En el último cuarto del siglo XX Portugal ha transformado en profundidad su política y su economía. El país ha pasado de una dictadura a una democracia plenamente consolidada e integrada en la Unión Europea, a la vez que ha superado los principales obstáculos para la modernización de su economía. Los portugueses forman parte del grupo de cabeza de la Unión Económica y Monetaria, pero aún tiene importantes retos, como la reforma del sistema educativo, la reducción del peso de la agricultura, la mejora de su infraestructura de comunicaciones o la conclusión del proceso de privatizaciones.