Estudios de Política Exterior, SA, grupo editorial que edita la revista que tiene en sus manos –o está viendo en una pantalla– entra en una nueva etapa. Se renuevan las personas, pero no los objetivos, y mantiene la misma ambición que le inspiró en 1987, cuando fue fundado por un grupo de entusiastas de la libertad, el espíritu crítico y la necesidad de disponer de un instrumento, en idioma español, que analizara en profundidad cualquier aspecto relacionado con el escenario internacional, la política exterior y el papel de España en el mundo.
Entre ellos, quiero destacar a quien ha sido su fundador, director de esta revista y, en definitiva, el alma del proyecto: Darío Valcárcel, hoy nuestro presidente de honor. Han sido 33 años de intenso y productivo trabajo que merece todo nuestro agradecimiento y, cómo no, nuestra admiración. Darío sigue con nosotros, con sus ideas, su energía y su gran personalidad.
En su generosidad, ha optado por dar un paso al lado –que no atrás– y el consejo de administración del grupo, presidido por Rafael Atienza, ha tomado la decisión de nombrar a un nuevo consejero delegado, responsable de todas las actividades empresariales y editor de las diversas publicaciones escritas o digitales, y entre ellas, de esta revista. El honor de asumir esa responsabilidad es de quien firma esta carta. Me siento profundamente agradecido a los que han depositado su confianza en mí y, por supuesto, muy ilusionado por intentar estar a la altura de los fundadores, continuar con este apasionante proyecto y, en la medida de lo posible, hacerlo crecer en difusión, prestigio y proyección intelectual.
Lo hago con un equipo que se ha ido consolidando en los últimos años y con el que cuento totalmente. Empezando por la, hasta ahora, subdirectora, y hoy nueva directora, Áurea Moltó. Áurea tiene la experiencia, el conocimiento y el rigor intelectual necesarios para afrontar con éxito esta nueva etapa. Y lo hace con un equipo sólido, conjuntado, lleno de empuje y comprometido con el proyecto de ser el grupo editorial de referencia, en español, sobre nuestra política exterior y las relaciones internacionales.
Unas relaciones internacionales caracterizadas por un cambiante escenario geopolítico que poco tiene que ver con el que hemos conocido en la segunda mitad del siglo XX –el mundo bipolar– o con el que creíamos que íbamos a vivir desde la caída del muro de Berlín, con una única superpotencia y con la extensión de los valores de los vencedores de la guerra fría; esto es, los valores occidentales.
Hoy, el mundo se dibuja alrededor de la irrupción vertiginosa de otra gran superpotencia, del retorno de antiguos poderes y la aparición de nuevas potencias. Se está configurando un mundo bipolar imperfecto, con poderes regionales con ambición de proyección global y con una crisis de las instituciones multilaterales, surgidas a raíz de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial bajo la inspiración y el liderazgo de Estados Unidos.
Esta crisis institucional es también una crisis de valores, en la medida en que la pretensión de hacer universales los valores occidentales no es compartida por los nuevos actores, y que el liderazgo de EEUU no solo es cuestionado desde fuera, sino que es también objeto de revisión desde dentro. Un cuestionamiento y una revisión que se produce, asimismo, dentro y fuera de las sociedades occidentales, que afecta de forma específica a Europa y la plasmación de su proyecto político compartido, la Unión Europea. Nuestro país, España, no es en absoluto ajeno a esa dinámica.
Y llegó el Covid-19
El mundo y la historia de la humanidad están forjados con grandes crisis, transformaciones profundas y constantes variaciones de la correlación de fuerzas. Hoy vivimos el impacto de dos vectores extraordinarios: la globalización y la revolución tecnológica asociada a la digitalización. Las consecuencias de ambos fenómenos son extraordinarias y están acelerando el ritmo de la historia, como nunca antes la humanidad había conocido. No solo configuran nuevas realidades imprevisibles y desconocidas, o de efectos impredecibles (como el cambio climático) sino que renuevan de forma radical acontecimientos que, de alguna forma, ya habíamos conocido en el pasado, como es el caso de las grandes pandemias.
Hoy, la humanidad en su conjunto ha vivido esa nueva realidad con el Covid-19. Los retos desde el punto de vista sanitario y económico son enormes, así como sus consecuencias políticas y sociales. Pero, siendo las epidemias un fenómeno recurrente en la historia, jamás los efectos habían sido tan globales y tan inmediata la difusión.
El núcleo de este número de POLÍTICA EXTERIOR se dedica al análisis de la pandemia desde diferentes y muy variadas perspectivas, que pretenden ir más allá de la coyuntura o del debate político a corto plazo y se adentran en los aspectos estratégicos y de medio-largo plazo que pueden derivarse de la misma. Me temo que tendremos que seguir ocupándonos de ello en el futuro.
En cualquier caso, las dinámicas geopolíticas estructurales y de fondo siguen ahí. POLÍTICA EXTERIOR va a estar en los debates pertinentes y, como lo demuestra nuestra presencia creciente en América Latina, cada vez más como un referente imprescindible, global y en español, de la reflexión crítica, abierta, plural y rigurosa sobre un escenario internacional en cambio permanente que afecta nuestras vidas de forma directa y trascendental.
Nuestro objetivo sigue siendo intentar ofrecer luz, capacidad de interpretación y comprensión, allí donde prevalece la confusión y la incertidumbre. Estamos empeñados en ello.
Josep Piqué
Consejero Delegado y Editor