosa reunificación con unas cicatrices que ahora son apoyo a la extrema derecha»

 

Sus memorias transmiten la sensación de que nunca fue realmente aceptada en su partido. En parte por venir del Este, pero también porque representaba una versión más centrada del conservadurismo político alemán. Se dice que “socialdemocratizó” la CDU, y es cierto. Logró acaparar el centro político alemán asegurando a la CDU, durante más de tres lustros, el poder que tanto ansiaban los que siempre la subestimaron.