Hace 50 años, el 21 de julio de 1969, Richard Nixon hizo la “llamada telefónica más importante de la historia”. El entonces presidente de Estados Unidos descolgó el aparato para hablar en directo con el comandante Neil Armstrong, que acababa de convertirse en la primera persona en caminar sobre la Luna. “Gracias a lo que habéis hecho, los cielos ya son parte del mundo de los hombres”, dijo Nixon. “Gracias, presidente”, contestó Armstrong, a 380.000 kilómetros de la Tierra. “Es un privilegio estar aquí representando no solo a EEUU, sino a los hombres de paz de todo el mundo, hombres con intereses, curiosidad y una visión de futuro”. Probablemente Armstrong no fue consciente de que sus palabras podían excluir a ingenieras, programadoras y especialistas: mujeres que habían hecho contribuciones fundamentales al programa Apolo de la NASA, para llevar por primera vez a un humano a la superficie de nuestro satélite.
Pasado medio siglo, el interés por regresar a la Luna ha resucitado. Las principales potencias espaciales clásicas, lideradas por EEUU, y otras emergentes como China e India, planean ambiciosas misiones espaciales para reconquistar el satélite. Estos son ya otros tiempos, y frases como las de Armstrong y Nixon serían impensables. El administrador de la NASA, Jim Bridenstine, ha asegurado que la primera persona en regresar a la Luna 50 años después será una mujer. El nuevo programa espacial que lo hará posible se ha bautizado Artemisa, diosa de la Luna y hermana de Apolo en la mitología griega. Es “probable” que el primer humano que pise Marte también sea una mujer, según Bridenstine.
Presionada por el presidente Donald Trump y su vicepresidente, Mike Pence, la NASA ha fijado el primer aterrizaje de astronautas en la Luna para 2024. Es un acelerón considerable respecto a los planes iniciales de…