Ante la censura y el control de los cibercafés, la juventud árabe, confiada y ambiciosa, se ha lanzado a la calle para demostrar su descontento.
Generación “inestable”, “esquiva”, “astuta”, “taimada”, “tramposa”… Son algunos ejemplos de los horribles, o al menos elocuentes, atributos con los que se difamaba y manchaba a los jóvenes árabes. La ausencia de oportunidades para el diálogo, los juicios constantes y la evaluación paterna les hicieron descuidar las defensas. ¿Realmente se lo merecían?
Era habitual, tanto desde el punto de vista social como desde el de la seguridad, lanzar la famosa pregunta de ¿qué relación hay entre usted y esos chicos? Se planteaba a cualquier persona implicada en asuntos políticos o de Derechos Humanos con un historial o afiliación respetable. Esos chicos desarmados se encaminaban en realidad hacia el día histórico en el que rodearon al aparato de seguridad del Estado y ganaron físicamente esa desigual batalla (Alejandría, 4 de marzo de 2011)…